Silvio Méndez
Con el solo propósito de andar en bicicleta por la ciudad, un grupo cada vez más numeroso de amigos, desconocidos y entusiastas se reúne todos los primeros domingos de cada mes, por la tarde, en la Plaza Alberdi, más conocida como del Bombero (en Urquiza y Salta). El destino y el recorrido lo deciden en el momento, y la propuesta es lanzarse hacia algún punto que los lleve a volver a disfrutar de un medio de locomoción poco habitual para los paranaenses.
La iniciativa, que nació allá por marzo de este año, se planteó en un primer momento como un modo de promover el uso de la bici, pero también con la idea de redescubrir la trama urbana de un modo distinto al que se percibe y transita cotidianamente. Movimientos similares en su tipo se repiten en el mundo y algunas localidades de la Argentina bajo el nombre de Masa Crítica, pero sus impulsores conocieron de estas coincidencias un poco después.
Lo cierto es que la Deriva Bicicletera de Paraná se nutre de distintas intenciones de quienes se suman a pedalear. Conviven en algunos las ganas de un esparcimiento lúdico colectivo, hasta las de participar de hecho artístico y político en otros. De todos modos, se reconoce que en estos encuentros –en que conviven diversas voluntades- se ha puesto en la superficie una cierta reflexión sobre la disposición y concepción de los espacios públicos.
Así fue que, siguiendo los sinuosos caminos de estas tentativas, la última incursión de la Deriva Bicicletera llegó hasta el murallón que se ha levantado en barrio Los Arenales. Allí, junto a vecinos del lugar, intervinieron con grafitis, esténciles y pintadas la enorme pared hecha por un privado por la cual se separara el country fluvial que se construye sobre los terrenos públicos que pertenecían a la antigua playa, y un caserío de viviendas humildes de antiguos pobladores.
Lúdico y político
Uno de los medios que ha encontrado la Deriva Bicicletera para la convocatoria y difusión de la iniciativa es a través de la red social de Internet Facebook. En el perfil del grupo se encuentra en parte esbozada la propuesta, en donde los partícipes se definen a sí mismos como celebradores de la bicicleta, es “el medio de locomoción perfecto: económico, saludable, silencioso, no contamina y, además, se adapta a la perfección al cuerpo humano. Andar en bicicleta permite reconocer y reapropiarse de las calles de la ciudad, disfrutando de una tarde al aire libre con amigos”, afirman.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)