Internas y destinos. El meneado proyecto que declara la necesidad de la reforma constitucional duerme el sueño de los justos en algún cajón de la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados. La ajetreada consulta popular a la que echó mano el gobierno luego de que el Congreso de la Unión Cívica Radical (UCR) diera por tierra con las especulaciones oficiales de llegar a un acuerdo parlamentario que habilitara la convocatoria no duerme, pero bosteza. Fijada en un principio para el presente mes, a las semanas -aunque nunca se había formalizado su convocatoria- se pospuso, y más luego, se planteó para el 23 de octubre conjuntamente con las elecciones legislativas. En esta “carrera para adelante” en que está embarcado el oficialismo, no pocos especulan en que tampoco octubre es fecha cierta. Las fuentes oficiosas deslizan dudas acerca de su viabilidad, ya que -independientemente del resultado electoral- la imposibilidad de tornarla vinculante la vuelve neutra respecto a la posibilidad concreta de acicalar a los legisladores opositores a sumarse a la iniciativa reformadora. Además, aún pende de acciones legales que cuestionan su constitucionalidad y sobre las que deberá expedirse la Justicia en los meses por venir. De esta manera, cuestiones políticas y jurídicas configuran sobre el horizonte una nubosidad turbulenta. Amén de ello, las encuestas de opinión están marcando un panorama deprimido para las expectativas oficiales. Los sondeos señalan una caída en los votos del PJ y la posibilidad cierta de perder un diputado nacional a instancias del crecimiento de Emilio Martínez Garbino y el Nuevo Espacio. Más allá de las declaraciones altisonantes, ésta es la perspectiva que se dibuja en el imaginario del gobernador cuando repite en su despacho a cada intendente o legislador que “se debe priorizar la gobernabilidad”.
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El cristinismo. La tranquila tarde del domingo le permitió al gobernador el tiempo suficiente para telefonear a sus íntimos. “¡Esta noche fijate en la TV que salimos con los botines de punta!”, repitió una y otra vez. Anunciaba así la estudiada presencia de su esposa, Cristina Cremer, en el programa político de Canal 9 Litoral. Su olfato le comienza a señalar movimientos y sin titubear lanza al ruedo a su propia esposa. La movida no deja lugar a dudas. La señora es su candidata para gobernar la provincia a partir de diciembre de 2007. En forma paralela hace circular muestreos de opinión que la proyectan favorablemente y que de paso, ningunean las expectativas de Julio Solanas y de Juan Carlos Cresto. Busti se posiciona frente a la desgracia de no poder ser con una medicina que en lugar de sanear el cuadro lo agrava. El entusiasmo que puede despertar la candidatura de Cristina Cremer en la carpa chica no guarda sintonía con la búsqueda superadora de la sociedad.
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El gobierno. Que Busti no dé cuenta en profundidad sobre las tendencias que se mueven en relación al evento electoral de octubre es un dato fuerte, pues en eso ha sido un verdadero especialista. Pero las conductas que se expresan en las propuestas electorales tarde o temprano se reflejan en las acciones de gobierno. El gobernador, en este, su tercer mandato, no termina de asimilar la provincia que tiene enfrente. Pareciera no interpretar el tiempo nuevo. Sigue enfrascado en un manejo tactiquero promovido sin otro principio rector que no sea el escenario efectista. Esta actitud contrasta con una sociedad lacerada por años de agudo deterioro en el área que se mire. Entonces, las pompas y los bombos como entorno festivo para la entrega de un subsidio a un hospital o a una escuela -“curitas para curar un cáncer”-, se acercan a una ironía y, más que adhesión, despiertan rechazos. Hospitales y comisarías no gozan de mejor salud y si no resuenan tanto como el tema de las escuelas se debe sencillamente a que el habitante escolar se representa en la totalidad de la escala social, en cambio los hospitales y comisarías albergan casi en exclusividad a pobres y desamparados. Esta desidia y desaprensión no queda congelada en estos escenarios patéticos, se corren hacia todo el andar de la gestión provincial. De esa manera en el aspecto de recursos públicos la provincia es nación-dependiente. Viniendo de donde se viene, del cadalso montielista, la cuestión podría ser tomada como un dato de partida.
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El conflicto. Este ambiente gubernamental es impotente en encauzar la situación social compleja que se vive y en consecuencia el conflicto tiende a derramarse. La escalada a su vez se despliega en una progresiva más firme de lo esperado. Para hoy está programado un paro y movilización en el que confluyen la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER) y la Asociación Judicial de Entre Ríos (AJER). En fin, los gremios más dinámicos de la provincia, representativos de la CTA y emblemas en la lucha contra el autoritarismo gorila de Montiel. Nuevamente las chaquetas verdes se mezclarán con los guardapolvos blancos en la explanada de la Casa Gris. Esta movilización unitaria que garantiza masividad va a tener su repercusión en cualquier dirección que se imagine. Los gremios que activan la movilización han sabido ganarse un plano de confianza frente a la sociedad y la estrategia que han sabido diseñar facilita esa penetración.
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El hombre que faltaba. Hay innumerables acontecimientos de gran repercusión que han llamado la atención de la opinión pública sobre la situación en las cárceles del país. Las más recientes y consternantes sucedieron en la penitenciaría de Córdoba y en la cárcel de Coronda. La provincia no ha sido ajena a estas situaciones, aunque los hechos no han alcanzado la gravedad de aquellos, salvo los acontecimientos de la cárcel de Victoria en donde sí hubo que lamentar pérdida de vidas humanas. Es que el problema existe y aparece en formas menos dramáticas pero igualmente significativas, tanto que en las circunstancias de los motines de Córdoba y de Coronda, las autoridades provinciales no ocultaron el estado de tensión. La pasada semana el subsecretario de Derechos Humanos de la provincia, Roque Minatta, a propósito de una huelga de hambre de internos en la Unidad Penal de Concordia se ha dado por enterado de la dramática situación. En este sentido es importante hacer notar que la aparición del funcionario en cuestión no depara sorpresas. Por el contrario, se muestra parejo con la media de sensibilidad, inteligencia y compromiso que rodea al gobierno de Jorge Busti.
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