C. C.

La productora local Tráfico de Arte crece día a día con la edición de libros, discos y partituras. Tiene además su propia página web, un espacio de intercambio y muestras virtuales de arte, y hace poco incorporó su weblog de noticias, que le permite mantener una dinámica más instantánea con los interesados en sus propuestas. En este panorama de crecimiento surge el Proyecto Jóvenes Poetas Entrerrianos y es en este espacio donde podemos descubrir el universo creativo del músico y escritor Leonardo Köstner. La esencia de su pensamiento e ideas es una buena aproximación para entender el potencial artístico de la generación a la que pertenece. El autor presentará su libro de poemas el viernes 18 de mayo en el Centro Cultural La Hendija y de eso dialogó con ANALISIS.

-Músico y poeta, ¿son dos facetas distintas o son dos vocaciones inseparables en una sola alma?
-Creo que el ser humano unifica, conciente o inconcientemente lo que pasa por uno, sea agradable como no, uno lo unifica. Por más que culturalmente pareciera apuntar todo a desintegrarnos, disociarnos y desvincularnos aun de nosotros mismos, creo que como naturaleza sana uno tiende a la integridad. En este marco te digo que sí, que todo lo que sale de uno, de mí, tiene que ver profundamente con esto, los olores primeros de la infancia, la gotera de la última lluvia, etcétera. Y no son más -ni menos- que canales de uno mismo. Es más, sería arduo tener que trabajar para decir cosas distintas. De todas formas, a mi parecer, tanto la música como la palabra tienen un sentido más plástico en cuanto a imagen que el discurso en sí, pero bueno, es muy personal la apreciación. La música y la palabra como vocación, en cuanto búsqueda que se halla en sí misma, son una. Han pasado épocas de desierto en donde no salía nada, y de repente, cuando más distraído me encontré, ¡zas!, salen cosas que intuyo en parte de dónde salen, en otras prefiero mantener el lado oscuro, que siempre es un vértigo atractivo y estimulante, sobre todo cuando el otro te lo muestra; es como saber que tengo ojos pero no me los puedo ver, salvo reflejado en otros ojos, o en el agua…

-En las poesías de tu libro se repiten mucho las palabras agua, lluvia, luna y viento. ¿Son imágenes que conforman un universo en especial?
-Agua, lluvia, luna, viento... y… sí, podría agregar que son la dimensión microcósmica de la relación íntima de Hombre y Dios en el más primigenio de los estados.

-¿Es lo primero que escribís o hay un material previo que fue madurando hasta llegar al libro?
-Lo que hay en el libro es una recopilación de poemas escritos hace 10 o 12 años algunos casi hasta la fecha de edición. También hubo alguna que otra selección de cosas que podían no estar y se descartaron. O sea que no fueron poemas escritos para el libro. En cuanto a la maduración, creo que es oportuno el término, ya que la necesidad de concretar cosas en una cierta etapa es lo primero que se mueve en uno para dar forma de libro, en este caso a esa parte que necesita cauce.

-¿Por qué las poesías son breves? ¿Responden a alguna influencia?
-En cuanto a influencias, me da cosa porque no soy lo que se dice un "lector" de poesía, nunca puedo citar a nadie, ¡ni me acuerdo de mis propios poemas! Lo maravilloso es descubrir (no hace mucho) un hilo que aparece enhebrando quién sabe qué búsqueda. Por ejemplo, lo primero que leí por iniciativa propia, en cuanto a poesía, fue a Rabindranath Tagore, porque me alucinó una cita que hallé en un libro que habla sobre la infancia espiritual. Después apareció Manuel J. Castilla, no hace tanto Hugo Mujica y gracias a Dios, Juan L. Ortiz hace menos aún. La verdad no sé si responde exactamente a una influencia, en parte porque no he leído toda la obra de los que creo que me influenciaron, ya que de todos he encontrado cosas breves como extensas. Pero me di cuenta con asombro de que lo último que escribí luego de la edición del libro es más breve aún. Te adelanto que tiene que ver con la lluvia... ¡cómo no inspirarse! No responde a una búsqueda conciente, si a eso te referís, pero creo que en general la vela en la oscuridad da más esperanza que un estadio lleno de reflectores.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)