La situación de más de dos millares de docentes podría estar en juego si las discusiones que se dan en el seno de la UADER llegan al fondo de la cuestión. Pero la discusión también podría limitarse al ámbito de los más de 600 docentes transferidos desde los institutos terciarios a la universidad. Porque si bien este sector tiene estabilidad garantizada, en la institución universitaria hay una posición que propone que concursen los cargos si quieren permanecer al frente de las cátedras como titulares. Si no, que se los enmarque en categorías menores. Esa postura avanza contra la corriente de un dictamen de mayoría avalado por AGMER que propone una conversión flexible y segura para el futuro de los transferidos. Un grupo de docentes y alumnos que dialogó con ANALISIS salió al cruce del gremio y denunció: “Buscan retener el 60 por ciento de los docentes transferidos, que está en condición de jubilarse, para mantener la hegemonía gremial sin considerar que de esa forma se obstaculizará la normalización institucional de la UADER”. En medio de esa situación, la interna política del partido del gobierno también abre una instancia de luchas por ocupar el cargo de rector, los decanatos y cientos de cargos docentes. El jueves próximo se vota qué camino se tomará.

J. R.

El camino se bifurca a una semana vista y la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER) deberá decidir cuál de los senderos tomará. Hoy, bajo los pasos de toda la comunidad universitaria hay un solo camino, pero de aquí en más hay que fijar posiciones, votar y en esa decisión está la suerte institucional que correrá una entidad educativa que contiene a miles de entrerrianos.

El hecho no está libre de polémica ni de esas acciones conjuntas que en léxico despiadado podría denominarse como lobby o acción corporativa. No es extraño si se toma en cuenta que lo que estará en juego es poder político y manejo económico. En esa disputa hay docentes contra docentes, docentes contra estudiantes, no docentes contra docentes y hasta decanos contra rector.

La pulseada se sintetiza en dos dictámenes del Consejo Superior que concentran sendas propuestas en directa relación con el destino de 2.250 docentes. Podría identificarse en forma sintética la lucha como concurso docentes cerrados versus concursos docentes abiertos, aunque esa simplificación deja fuera de consideración otros aspectos de una situación bien compleja.

La toma del edificio de la UADER por parte de alumnos hace 15 días fue lo que aplazó que se defina ahí mismo una situación y se abra la discusión con un dictamen de minoría (presentado por un alumno). En esta última propuesta se introducen una serie de requisitos de mayor exigencia para garantizarse un cargo docente en la entidad: concursos ordinarios, por caso.

En el claustro docente hay 2.250 profesores entre interinos y transferidos (los que formaban parte de los institutos terciarios que luego conformaron la UADER). Del universo de docentes transferidos -que totalizan 688-, el 60 por ciento estaría en condiciones de jubilarse a no ser que termine primando la posición que propicia un cambio en el régimen jubilatorio que hoy es el provincial pero que buscan convertir en régimen universitario nacional. La ecuación es muy sencilla: ese 60 por ciento o se jubila hoy o pueden pasar 15 años para hacerlo porque el régimen provincial prevé la edad de retiro a los 52 años para las mujeres y a los 55 los varones, mientras que el sistema universitario nacional extiende los límites de la actividad hasta los 70 años de edad del docente.

Las posiciones vienen como en un combo, con encerrados en un blister y así prefiere tratarlo la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER) que integra la comisión directiva central, donde tienen una posición de holgura.

Una lectura rápida permitiría reparar que en esta instancia se evidencia -como en no pocos asuntos- una diferencia de criterio entre la conducción provincial del gremio y la conducción de seccionales como la de Paraná.

La conducción central del principal gremio docente propone como mecanismo para los docentes transferidos concurso cerrado basado en la evaluación de la tarea desempeñada, con evaluación de antecedentes, proyectos de trabajo en la cátedra o cargo concursado, memoria demostrativa de la actuación docentes durante los últimos años y entrevista obligatoria con el jurado interviniente.

Los principios reformistas

La posibilidad de normalización de la UADER queda ciertamente alejada si hoy la discusión pasa por el nivel de concurso que se debe aplicar.

Entre los docentes críticos al dictamen por mayoría del Consejo Superior circula un cuestionamiento referido a que, al criterio de ellos, se flexibilizan los postulados de la Reforma Universitaria, porque entienden que hay una voluntad general de evitar la clase pública de los concursantes. “La clase pública es el corazón del concurso ordinario”, dijeron algunos en diálogo con ANALISIS.

Aseguran también que reina cierto temor entre los docentes interinos para expresar las disidencias tomando en consideración que los decanos tienen hoy una marcada discrecionalidad sobre el futuro de sus contratos.

En este punto es necesario indicar que la diferencia entre el concurso cerrado y el concurso abierto se refleja en la conformación del jurado evaluado. Porque mientras en el primer caso se integra con docentes de la casa, en el segundo se lo hace con docentes de otras provincias incluso.

Los docentes entrevistados -cuyos nombres este medio se reserva en virtud de la situación descripta- sostienen que “hay que aprovechar la instancia para normalizar la UADER” y hacen notar que quedan tres años y medio para que todos los profesores que actúen hayan pasado por los concursos abiertos a fin de tener el reconocimiento de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau). Si bien expresan los reparos en la modalidad de acreditación vigente, consideran que es la que existe, que está en vigencia y hay que cumplirla.

“Un proceso de normalización lleva tiempo y los cargos tienen que estar concursados en poco más de tres años, ¿qué va a pasar cuando llegue el momento y la situación no esté normalizada? ¿Se le va a seguir echar la culpa a Montiel todavía?”, se preguntó un docente.
No faltaron críticas a algunos de sus pares que se permiten en la UADER lo que no se les ocurriría en la UNER, en referencia a tener un cargo sin concursarlo.

Como sea, entre todos hay un punto de coincidencia y es que los docentes transferidos poseen la estabilidad laboral garantizada por la ley de creación de la Universidad Autónoma de Entre Ríos. Ya el Departamento de Asuntos Jurídicos de la UADER había dicho sobre los profesores transferidos que “constituyen una categoría sui generis no contemplada en la Ley de Educación Superior” pero que tienen “el derecho a la estabilidad propia y absoluta”.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)