Pablo Rochi

Eduardo Jatón y Víctor Hugo Cancilleri marcaron épocas bien definidas en la historia grande del sóftbol local y nacional. Fueron los grandes talentosos que dio esta actividad, paranaenses que llegaron a lo más alto del deporte del bate. Además de consagrarse en varios campeonatos argentinos junto a la Selección de Paraná, tanto Jatón como Cancilleri participaron en distintos mundiales con la camiseta del seleccionado argentino. Por su gran trayectoria y buenas actuaciones, los dos recibieron, en diferentes temporadas, el Olimpia de Plata al mejor softbolista del año. Días atrás el Club Estudiantes retiró simbólicamente la camiseta número 13 que alguna vez utilizó Cancilleri: fue colocada en el alambrado de la cancha junto a la 18 de Eduardo Jatón.

En esta sección de recuerdos de grandes deportistas que con sus ricas y extraordinarias trayectorias han dejado caminos bien definidos, esta vez el turno es para el sóftbol, actividad que desde sus comienzos ha obtenido resultados muy importantes, logrando bien merecidamente el rótulo de Capital Nacional del Sóftbol.

Justamente esta disciplina tuvo, en su crecimiento deportivo, dos jugadores de pura calidad que mediante su talento, capacidad y oficio lograron los reconocimientos más destacados que un jugador puede alcanzar.

Eduardo Jatón y Víctor Hugo Cancilleri fueron parte muy importante para el sóftbol de la ciudad y también del país. Ambos comenzaron a jugar a fines de la década del 60 y prácticamente crecieron juntos dentro del “diamante”.

Los dos, además de integrar en varias oportunidades la Selección de nuestra ciudad, tuvieron el orgullo de representar al país en distintos mundiales. De hecho, sus muy buenas actuaciones con la Selección Argentina les significaron, tanto a Jatón como a Cancilleri, recibir en distintas oportunidades el Olimpia de Plata al mejor softbolista de la temporada.

Eduardo Luis Jatón, un zurdo mágico

Sin dudas que fue uno de los pitcher de mayor técnica y condición que dio el sóftbol de nuestra ciudad. Zurdo, hábil y de fuerte temperamento, El Jeta, como lo apodaban, dejó sus huellas de gran jugador. Reconocido por sus habilidades y fundamentalmente por su gran trayectoria, Jatón fue un claro ejemplo de lucha, progreso y perseverancia.

Nació en Paraná en 1954, hijo menor de Juan Luis Jatón y Sara Angélica Sorno y hermano de Patricia Angélica Jatón.

Su llegada al sóftbol no sucedió por influencia familiar, sino por el entusiasmo y espíritu competitivo que le contagió el profesor Héctor Romero, que en 1967 le enseñó los primeros modales de esta actividad.

El sóftbol fue todo para El Jeta, de hecho, tras finalizar sus estudios en la Escuela Industrial Número 1 siguió la carrera de Ingeniería, que posteriormente abandonaría en tercer año debido a la cantidad de viajes que realizaba por toda la Argentina y otros países.

En 1968 decidió ir a jugar a Estudiantes, donde comenzaría una importante carrera. Por aquel entonces en nuestra ciudad se estaba formando la Asociación Paranaense de Sóftbol (APS).

“Cuando los mormones norteamericanos venían a evangelizar nos enseñaban varias cosas porque ellos tenían muy buena técnica. Por aquel entonces no existían divisiones menores, sólo se jugaba en Primera División. Cuando en el 68 comenzó a aparecer la Asociación se crearon la Juvenil y Cadete. Yo en ese entonces jugaba en Juvenil y en Primera”, recordó.

En sus primeros movimientos dentro del campo de juego Jatón se desempeñaba en primera base o también como jardinero, más precisamente Filder 7. Recién en el 99, durante el Campeonato Argentino en Mendoza, comenzó a tomarle el gusto al juego de pitcher, posición que posteriormente le daría grandes satisfacciones.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)