-Confianzas no respondidas. En aquellos momentos críticos de la Argentina, Ricardo Balbín se envalentonó y decía que se iba a llegar a las elecciones, "aunque sea con muletas". El proceso electoral no llegó y en su lugar se desató una de las dictaduras más crueles de la historia. Las elecciones del IOSPER parecían no llegar nunca. Y cuando llegaron fue tras varios tumbos de manera que las consecuencias de su resultado aparecen aún inciertas. La historia que comenzará a escribirse en breve terminará definiendo en qué medida los magullones envilecen el proceso normalizador o, si a pesar de los muchos problemas, termina siendo un tránsito que recupere la obra social como prestadora de servicios de salud eficientes para los activos y pasivos provinciales y municipales. Como todo lo que sucede en estas horas, el proceso electoral del IOSPER se instala en el medio de múltiples cruces, proyectos de todo tipo y alianzas que en horas se arman y desarman. En los papeles el escrutinio definitivo dado a conocer por la Junta Electoral dice que la Lista Unidad, prohijada por el secretario general de ATE, Edgardo Massarotti, se impuso en cuatro estamentos y que la contra, pergeñada por el mandamás de UPCN, José Allende, en otros tres. Sin embargo, la mayoría obtenida en las elecciones por la Lista Unidad se enturbia por varias cuestiones. Desde la Asociación Trabajadores del Estado han impugnado en sede administrativa la confección de los padrones a cargo de una sospechada Junta Electoral que, lejos de ser garante de equidad y transparencia del proceso electoral, se ha movido subordinada a las decisiones de Allende y UPCN. Este cuestionamiento tiene final abierto, y si los demandantes ajustan sus movimientos de manera de no quedar en el camino por cuestiones formales o procedimentales, el sentido común indica que su razonabilidad puede llegar a cambiar el rumbo de un resultado electoral repudiable por tramposo y fraudulento. La maniobra que habría sido urdida por pícaros con experticia en el barro de la interna partidaria, finca en groseras manipulaciones al padrón del segmento de Activos del Estado provincial. La "picardía" apañada desde la Junta Electoral consistió en traspasar a más de 3.200 electores que habían participado en la consulta realizada meses atrás y en la cual se impuso ATE desde el padrón de Activos al de Docentes. De esta manera se birló de las propias manos de Massarotti una importante base de sustentación electoral que había demostrado una fuerte inclinación a apoyar un cambio en el manejo de la obra social.
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-Intereses. El despliegue y protagonismo del propio gobernador en el proceso del IOSPER adquiere su sentido en una particular priorización de intereses que hace Jorge Busti de las urgencias entrerrianas. En el mejor de los casos, preso de compromisos con lo peor de la política partidaria admite que no podía dejar abierta a una política alternativa la administración de la principal obra social de la provincia. En ese sentido ha sido coherente desde el mismo inicio de la gestión cuando dejó en el Ministerio de Salud a la doctora Graciela Degani y con ello la salud pública librada al manejo de los grandes agrupamientos corporativos que dominan el sector. Ariel de la Rosa, al igual que el actual secretario del área, doctor José María Legascue, comen de la mano de la ginecóloga. La apuesta con De la Rosa estaba destinada a asegurar el territorio del Instituto para la política general que impone el gobierno. Esa obsesión fue la que hizo tiempo atrás que el gobierno fuera funcional a las corporaciones de la salud en su lucha por resistir a los intentos de establecer un nuevo modelo prestacional por parte del PAMI.
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-Sin eufemismos. Con una frecuencia que mantiene en vilo a los medios de comunicación digitales que deben procesar, chequear, zarandear lo que es “pescado podrido” de lo “real”, se suceden acontecimientos políticos que imprimen enorme vertiginosidad a la cotidianeidad política de esta tierra con todos los verdes. En los últimos días, la foto del intendente de Gualeguaychú, Daniel Irigoyen, ocupando el centro del ring del mítico Luna Park como uno de los principales oradores de un multitudinario acto del kirchnerismo de paladar negro, llenó de ruido los pasillos del poder bustista. Acostumbrados a que su líder tenga el protagonismo excluyente como representante del distrito se niegan a creer que es cierto aquello de viejas lealtades alrededor de un proyecto nacional que trascienda los negocios y las candidaturas locales para perpetuarse en el rol de patrón de estancia. Comienzan a despertar de la pesadilla que les decía que el Presidente está decidido a ser un agente de cambio, y en ese camino está decidido a oxigenar alternativas al menembustismo maquillado. El ratoneo caminó por la cabeza del primer mandatario entrerriano y se agregaba a dos pesadas secuencias que tuvo que digerir en la convocatoria presidencial del 5 de mayo en Gualeguaychú. Allí casi se descompone cuando tuvo que forcejear para que Pedro Guillermo Guastavino pudiera sortear la seguridad y subir al palco. Cuando logró acomodar a su vice, levantó la vista y ahí dialogaba distendidamente con un ministro del Gabinete Nacional Julio Rodolfo Solanas, que junto a Irigoyen como dueño de casa eran los únicos jefes comunales sobre el tablado. Todo un bajón, como dicen los pibes. El culebrón semanal tuvo su continuidad con la neutrónica que arrojó sin preaviso el senador Julio Majul. Este transparentó una gravísima opereta que se habría realizado para quebrar la voluntad anti-reeleccionista de los diputados disidentes de la Concertación Entrerriana, Oscar Grilli y Antonio Mainez, trocando votos favorables por monedas en cantidad apreciable. La especie, hacía días circulaba casi como una cuestión natural, se había acentuado luego de la asamblea de la Agrupación Evita liderada por Busti en Villaguay. Los rumores daban cuenta de "valijas", 50 por ciento al firmar el despacho de Comisión y el resto al finalizar la sesión, desconfianzas de propios y extraños sobre el cumplimiento de los "acuerdos"; en fin, la degradación echa pública. Caracterizados radicales que se mueven en los círculos más estrechos del ex gobernador Sergio Montiel admitían las conversaciones. Y aunque es difícil hurgar en su verosimilitud o conocer si sólo estribaban en la búsqueda de protagonismo, cuando el río suena, algo trae. Y las desmentidas llegaron tarde. El barro lo cubría todo. Lo cierto es que pocos dudan que la confesión de los diputados disidentes al senador Majul no haya existido. La irritación provocada en el gobierno encuentra su explicación en varios planos. En primer lugar compromete en estos manejos al propio prohijado de Jorge Busti, su ministro de Gobierno y candidato, Sergio Urribarri. Es que él fue quien estableció una línea de dialogo con los diputados disidentes. Pero fundamentalmente hace trizas las últimas esperanzas de revitalizar las conversaciones con la oposición parlamentaria en pos de retomar el proceso reformista paralizado en la Cámara de Diputados. Es que cualquier avance en ese sentido resulta sencillamente impensable porque implica zambullirse en el chiquero con estiércol al que abonaron los rumores de "compras de voluntades y conciencias" que Majul describió con salvaje crudeza.
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