Marcelo Comas

La decisión de los dirigentes de Atlético Paraná de rescindirle el contrato al entrenador Rolando Barrera tomó por sorpresa a más de un desprevenido, que pensaba que a pesar de la estrepitosa caída en Morteros por 5-0 ante 9 de Julio le iban a mantener la confianza puesto que el oriundo de Hernandarias fue el iniciador del ciclo cuando El Decano disputaba el Torneo Argentino C. No fue así y se prefirió cortar por el fusible más visible, es decir, el orientador del grupo, en un momento en que el equipo se cae a pedazos y no se avistan soluciones en lo anímico y futbolístico. Sin perder tiempo, la Fusión encabezada por Alejandro Schneider fijó sus ojos en un técnico de la vecina orilla: Alejandro Curcio, un hombre que se desempeñaba al frente de la Quinta División de AFA en Unión de Santa Fe. Por razones que se vinculan con su trayectoria se requirió de sus servicios para mantener al elenco de Barrio San Martín en la cuarta categoría del fútbol nacional.

El santafesino acredita trabajos junto a Carlos Trullet y Humberto Zucarelli, todos en el máximo nivel con Unión de Santa Fe. Entre los motivos que se pusieron sobre la mesa a la hora de rescindirle el contrato a Rolando Barrera, los dirigentes de La Fusión que conforman Atlético Paraná y Universitario de Villa Libertador San Martín argumentaron los vinculados a los malos resultados que venía cosechando el equipo en este Torneo Clausura.

En diálogo con este semanario, el dirigente Alejandro Schneider dio detalles de la charla que mantuvo con el ex técnico de Deportivo Strobel y dijo que “se hablaron temas de índole privado entre nosotros”. Con relación al cónclave en que se decidió la cesantía del oriundo de Hernandarias, Schneider consideró que tal medida “fue consensuada con los directivos de Atlético Paraná, y yo soy partícipe o apoyo la situación en este aspecto. Yo no puedo ser el único que define una situación en este club. Ellos creyeron que lo mejor era en este momento hacer un giro de 180 grados para lo que queda del campeonato. Ellos siempre han apoyado mi postura y quedó en mí darles mi respaldo una vez a ellos”.

Sobre las principales causas que determinaron la rápida salida del Roly, el directivo explicó que “llegó un momento en que era incontenible todo esto, ya el plantel tenía una cierta actitud que lo demostraba hacia el técnico, como que ya no había intenciones de levantar cabeza. Se denotaba un cortocircuito entre el plantel y el técnico, y eso iba a llevar irremediablemente a un descenso: cuando el jugador no te responde es el momento de decir basta”. Agregó que la relación dirigencia-técnico se mantenía “en buenos términos, no había ningún tipo de inconvenientes, más allá de que a veces como dirigentes podemos equivocarnos en varias cuestiones, como se habló principalmente que era de la consecución; hay muchas cuestiones que yo no las puedo ventilar a la prensa, ni a nadie, porque son temas inherentes al club y mueren ahí. Hay errores que cometemos los dirigentes en los cuales no tiene nada que ver el técnico y el entrenador también habrá cometido sus equivocaciones, igual que los jugadores”.

Consultado acerca de la posibilidad de esperar un tiempo prudencial para que se encamine el proceso futbolístico teniendo en cuenta que todavía quedan dos fechas por disputar y el equipo tiene chances de promocionar, el empresario fue claro: “Se evaluó siempre la continuidad de Roly hasta el final del campeonato. Pero lo que pasó la semana pasada en Morteros -caída ante 9 de Julio por 5 a 0-, más allá del resultado que realmente fue categórico, todo pasó por la situación que se vivió cuando terminó el partido. De los jugadores sin control, salieron a pegar por todos lados y después de un encuentro como el que se jugó lo mejor hubiera sido agachar la cabeza y salir como corresponde. Los futbolistas actuaron de una manera que al técnico quizás se le escapó ese detalle: el hecho de ir a la comisaría y después un montón de cuestiones que los jugadores del club hablaron con los dirigentes de Atlético Paraná. Un poco también se desencadenó por la presión del periodismo: llega un momento en que esa presión es fuerte, los resultados tampoco ayudan mucho como para poder mantenerlo y se tomó la determinación de despedirlo”, afirmó.

Los mismos pasos de Barrera siguió el defensor Marcelo Sosa, a quien expulsaron en Morteros por agredir a un rival y dejar a sus compañeros con un hombre menos en un momento clave del cotejo. Esta situación es casi similar a la acontecida con Antonio Todoro hace un tiempo atrás. En torno a este tema Schneider sostuvo: “Con Marcelo había hablado en su momento, en el mes de diciembre, de que se le daba una oportunidad más pero que no cometiera estas cuestiones sucedidas en Morteros. Se hizo expulsar tontamente, dejar el equipo con 10 jugadores, encima nos dejó con un penal en contra, con el equipo bofeteado y no se quedó con eso. Terminó el partido y fue a pegarle a un rival, agredieron a la Policía. Entonces llega un momento en que a los demás dirigentes se les colma la paciencia y yo, por más que respalde a estos jugadores que han venido con Universitario de Deportes, no puedo hacerme el sota y dejar que sigan haciendo lo que quieran; aparte, Marcelo venía una sola vez a la semana a entrenar o a veces dos y todo eso colmó la paciencia, más que nada en el trato que había con sus compañeros”. El dirigente continuó diciendo que no habrá más bajas en el plantel, aunque “ahora el nuevo técnico –Alejandro Curcio- viendo en la situación que estaban y los comentarios vertidos de que había jugadores que querían irse a Paraná Campaña a jugar o que los habían llamado otros clubes, va a hablar con la mayoría de ellos a fin de conocer la condición mental en que se encuentran para afrontar lo que resta del Argentino B. El que no esté con todas las pilas puestas para salvar a Atlético Paraná se va a tener que ir”, sostuvo.

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