Hugo Remedi

En una entrevista con ANALISIS, el ex senador provincial y actual precandidato a convencional constituyente por una de las facciones de la Unión Cívica Radical, Juan Carlos Arralde aseguró que el gobernador Jorge Busti necesita el regreso del bipartidismo para evitar la sublevación de su propia tropa. Y agregó que la Lista 100 del solanismo fue una fenomenal estafa coyuntural frente a una sociedad anestesiada. El dirigente de San Salvador que fue senador durante la gestión de Sergio Montiel dijo que no le molesta votar a Roberto Lavagna como candidato a Presidente y que si Julio Cobos no es siente contenido en la UCR debería irse. Advirtió que es más fácil ganarle a Cristina Fernández que a su marido y que Néstor Kirchner es un extorsionador en base al uso de la billetera fiscal y el garrote. Asimismo, se mostró a favor del paro docente y escéptico de la independencia de gestión que vaya a tener Sergio Urribarri. Repasando la historia señaló que “no fui hombre de Montiel, fui leal”, y criticó duramente a quienes en su momento armaron un gobierno entre las sombras. Finalmente, contó por qué no hubo lista unidad y aseguró que el radicalismo aún está pagando la enorme decepción que significó la Alianza.

-¿Cuánta ventaja le dan al justicialismo yendo a internas?
-Es obvio que el factor tiempo juega en favor del justicialismo porque nosotros tendremos 30 días menos para explicarle a la sociedad el proyecto radical para la reforma. Pero confío en que la dinámica de nuestra contienda interna sea a su vez el disparador para que la sociedad advierta que la Unión Cívica Radical está en marcha para escribir una Constitución progresista y más moderna.

-¿Por qué no hubo lista de unidad?
-Porque las listas de unidad que solo amontonan dirigentes están condenadas al fracaso y porque no sirve forzar una lista única si lo que se trata de ocultar es la ausencia de una estrategia opositora, un planteo firme frente a la hegemonía que pretende instaurar también en Entre Ríos el justicialismo y las ganas de volver a ser mayoría. Concedo, en cambio, que habríamos podido concretar una lista única -no de unidad, que es otra cosa- en el caso de los convencionales constituyentes. Lo intentamos frente a una gestión del doctor (Raymundo) Kisser pero nos encontramos con una cerrada y tajante negativa del otro grupo.

-¿Si gana la Coalición Radical todo se va a hacer más fácil para el justicialismo?
-No. porque la UCR sigue siendo la segunda fuerza política más importante en Entre Ríos, y más allá de esta puja interna la sociedad advertirá los peligros que pueden acechar a una Convención Constituyente con una contundente mayoría como la que hoy imagina el justicialismo y que haga cirugía mayor sobre la Ley Fundamental. Además, con el sistema de integración de las minorías más el cupo femenino la UCR estará en condiciones de ofrecer una nómina sumamente interesante que enriquecerá el debate constituyente.

-¿En cuánto te perjudicó políticamente haber sido hombre de Montiel?
-Primero, no fui un hombre de Montiel porque siempre seguí las ideas y no las personas. Yo soy un hombre que cree en las lealtades y cuando abrazo una idea lo hago sin medir riesgos personales ni me ato a especulaciones mezquinas. Montiel fue el gobernador de la UCR entre 1999 y 2003 y era mi deber, como hombre del partido y senador provincial, sostener un gobierno radical que había sido elegido limpiamente por la ciudadanía. Yo digo: “Yo estuve, yo defendí, yo me jugué. Así se hace. Si hay que morir, hagámoslo peleando, como en el campo de batalla. Pero con la frente alta y mirando a los ojos al adversario”.

-De acuerdo a lo que viene sucediendo, ¿Varisco no garantiza una nueva derrota frente al oficialismo?
-Por el contrario, creo que Sergio Varisco contribuye -como tantos otros radicales que lo acompañamos- a reposicionar a la UCR de cara a los desafíos electorales de 2007, 2009 y 2011. Siempre digo que ninguno de nosotros es imprescindible, pero todos somos necesarios. Aún los que no están y que habrá que ir a buscar. La vocación hegemónica del justicialismo es una herida para las instituciones y ahí es donde el radicalismo cumple una misión central, que es la de equilibrar las pasiones políticas e introducir racionalidad en el debate sobre el poder.

-¿Te duele votar a Lavagna?
-Honestamente, no. Tampoco soy un hombre atado a tantos prejuicios como para no aceptar que Roberto Lavagna ha sido el piloto de tormentas que logró un éxito en el proceso de canje de la deuda externa, dotó de alguna orientación al proceso económico post-devaluación y lidió con fortuna el acecho de la inflación. Tiene equipo, tiene programa y, sobre todo, tiene templanza y equilibrio para gobernar frente a la crispación cotidiana a las que nos somete el matrimonio presidencial.

-¿A Cristina es más fácil ganarle que al Presidente?
-Creo que sí. Sin perjuicio de no compartir en absoluto la idea, la sociedad sigue discriminando a la mujer cuando se trata de gestionar el Estado. Y Cristina -al margen de ser un cuadro político de envergadura- exhibe un perfil más afín al debate legislativo donde puede lucir sus dotes. Pero la gente sigue desconfiando de sus aptitudes para ser Presidente. Ya se verá…

-¿Creés que van a desgastar electoralmente a Kirchner la renuncia de Felisa Miceli y los problemas con Nilda Garré y Romina Picolotti?
-Sí, está claro que algún daño le han generado estas irregularidades. Pero además porque las torpezas del gobierno nacional son las que abonan el terreno de los errores. A ello se suman la aceleración de la inflación, los coletazos de la crisis energética -ridícula y tozudamente negada- y los primeros casos de corrupción que comienzan a salir a la luz… porque habrá muchos más.

-¿Te dolió la victoria electoral de Mauricio Macri?
-Me dolió que ese lugar sea ocupado por un personaje más ligado a la muerte de las ideologías y al frío pragmatismo que a un partido político de mayorías que no logra penetrar en un electorado tan sofisticado como el de la Ciudad de Buenos Aires. Pero bueno, en política los espacios vacíos siempre son ocupados por otro. Y nosotros hicimos en la Capital Federal lo indecible para caer tan bajo en la consideración popular.

-Hay gobernadores, intendentes, legisladores que parecen más kirchneristas que los propios peronistas. ¿Eso profundiza la decadencia radical?
-En todo caso deja al desnudo la crisis de convicciones que sufre “el radicalismo que gobierna”, aun aceptando la extorsión que aplica Kirchner sobre las gestiones provinciales a través del garrote y la billetera fiscal. Pero a no equivocarse, porque la UCR será siempre la piedra en el zapato para cualquier proyecto autoritario, hegemónico y concentrador de poder, aunque existan desviaciones ideológicas u hombres débiles frente al Tesoro Nacional.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)