Silvio Méndez
Sin un lanzamiento formal, desde hace meses la Secretaría de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de Entre Ríos ha comenzado a trabajar en la implementación de un plan piloto de Consejos de Seguridad Barrial, para lo cual escogió el barrio Mosconi de la capital provincial. Si bien el proyecto fue anunciado con la idea de generar un lugar de mediación entre la sociedad civil y la policía, la primera experiencia funcionaría en los hechos como un espacio para resolver conflictos comunitarios con una intervención medida de las fuerzas del orden. Extrañamente, este no sería el modelo de la jefatura policial, que ha pensado los consejos como lugar de acercamiento de los comisarios con los habitantes de cada jurisdicción y como un ente en el que se pueda recavar información de la vecindad para anticiparse a “los hechos”. En tanto, desde 2004, la Municipalidad de Paraná implementa los Pactos de Seguridad Barrial, que apuntan a terciar en torno a reclamos sobre servicios de la comuna y asistir con recursos la vigilancia estatal. Desde el municipio se expresó que no fueron invitados a participar del plan provincial, aunque igualmente están dispuestos a colaborar.
Anunciado tímidamente a mediados de febrero de este año, el secretario de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la provincia, José Carlos Halle, informó acerca de la conformación de los Consejos de Seguridad Barrial (CSB) en la ciudad de Paraná. El nuevo ente, se dijo, sería implementado a partir de marzo en la jurisdicción del barrio Mosconi como un plan piloto con el objeto de servir a que “la sociedad civil se involucre en los barrios”. En esta ocasión, Halle argumentó que si bien la labor policial era “sumamente importante”, el tema de la seguridad debía abordarse desde distintas aristas, por lo que pensó necesaria la participación de las organizaciones intermedias, entre las que mencionó como “sus expresiones civiles más auténticas”, las “iglesias, ONGs y hasta ciudadanos en forma independiente”, concedió. Asimismo, cuando se dio a conocer la novedad, el funcionario indicó que el propósito era comenzar el trabajo en Mosconi y, luego, extenderlo a otros barrios de la capital provincial.
El programa, sin mucha publicidad y sigilosamente, comenzó a funcionar ese mismo mes, con la puesta en funcionamiento de un local del CSB y un destacamento policial en la vecindad escogida. En rigor, la idea madre de poner en práctica los consejos es del jefe de la Policía de Entre Ríos, Héctor Roberto Massuh, desde cuando era director de Operaciones y Seguridad de la fuerza. Hace un año, en vínculo con la Secretaría de Estado, Massuh mencionó un bosquejo general, que fue tomado como base para esta iniciativa. Si bien los CSB contemplan la participación de las fuerzas del orden, en concreto, la primera experiencia implementada más bien tiende a un perfil de construir un espacio de trabajo social barrial, tal cual lo explicó Mariano Veloz, coordinador de área en la Secretaría de Justicia, Seguridad y Derecho Humanos. En este sentido, la policía, lejos de acercarse a la comunidad, como es la pretensión de Massuh, más bien supondría un papel con la menor intervención posible. Para el jefe policial, en cambio, el nervio motor de echar a andar los CSB es tratar de hacer funcionar un modo de colocar a los jefes de las comisarías en un vínculo directo con los habitantes de cada uno de los distritos, conocer sus necesidades y estrechar las relaciones institucionales.
En declaraciones a la prensa, Massuh destacó que los consejos estarían conformados por vecinales, ONG’s y la fuerza, de tal manera que “la autoridad policial pueda contar con una herramienta importante para obtener más información sobre la vida del barrio en cuestión”. Asimismo, el titular de fuerza de seguridad resaltó que “en el espacio habrá voz y comunicación directa entre todos los interlocutores que estarán en condiciones de mejorar la convivencia barrial”. En este sentido, amplió: “Se pretende que en los consejos los vecinos puedan llevar sus problemas, inquietudes, alternativas o sugerencias que serán analizadas por los integrantes y que permitirán a los jefes de comisarías contar con datos e información de sumo interés. Con la iniciativa, apuntamos a adelantarnos a los hechos, ya que se utilizará en forma diagramada la información recolectada; por lo menos en numerosos lugares estos consejos funcionan muy bien y pretendemos traer tales experiencias”, completó. Por último, el titular de la fuerza señaló que “el ente mediador entre la sociedad y la Policía buscará solucionar las problemáticas barriales lo que derivará en mejorar la confianza entre las partes y la segura reducción de los índices delictivos”, sostuvo.
Por otro lado, desde que se creó la Subsecretaría de Seguridad en el ámbito de la Municipalidad de Paraná en 2004, se han puesto en marcha los denominados Pactos de Seguridad Barrial. Estos “convenios” entre la comuna y los vecinos tienen por objeto encauzar las quejas y pedidos relacionados con los servicios que presta el municipio y que se vinculan con la “seguridad”, del mismo modo que se asiste y coordinan tareas con la policía. Si bien esta iniciativa forja una referencia importante, desde el municipio se dijo que aún no han sido convocados a participar del plan provincial, aunque de igual forma están dispuestos a colaborar.
Esta suerte de disonancia entre planes desde el Estado, de proyectos y prácticas sobre un área tan sensible como lo es intervenir en la denominada “seguridad urbana”, abre grandes interrogantes que oscilan entre el real alcance de su intención política y el grado de improvisación. Lo mismo se extiende a lo simbólico; el mismo gobierno que un año atrás inauguraba el monumento nacional al policía -“democrático”, aclaró el mandatario provincial en el acto-, hoy tapiza los establecimientos educativos con placas que evocan la memoria sobre la dictadura con el nombre del “Gobernador Jorge Busti” esculpido enorme en letras de molde.
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