Una leyenda del deporte paranaense

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Matías Avellaneda, dueño de una trayectoria envidiable

Marcelo Comas

Muchas cosas se pueden decir de este personaje que en su vida no dejó actividad deportiva por cultivar: desde sus inicios en el atletismo hasta su paso por el paracaidismo, cuando le tocó cumplir el Servicio Militar Obligatorio en Córdoba. En un tramo de su rica trayectoria llegó a practicar hasta tres disciplinas a la vez: fútbol, rugby y básquet, en las que brilló por igual. No caben dudas de que enalteció cada una de las actividades en las que se desempeñó. Hoy, a la distancia, Matías Avellaneda recuerda con nostalgia cada pasaje de su infancia, revaloriza los días de su adolescencia y reivindica el valor de la recreación para un ser humano. Según su parecer, en ese rol sociabilizador de deporte los clubes cumplen una función primordial.

Entre sus logros más resonantes se destaca la obtención del Subcampeonato Argentino de Fútbol llevado a cabo en Tucumán en 1954, que le valió el reconocimiento de todo el ambiente deportivo de la ciudad de Paraná. En ese entonces, Matías Antonio Avellaneda podía decir orgulloso que con 29 años ya era dueño de un interesante currículum en el mundo del deporte local. Ese plantel representaba a la Liga Paranaense de Fútbol y allí inscribió su nombre don Matías, constituyéndose en uno de los deportistas más completos de todos los tiempos en nuestro medio.

Matías Avellaneda nació en Paraná el 31 de julio de 1925 y desde muy niño sintió una inmensa inclinación hacia las disciplinas deportivas. A los 16 años fue fundador del Club Universitario, en cuyo primer equipo jugó hasta pasar a Belgrano; en la división privilegiada del Mondonguero actuó varios años junto a Rosseaux, Vernengo, Romero, Rabufetti, Torres, Blanco y otros. La entidad en que más deslumbró deportivamente fue Estudiantes, ya que en varias temporadas fue reconocido como uno de los mejores jugadores argentinos de rugby. Se destacó además en atletismo, básquetbol, natación y paracaidismo y fue también guardavidas. De su carrera como estudiante universitario debe decirse que obtuvo el título de Técnico de Educación Física y Deportes en 1954 y ejerció la docencia en los tres niveles de enseñanza en la Escuela Alberdi y en Las Delicias. En 1948 se jubiló como empleado del Correo Central.

En una nota imperdible con ANALISIS, los detalles hasta ahora desconocidos de su vida en el deporte que seguramente harán más querido a un fiel exponente de la vida sana y alejada de los vicios.

-¿Cómo nace su pasión por el deporte?
-Es una cosa natural. Nací en calle 25 de Junio, en mi casa paterna, lugar que daba a los galpones de Alumbrado. A los 10 años comenzaba con los juegos del barrio: nos juntábamos con los amigos en la intersección de 25 de Junio y Córdoba; en ese entonces le dábamos a la bolita, a las tapitas, a los trompos, a la pelota escondida. Corríamos alrededor de la manzana e íbamos a jugar alrededor de la Casa de Gobierno, donde se ubica el estacionamiento de autos en la actualidad; a esa Plazoleta prácticamente la borraron. Mis amigos eran los Ballesteros, los Aranguren, los Montiel y otros más, con quienes jugábamos a los autitos de carrera.

-¿Hubo un hecho puntual que lo haya acercado a algún club en particular?
-Cuando tenía 10 u 11 años se funda el Club Estrella, en calles Córdoba y Cervantes, en el espacio que ocupaba una quinta de grandes dimensiones. Yo fui ahí, pero no a jugar, sino a conocer y tirar la pelota de básquet al aro, pero nada más.

-¿En qué disciplina dio sus primeros pasos como deportista?
-Con el básquet en el Club Estudiantes. Pero me empapé de cerca con el básquet siendo un pequeño; vi a los hermanos Abasto, los González y los Miró.

-¿Entonces en el Club Estrella no llegó a jugar oficialmente?
-No, era del barrio pero no jugué.

-¿Y cómo se da su relación con el Club Estudiantes?
-Me acuerdo que a los 11 años en la época de verano mis padres dormían siesta y yo me iba al Balneario Municipal. Ya sabía en el horario que se levantaban mis padres; no estaba autorizado, me escapaba y me iba a bañar, y ese día me quedé con la familia Castillo. Me buscaron por todos lados, no aparecía y cuando lo hice me dieron una paliza que no me olvidé más. A raíz de eso nos hicimos socios del Club Estudiantes.

-¿De qué año estamos hablando?
-Y… yo vi cuando estaban haciendo la pileta del Club Estudiantes y me acuerdo que sacaban la tierra con pala de buey, es como si fuera hoy que lo estuviera viendo. Las dos piscinas, la grande y la chica; en esa época no había nada en el club. En el año 36 se inaugura y ya estaba como socio.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

Deportes

Defensores de Pronunciamiento ganó por 3-1 jugando como local.

Werner se quedó con la victoria y ahora lidera el campeonato.

Ochoa se quedó con la cuarta final de la temporada en el TC Pista.

El "Tricolor" intentará sacar ventaja en su duelo como visitante.

La Liga Paranaense de Fútbol contará con nutrida actividad a partir de las 13.

Opinión

Por José Federico Mastaglia (*)  

(Foto ilustrativa: Cedoc)

Cultura

Un espacio de salud mental pensado para adolescentes y jóvenes.

El beneficio es en el marco de plan federal FortalecER Teatro.

La actividad se realizará el próximo lunes en la FCEDU.