Y aún se mueven…

Edición: 
747
Las grandes lluvias hacen peligrar las barrancas del Parque Urquiza y su zona residencial

Sandra Miguez

En marzo cayeron 517 milímetros de agua en Paraná. El registro pluvial actual, si bien es atípico se asemeja al de hace 70 años. El accionar del hombre, sus rutinas y costumbres agravan la situación en numerosas zonas de nuestra ciudad afectadas por el cambio climático. El Parque Urquiza ha sufrido un deterioro notable según los expertos hídricos y geólogos, que no dejan de advertir sobre la falta de mantenimiento de las obras de drenaje al tiempo que se muestran partidarios de “restringir la circulación de tránsito” por la zona y alertan sobre el peligro que implica la construcción de edificios sobre terrenos que se van desmoronando. Opinan que “las barrancas todavía no han parado de moverse”.

El cambio climático nos está afectando. No se trata simplemente de una declamación. Lo advierten los científicos desde hace años y aún así, parece que asistimos a una película de terror, claro que con la misma insensibilidad que nos provoca todo aquello que es transmitido por los grandes medios de comunicación.

Desde mediados de los 90, ingenieros en Recursos Hídricos, meteorólogos y geólogos, entre otros expertos, han comenzado a referirse -cada vez con mayor insistencia- a estos cambios climáticos y en especial al fenómeno de “El niño” y “La Niña”.

Aun cuando todos los países han manejado suficiente información respecto de los pronósticos sobre el cambio climático, las ciudades sucumben ante estos fenómenos.

Hoy vemos cómo gran parte del Litoral está afectado por la inundación y por grandes lluvias que han modificado el registro pluviométrico habitual; hecho solamente comparable con un evento parecido hace 73 años.

Las respuestas que se han brindado ante la emergencia -fundamentalmente inundaciones y deslizamientos- han sido muy variadas y sujetas a la necesidad de hacer frente a los distintos reclamos que van desde la atención inmediata a los damnificados, la organización y manejo de campamentos o asentamientos temporales, hasta la adecuación de centros de atención y prevención de enfermedades consideradas de riesgo en estos casos.

Pero el contexto ha puesto de manifiesto que no hubo previsión suficiente y que existe un deterioro estructural de las ciudades que se ha profundizado haciendo caso omiso a las advertencias de estudiosos en la materia. “Hace más de 10 años que se está hablando de cambio climático”, dice el Ingeniero en Recursos Hídricos Enrique Mihura, y agrega que “desde mediados de los 70 se ha producido un aumento en los registros de lluvias, que se ha intensificado en los últimos años, mostrando que el cambio climático es una realidad”.

Para Mihura no hay nada novedoso. “Es tan real el proceso de cambio climático que esto ya ocurrió hace un par de años en Cañada de Gómez y también en Santa Fe con la inundación por la creciente del río Salado”, afirma este experto, que refuerza una y otra vez la idea de que “se sabía que esto podía volver a pasar, entonces uno se pregunta qué se estuvo haciendo desde el Estado”.

En Paraná presenciamos con preocupación el desmoronamiento de las barrancas del Parque Urquiza, y se torna inevitable preguntar hasta qué punto esto es parte de un proceso natural y de qué manera afecta la zona residencial que allí se asienta. “Son movimientos naturales que se denominan ‘movimientos de remoción en masa,” explica el geólogo Alfredo Serra consultado por ANALISIS, para dar cuenta de estos procesos de movimientos naturales que con las abundantes precipitaciones no han hecho otra cosa que acelerarse. Es que según explica Serra, “el agua sirve como lubricante de las distintas capas de la tierra y donde hay una pendiente favorable, la infiltración del agua hace que se mueva”.

Esto se sabía inclusive cuando fue proyectado y ejecutado el Parque Urquiza, por lo cual se dispusieron una serie de drenajes que no han sido conservados en el transcurso de los años.

“Estos drenes no han sido limpiados, ni mantenidos, y ni siquiera se han hecho nuevas obras para frenar esta remoción en masa”, sostiene Serra, exponiendo así uno de los motivos por los cuales después de una inclemencia climática como las que ha soportado la ciudad últimamente, el problema aparece con mayor agudeza.

A esta situación hay que agregarle el crecimiento de Paraná y la ruptura de sus obras sanitarias. “Colabora la ruptura de caños de desagüe y cloacales, así como los caños de distribución de agua”, agrega Serra, para indicar que otro elemento que permite que el agua se cuele por la superficie acrecentando el proceso es la rotura de la carpeta asfáltica, que sirve de aislante. “El asfalto se rompe y pasan varios días hasta que se arregla, con lo cual durante todo ese tiempo el agua se infiltra y carga con más agua el suelo”, detalla.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

Gimnasia y Victoria jugarán su encuentro cuatro días después.

El "Patrón" intentará repetir la buena actuación que tuvo frente a Quilmes.

Mariano Werner: “Esperamos en La Pampa poder volver al nivel que queremos”

"Venimos muy abocados al Mustang", expresó Werner sobre su auto. (Foto: ACTC)

Opinión

Por José Federico Mastaglia (*)  

(Foto ilustrativa: Cedoc)

Cultura

Un espacio de salud mental pensado para adolescentes y jóvenes.

El beneficio es en el marco de plan federal FortalecER Teatro.

La actividad se realizará el próximo lunes en la FCEDU.