C. C.
El sello independiente Shagrada Medra nació en Paraná hace 11 años, cuando un grupo de músicos locales decidió generar su propio lugar de producción para difundir su obra. Al poco tiempo, el ingreso y el aporte de otros colegas lo transformaron en uno de los catálogos de música popular más importantes del país. En más de una década ya produjo 25 grabaciones de artistas de Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, Chaco, Buenos Aires y la República Oriental del Uruguay, entre otros lugares. Vienen en camino nuevos lanzamientos y reediciones. El sello presentó su propia página web y proyecta la emisión de micros en más de 40 radios para llevar el catálogo a los medios de largo alcance. Shagrada Medra, al parecer, ha encarado los desafíos que tiene la producción independiente ante las nuevas tecnologías y los tiempos que corren. ANALISIS dialogó con algunos de sus representantes para saber detalles de la trastienda de este exitoso proceso de trabajo cultural. Mientras tanto, este sábado el ciclo de recitales que producen continúa en la Sala del BERSA con la presentación de Verónica Condomí, Ernesto Snajer y Facundo Guevara.
Poco más de una década, 11 años, es una cantidad de tiempo interesante para ver los caminos que tomó una idea para llegar a su maduración. Esa idea es el sello musical Shagrada Medra, que empezó allá por 1994, gestada por tres músicos entrerrianos: Carlos Negro Aguirre, Ramiro Gallo y Luis Barbiero, como un espacio necesario para difundir la producción de estos artistas sin los rituales inaccesibles de las discográficas y productoras comerciales y a gran escala. Había una música argentina que golpeaba la puerta para ser compartida y que no comulgaba -ni comulga- con las banalidades de ciertos mercados musicales. Entonces no es casual que Shagrada surja a mitad del menemismo, del neoliberalismo a ultranza, como uno de los tantos antídotos de la producción independiente, entendida como militancia cultural, como defensa de creaciones e identidades culturales que merecen un espacio propio. Por su calidad, por ser genuinas y sobre todo por ser regionales en tiempos de la globalización.
“El sello nació de una necesidad de nosotros mismos como músicos, de tener un espacio donde editar y difundir nuestro material sin pasar necesariamente por el filtro de ninguna disquería o productora y manejar nuestras composiciones. Coincidió también con un fenómeno que se fue dando en Argentina y en el mundo: la idea de conformar catálogos chiquitos e independientes. Nosotros lo hicimos desde acá por una urgencia nuestra sin tener mucha idea en ese momento de esta realidad, de que este tipo de emprendimientos surgía en otras partes a la vez, proyectos similares con necesidades parecidas. Y los objetivos siempre han sido los mismos desde entonces hasta ahora. La idea creció al tomar conciencia de que si uno editaba independientemente, ese material quedaría suelto si no se lo unía con otras producciones. Haciendo estas conexiones, evidentemente, todas tenían más peso. Y a través del tiempo lo fuimos haciendo, todos amparados bajo nuestro nombre y nuestra forma de trabajar y grabar; al principio fue mucho más lenta la tarea de producción ya que salía un disco cada uno o dos años. Y después empezamos a vincularnos con otros músicos y la cantidad de propuestas fue mayor. Al principio era solamente de nosotros: de Carlos Negro Aguirre, Ramiro Gallo y yo”, explicó Luis Barbiero, claro referente del sello junto a sus compañeros, en diálogo con ANALISIS.
“En un primer momento teníamos una idea muy fantasiosa quizás pero al sumarse las producciones de otros artistas esto fue tomando forma. Hoy nuestro catálogo cuenta con 25 ediciones -contando a una que todavía no ha sido lanzada-”, agregó el músico y productor.
Para reforzar la difusión de sus artistas y de sus proyectos, los responsables del sello lanzaron hace poco la página web (www.shagradamedra.com.ar), que los proyecta de esta forma al mundo. Es un paso fundamental en la difusión de la música, de los testimonios de los artistas, sin depender de los medios masivos que muchas veces no le dedican a este tipo de manifestación el tiempo suficiente. Después de una década de trayectoria cabe preguntarles qué rumbos marcó el paso del tiempo en lo económico y lo tecnológico. ¿Es más fácil o difícil? “Claro, la revolución digital como fenómeno contribuyó a la democratización de los medios técnicos. Esto permitió que hoy se pueda registrar un buen material, decente en cuestión técnica en una home studio (estudio montado en una casa). Antes era impensable realizar una grabación sin pasar por un estudio de grabación profesional, que eran muy caros. Ahora toda esta etapa está más accesible”, puntualizó Barbiero. “De todos modos sigue siendo costoso. Porque aparte de la grabación hay que tener en cuenta la producción, la gráfica, la parte de diseño, aspectos que Shagrada Medra trabaja bajo una idea que engloba a todas las propuestas para darles sus características propias como sello. Un producto bien terminado. Todo esto también encarece los costos de producción, pero está bueno porque es lo que a la gente le gusta y espera eso de cada disco que sale del sello. Un producto bien terminado, no sólo desde lo musical sino también la propuesta estética de la que viene acompañada”, agregó Ángela Herrera, la cantante que luego de su viaje y actuaciones por Sudamérica coordina y produce el Ciclo 2005 de recitales del sello. “Realmente hay un montón de detalles y de pasos que es muy difícil enumerarlos. Pero hacer un disco es como tener un hijo. Porque uno cada vez más va afinando la oreja, eso te pone más exigente con vos mismo, desde componer la música, arreglarla, después grabarla, realizar la mezcla. Y cada una de esas instancias tiene infinidades de pormenores que durante todo el proceso te lleva a poner toda la atención ahí. Realmente es un trabajo muy grande”, justificó Barbiero.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
