Sandra Miguez

Habla de la salud pública y no deja de tener en cuenta conceptos filosóficos, antropológicos, humanistas. Mario Elizalde estuvo al frente de la Dirección de Bromatología de la provincia desde el 2003 y asumió repentinamente el cargo de secretario de Salud en medio de un escándalo público que motivó la salida de su predecesor, José María Legascue, a tan sólo seis meses de finalizar la gestión de gobierno. En este diálogo con ANALISIS repasa los principales puntos problemáticos de Salud, como la polémica por la aparatología del Hospital de Federal, el conflicto planteado por los trabajadores del área central de la Secretaría, la salida de Alejandro Gelmi, a quien reconoce como uno de sus colaboradores, y las causas judiciales en curso. Señala los objetivos de esta etapa y descarta que hayan existido ofrecimientos para continuar en el cargo.

Sabe que el margen para poner en ejecución los proyectos es casi inexistente. Aún así, sostiene que “la salud no es una cuestión de temporalidad”. Se muestra satisfecho con el avance de tres proyectos: la red de hospitales, la campaña contra la leptospirosis y el plan piloto nutricional.

Existen varias versiones que lo muestran con posibilidades para continuar en el cargo, a partir del recambio de autoridades en diciembre, pero él asegura: “No tengo ningún tipo de ofrecimiento y no me desvela seguir en esta función, para nada”.

El actual secretario de Salud, Mario Elizalde, se muestra políticamente correcto. Es mesurado pero contundente al hablar. Enfatiza cada palabra en el punto exacto donde quiere que tomen dimensión.

No deja de reconocer que llegó a la Secretaría en medio de una situación muy crítica, con problemas que resolver como la situación del equipamiento del Hospital de Federal, un cambio en la estructura de los servicios hematología y posibilitar el diálogo con los trabajadores que realizan retención de servicios.

Señala que no hubo cuestiones políticas en el alejamiento de Alejandro Gelmi de la Dirección de Atención Médica, aunque reconoce: “Alejandro es una persona buenísima, con una solvencia enorme en su tarea, que me ayudó extraordinariamente cuando yo llegué acá”.

-La etapa en la que se produjo su asunción fue un momento muy crítico en esta administración.
-Muy crítico, muy crítico.

-¿En qué etapa están hoy estos temas?
-Es una etapa jurídica en la que todos los días aparece un pedido de informes nuevo. También es un agujero negro que genera la posibilidad de cambiar algunas cuestiones. Esto tiene que tener un marco de responsabilidad concreto. Esto no pasa porque pasa, pasa porque hay una serie de responsabilidades en las que no se estuvo a la altura de las circunstancias o no se adoptaron las medidas que correspondía.

-Ante el reclamo de responsabilidades existe una idea formada en función de situaciones anteriores en donde las cosas se han diluido en el tiempo sin que se sancione a los responsables.
-No, todo eso está en trámite. En estos días nos visita Mabel Maschio, directora del Plan Nacional de Sangre, a pedido nuestro, porque empezamos a desarrollar un plan para el sector de hemoterapia para empezar a trabajar en el marco de ese plan. Mientras, siguen los procedimientos legales y se ha citado a declarar a personas que estuvieron involucradas en ese tema.

-Con respecto a los medicamentos que estaban estropeados debajo de la Secretaría de Salud, ¿de qué manera se ha avanzado?
-Ése es un tema absolutamente distinto. Fue inoportuna la medida, la forma en que se tomó. Si yo me encuentro con algo acá (Secretaría de Salud), eso tiene un canal natural de resolución y eventualmente yo debo llamar a quien sea y mostrar la situación. Hay un protocolo para ello. Creo que la oportunidad para ejercer la responsabilidad no fue la adecuada. Hay tantas cosas…, pero eso no implica que uno tenga que aceptar las cosas que ocurrieron y que con seguridad pueden volver a ocurrir; uno trata de achicar el margen de error. Y además hay una cuestión que nos ayuda mucho y es que si yo pongo las cartas sobre la mesa, podrán decirme que muestro lo que no debo mostrar, pero lo que no me van a decir es que lo oculté. Esas son cuestiones que tienen que ver con planificar la función de cada uno.

-¿A qué obedeció el alejamiento de Alejandro Gelmi de la Dirección de Atención Médica?
-Son las razones que se conocen. La persona más inestable en su trabajo es el funcionario político. Lo cual no quita capacidades. Se evaluó que una licencia, en la situación en la que estábamos comprometidos, con una circunstancia inesperada como fue el impacto inicial de la ola polar, no era adecuada. No hubo ninguna interna política, ni ninguna cosa rara tal como salió en todos los medios. Alejandro es una persona buenísima, con una solvencia en su tarea enorme, que a mí me ayudó enormemente cuando llegué acá; si no dijera esto sería una canallada. Es un recurso humano muy valioso que ojalá que en algún momento se pueda “utilizar”. Para mí fue una circunstancia muy sorpresiva también, porque una de las cosas que no quiero dejar de subrayar es que el recurso humano que encontré en salud pública es de primera.

-Hubo otros funcionarios que también tomaron licencia y no corrieron igual suerte.
-No, no. Una funcionaria viajó a Buenos Aires por pedido mío a buscar información sobre el plan contra la leptospirosis que pensamos implementar.

-En el área central los trabajadores de Tesorería, Despacho, Personal, están realizando asambleas y retención de servicios desde los primeros días de junio por los descuentos que se les realizan y por el aumento salarial que no se les otorga a quienes perciben un adicional por funciones.
-He hablado con la gente de la asamblea; nadie puede subestimar un reclamo de una asamblea. La solución a este problema no está en el ámbito de la Secretaría de Salud, por eso tanto el ministro de Salud, (Gustavo) Bordet, como yo, hemos tratado de establecer un nexo, un canal de diálogo entre la gente que reclama y la gente que decide. Sobre esa base nos hemos manejado. De ninguna manera va a salir de mí una agresión, pero sí quiero aclarar con precisión que la presencia policial la pedí por resguardo físico, no de los que estaban trabajando, sino de la gente que viene al ámbito de la secretaría. No desestimo ningún reclamo dentro de una cuestión civilizada; no me molestan los bombos, alguna vez los habremos tocado, pero sí tengo que garantizar la integridad de quienes vienen hasta un ámbito de salud pública.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)