J.A.

(De ANÁLISIS)

Una investigación por narcomenudeo de la Policía Federal de Paraná desbarató este miércoles una banda dedicada al narcomenudeo con sede en el barrio Paraná XVI y con otros domicilios para guardar y fraccionar la droga. Se trata del clan liderado por Fabián González, más conocido como “Cabeza de Fierro”, y su pareja Daniela Castillo, ambos con condenas federales por venta de drogas. Por eso, los llaman “Los Fierro”. Tienen varios vehículos a sus nombres y el puesto de expendio vendía alrededor de 400 dosis diarias de cocaína. No quedaron detenidos porque no se halló droga en su casa, pero están apuntados en la causa como quienes dirigían el negocio. Arrestaron al hijo de ambos y a otros tres soldaditos, e incautaron dinero y unas 750 dosis de cocaína, de buena calidad pero muy estirada.

Según se informó a ANÁLISIS, los investigadores de la fuerza federal en la capital provincial comenzaron por el punto de venta de drogas que recibía a clientes consumidores durante todo el día, ubicado en calle Ñandubay y Burmesteir. Se trata de una vivienda que pertenece a Cabeza de Fierro pero que estaba siendo utilizada exclusivamente para el narcomenudeo, aunque de vez en cuento dormían algunas personas.

Ese lugar era atendido durante toda la jornada por un empleado de la banda, apodado “Poli”, con la fachada de un kiosco. Es un búnker con aberturas ultra reforzadas: la puerta tenía dos trabas horizontales y dos verticales. A las 10 de mañana llegaba el hijo de Cabeza de Fierro, abría con llave el lugar y a los pocos minutos comenzaban a llegar los clientes, sin parar.

La investigación pudo establecer no sólo cómo funcionaba el búnker, sino también la participación de otras personas y lugares que funcionaban vinculados al negocio narco. Así, identificaron a dos personas más que cumplían otros roles: por ejemplo, un muchacho que abastecía de dosis de cocaína cuando se agotaban las ventas. De este modo, ubicaron una vivienda en el barrio Paraná XIII, por calle 1° de Mayo, que funcionaba de aguantadero para el fraccionamiento de la droga, habitada por un muchacho de perfil bajo con un empleo legal.

Allanamientos, droga y plata

Con la información reunida durante la pesquisa, se presentó el informe a la fiscal Sofía Patat, quien solicitó los allanamientos que la Justicia autorizó para la mañana de este miércoles. Fueron ocho procedimientos en total.

Al búnker pudieron ingresar rápidamente rompiendo la puerta y las trabas, por lo que quien estaba adentro no alcanzó a descartar la droga. Hallaron alrededor de 100 dosis de cocaína y detuvieron al vendedor. Como suele encontrarse en estos lugares, hallaron un sistema de descarte con un caño de 110 milímetros en el suelo que pasa por debajo de las cloacas, para tirar las bochitas de droga, y al lado había tres baldes llenos de agua para tirarlos por el caño para que corran las sustancias.

En la casa del hijo de Cabeza de Fierro, ubicada en uno de los pasillos del mismo barrio Paraná XVI, hallaron unos 400.000 pesos. En la vivienda del Paraná XIII donde fraccionaban la droga, había unas 600 dosis listas para reponer en el kiosco.

También allanaron la caza de González y Castillo, ubicada en otra zona de la ciudad, en calle Espeleta y Sudamérica. Allí secuestraron unos 500.000 pesos.

En los otros domicilios allanados no se hallaron elementos de interés. Entre otras cosas también fueron secuestrados celulares, que serán peritados, así como balanzas y elementos utilizados para el corte de la droga, y unas 750 dosis de cocaína. El peso total de la cocaína fue de unos 450 gramos.

Cuatro detenidos, otros en suspenso

Los detenidos fueron cuatro: el hijo de la pareja mencionada, Poli (el vendedor) y otros dos colaboradores.

Cabeza de Fierro y Castillo no quedaron detenidos, pero se aguarda por las pericias de los celulares para saber si serán imputados o no. Sí surgió que iban frecuentemente al domicilio que funcionaba como búnker de droga.

Los Fierro tienen varios vehículos a sus nombres (autos y un camión), pese a que supuestamente no cuentan con trabajos legales conocidos.

En este búnker cada dosis de cocaína costaba 1.500 pesos, y el gramo lo vendían a 6.000 pesos. Si vendían alrededor de 400 dosis al día (a veces más, a veces menos), sólo este clan de narcomenudeo se hacía con unos 600.000 pesos por jornada. Y esto en un cálculo conservador si las dosis que se cuentan eran las más baratas. Basta seguir multiplicando para saber cuánto ganaban por semana o por mes.

Si bien la cocaína que se proveían era de muy buena calidad, según lo que surgió del test reactivo, pero la estiraban mucho con otras sustancias, por lo que había recurrentes reclamos de los clientes.