Cuando Paraná honró al líder

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A 33 años de la muerte de Juan Domingo Perón

Luis María Serroels

Es una triste realidad mundial que grandes figuras y personalidades que sobresalieron en diferentes disciplinas hayan tenido que luchar contra la incomprensión de sus coetáneos, debiendo aguardarse la decantación que produce el tiempo, la revisión desapasionada de sus congéneres y el juicio finalmente inapelable de la historia para terminar concediéndole un sitio especial. Resulta muy difícil comprender que en la Argentina se hayan dado tantos hombres públicos -demasiados para nuestro gusto- en distintas actividades víctimas de la maledicencia y la carencia de un análisis equilibrado, desprovisto de odios, rencores, envidia y recelos.

No vamos a revisar la obra de gobierno de Juan Domingo Perón a través de tres gestiones (la segunda interrumpida por un golpe militar y la tercera por su muerte) ni tampoco nos adentraremos en los claroscuros de ciertas determinaciones a las que sus detractores descalificaron cubriéndose un ojo para observar parcialmente, olvidando que fue tan imperfecto y por ende tan como cualquier ser humano. Bastaría simplemente con incursionar en toda la literatura que desde diferentes ópticas ocupó las vidrieras de las librerías intentando entender y definir el “fenómeno Perón” (de hecho resumirlo es una tarea absolutamente imposible).

En este comentario recordaremos cómo se vivió por estos lares la muerte del líder de multitudes, creador del Movimiento Justicialista, tres veces Presidente de la Nación y protagonista indiscutible de nuestra historia política durante tres décadas del siglo 20.

Julio de 1974 comenzó con una palpable desazón colectiva. Los rumores que llegaban desde la Quinta de Olivos eran francamente pesimistas sobre al deterioro de la salud de quien había sido ungido Presidente por tercera vez en setiembre de 1973, coronando un período tormentoso donde habían pasado efímeras gestiones de Héctor Cámpora y Raúl Lastiri (casi como una premonición de lo que sobrevendría con el tiempo, José López Rega -el resistido personaje suegro de Lastiri- se convertía en el hombre cuya presencia enlazaba esas gestiones con rótulo de intocable).

La noticia no podía resultar inesperada, fresco aún aquel último discurso del 19 de junio en “su” balcón, donde fue muy duro con los “imberbes”, según su calificativo. Todo el mundo coincidía en que el Perón que retornó a la Argentina ya no tenía la edad ni las suficientes energías para manejar un país caído en desgracia por enfrentamientos fratricidas, pero también en que el entorno que lo rodeaba malamente no era el más apto ni aconsejable para garantizarle la maniobrabilidad y dureza que las circunstancias imponían.

Esa jornada, pasado el mediodía, el país se paralizó. El mensaje de María Estela Martínez, vicepresidenta sucesora y tercera esposa de Perón, dirigido a la Nación con voz entrecortada, hizo estallar en millones de personas el dolor y la desesperanza traducidos en llanto. Ancianos y no tanto, jóvenes y hasta niños se conmovieron porque la incidencia en nuestro acontecer político de quien pergeñara la Tercera Posición era abrumadora en el acontecer cotidiano.

Gobernaban Entre Ríos Enrique Tomás Cresto y Dardo Pablo Blanc. La reacción fue inmediata y los sitios cercanos al despacho principal sobre la calle Córdoba se transformaban en epicentro de las acciones que buscaban dar respuesta condigna ante semejante pérdida.

Muchos lloraban por Perón pero también por ellos mismos, porque aunque el anciano líder tenía sus limitaciones para conducir un movimiento que se dispersaba en el juego de facciones y enfrentar la irrupción de la burocracia sindical, la creciente incursión de organizaciones armadas irregulares y el preocupante acecho de un eventual desmadre de las variables económicas, su presencia física al menos desalentaba ciertos ímpetus y hasta la ansiedad de aquellos que ya empezaban a probarse sus pilchas políticas y a calcular cuántas hijuelas ideológicas les tocarían en un eventual reparto.

Silencio y dolor

En Paraná -como en toda Entre Ríos- se sentía el silencio como impacto natural postraumático. Los cuadros de conducción partidaria y las entidades gremiales e instituciones de distinto grado lanzaban comunicados, convocaban a rendir homenajes y surgían oficios religiosos. Cualquier lugar, hasta el más humilde, era propicio para instalar una capilla ardiente. Y la Regional de la Confederación General del Trabajo -en su antigua sede de la calle España- alojó el sentimiento general que, como era obvio, tenía a la clase trabajadora como principal afectada.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

Deportes

Malvinas sacó ventaja en el encuentro de ida de las semifinales.

San Benito ganó sus dos primeros partidos y lidera la Liga Femenina.

El "Pingüino" venció a Oro Verde en el clásico y marcha segundo en la tabla.

Defensores de Pronunciamiento ganó por 3-1 jugando como local.

El "Fortín" celebró la clasificación a la final en los vestuarios.

Werner se quedó con la victoria y ahora lidera el campeonato.

Ochoa se quedó con la cuarta final de la temporada en el TC Pista.

Estudiantes cayó como local ante el que ahora lidera el Top 9.

Opinión

Por Selva Almada (*)
Por José Federico Mastaglia (*)  

(Foto ilustrativa: Cedoc)

Cultura

Fuente fotografía de portada: concepcionhistoriayturismo.com

Un espacio de salud mental pensado para adolescentes y jóvenes.

El beneficio es en el marco de plan federal FortalecER Teatro.

La actividad se realizará el próximo lunes en la FCEDU.

La actividad se llevó a cabo este viernes por la mañana en el salón auditorio “Rodolfo Walsh” de la UNER.