Adrián Pino - Américo Schvartzman
(desde Concepción del Uruguay)
Una pareja y dos amigos denunciaron haber sido golpeados duramente por cuatro policías cuando salían de un baile en Parque Sur. La represalia se inició contra una joven con la que uno de los policías tenía cuestiones personales, y terminó en una paliza contra su pareja y dos amigos. Un nuevo caso de abuso de autoridad que incluyó golpes, cachiporrazos, violación de domicilio y amenazas por parte de los policías. Desde la fuerza aseguran que si los policías cometieron algún exceso, tendrán que hacerse responsables.
Los bailes de carnaval de Parque Sur habían convocado a cientos de personas, que en la noche del domingo 13 de febrero bailaron al son de Los Palmeras. Ya en la madrugada del lunes, con el sol saliente, la joven Carla Lorena Olivares Pedroza se retiraba rumbo a su casa cuando un efectivo policial se le interpuso en el camino y comenzó a zamarrearla en la esquina de Cochabamba y Moreno. “Esto te pasa por haberme denunciado”, le dijo el alterado policía. “Vos no sabés lo que es meterse con un policía”, le advirtió. Se trataba de Horacio Piñeyro, un policía que formaba parte del operativo de seguridad del baile. Mientras esto ocurría a la vista de todos, otros tres policías que lo acompañaban observaban impávidos la escena.
“No te metás”
Al ver el episodio, una pareja que salía del baile increpó a los uniformados reclamando la intervención ante el atropello del policía. “Vos no te metás”, fue la respuesta de los efectivos. En ese momento llegaba al lugar Luis Rodríguez, novio de la chica, y dos amigos, que comenzaron a los empujones con el policía y los otros tres efectivos (los policías Matías Murúa, Raúl Sigale y Daniel Suffo), que rápidamente intervinieron en defensa de su compañero. La discusión terminó con una dura paliza por parte de los policías, que golpearon con alevosía a los jóvenes y la chica. El abuso policial incluyó intimidaciones macabras con armas de fuego, en una especie de juego en el que uno de los policías le apuntaba a la cabeza a uno de los jóvenes y efectuaba disparos al aire.
Mientras un grupo de testigos que se retiraban del club reclamaban el cese de las agresiones, los cuatro jóvenes lograron salir corriendo e intentaron refugiarse en la casa de uno de ellos, a pocos metros de la escena. Pero los policías infringieron todas las normas y los persiguieron hasta el interior de la casa, donde prosiguieron con la golpiza.
Marcas en la cara y visibles golpes en la espalda y la cabeza (producto de los cachiporrazos) fueron el resultado de aquella madrugada de locos, en los que estos cuatro efectivos policiales hicieron gala de su “autoridad”. La chica terminó con el labio partido y algunas magulladuras en los brazos.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
