El motor es el poder discrecional de gremialistas y políticos, y el combustible que lo alimenta, una serie de resoluciones internas disponiendo el reconocimiento de tareas y la designación en puestos de trabajo en el seno del Consejo General de Educación. La consecuencia de esa mecánica –que no es nueva pero que sigue sorprendiendo- es la enorme cantidad de personas que lograron ingresar a la órbita de la administración pública provincial escapando a las exigencias que pretende el Régimen Jurídico Básico. La prolongada postergación de la legislación que ponga una cuota de racionalidad al ingreso al Estado como fuente laboral y como comienzo de una carrera de administración pública, permitió que la puerta siga abierta para miles. Muchos lograron acceder al cargo por justicia, y entre sus nombres se mechan otros que llegan al puestito por amiguismo y privilegios.

Jorge Riani

El cursor corre sobre la pantalla dando lugar a las letras que juntas serán nombres; nombres que alimentarán la enorme lista. La imagen recuerda al Itzhak Stern apurando los dedos al dictado de su jefe Schindler, aunque la causa sea discutiblemente noble. No deja de ser una comparación burda y exagerada, pero aún así a cualquiera le evocaría aquella imagen del hombre tipeando contra el tiempo.

En el Consejo General de Educación (CGE) alguien escribe corrido por la llegada del Régimen Jurídico Básico y el agotamiento de los tiempos de gestión. Y en esa escritura está contenida la enorme cantidad de personas que ingresan a la estructura con métodos quizás poco claros, pero de seguro poco difundidos y ni debatidos abiertamente. Habrá tranquilidad de conciencia de este cronista con decir, una vez más, que la comparación con la tarea de Stern es burda.

De todos modos Entre Ríos tiene sus listas, como las ha venido teniendo por décadas: listas de beneficiados, listas negras, listas de buena fe, listas de agraciados, listas de desgraciados. No es nueva la historia del compilado de nombres ligado a una gestión.

La compleja trama

El CGE ha tenido a lo largo de esta gestión de gobierno un agitado vaivén provocado por las características que le han impreso a la conducción del organismo los sucesivos presidentes. Pero más allá de los rumbos adoptados, lo que prevalece en el área educativa es la convivencia de estamentos con una envidiable cuota de poder: conducción, vocales, gremialistas, agentes, pasantes, docentes... cada uno por su lado y en determinado ámbito. Es una cuestión de sistema en el que hasta quien tiene el poder institucionalmente delegado muchas veces termina teniendo menos injerencia en determinados asuntos.

No han sido pocas las notas publicadas por ANALISIS en las que el presidente Jorge Kerz se quejaba por el sabor que le dejaba la soledad del poder cuando los vocales ejecutaban políticas de facto, o la pelea con dirigentes sindicales paraoficialistas que se oponían al fin de la discrecionalidad en el manejo de personal.
Hoy el funcionario sumó su nombre a la lista de diputados oficialistas y eso parece haber ahuyentado los temblores sísmicos, más cuando el candidato a gobernador del poder es el jefe político de esa sensible área: Sergio Urribarri.

Hacia fines de agosto de 2006 -vale recordar- Kerz denunció la existencia de cinco cargos de coordinadores en el CGE que, según entendía el funcionario y actual candidato a diputado, no son otra cosa que generadores de sueldos de funcionarios sin ninguna prestación laboral. Corría uno de esos días en que sobrevolaba el fantasma de su renuncia, cuando el titular del Consejo se disponía a dar de baja esos paquetes de salarios, uno de los cuales está en manos del secretario gremial de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), Víctor Grandoli, y el resto en allegados suyos. Pero el gremialista se plantó y desafió: Kerz deberá irse si mantiene su idea.

El sindicalista de ATE ya había lanzado similar advertencia a funcionarios que terminaron despedidos cuando quisieron dar un marco a las designaciones y condiciones laborales, para darse contra la pared mientras Grandoli alimentaba su militancia oficialista dando respaldos políticos a candidaturas señaladas por el gobierno.

Los almanaques siguieron su inexorable despojo de hojas y cualquier intento por encuadrar a la norma las designaciones fueron infructuosas. Hoy, las listas de nuevos nombramientos dejan en claro que el tiempo de bonanza abarca a cientos de hombres que alguien se encarga de señalar como “bendecidos”. Entre ellos, claro está, no faltan nombres que acceden a un cargo por derecho propio y años tras años de trabajo, de modo tal que las listas de nombres que en esta nota se incluyen deben leerse como tales: como un nutrido grupo de entrerrianos que acceden al cargo fijo, algunos por amiguismo y otros por justicia para hacer todo más problemático y febril.

Yo te conozco

Entre los nombres hay conocidos e ignotos. Algunos nombres incluso relacionados con el del gremialista Víctor Grandoli, lo que no deja de ser llamativo. Porque aquí sólo se publican las últimas designaciones del CGE y no del Taller Industrial, donde el gremialista tiene su verdadero ámbito de acción y por el cual cobra como funcionario con cargo alto. Tampoco se han conseguido los nombramientos en Supervisión Departamental de Escuelas de los distintos departamentos. La falta de datos completos es la medida exacta de la dificultad que tiene cualquier ciudadano para conseguir datos oficiales.

(más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)