F. V.

Mediante una maniobra urdida con la complicidad de algún sector de la Aduana Nacional y la pasividad de los organismos de control de la provincia, el Frigorífico Epuyén SA, de Victoria, exportó este año más de 1.000 toneladas de sábalo de lo permitido por la Nación. La operación ha puesto en riesgo la sustentabilidad del recurso y ha amenazado la actividad de la competencia y la supervivencia de miles de personas que dependen de la pesca, tanto en Entre Ríos como en Santa Fe. Todo indica que para diciembre se habrán superado largamente las 7.390 toneladas de 2006, que dispararon la alarma de los especialistas del Conicet y de grupos proteccionistas que advirtieron sobre el virtual agotamiento de la fauna ictícola del Paraná. Al resto de los frigoríficos entrerrianos les preocupa no sólo las relaciones políticas que le han permitido a su propietario, Oscar Poletti, convertirse en el más grande exportador de peces de agua dulce del país, sino sus antecedentes empresarios y sus vinculaciones con el poder. Sobre todo, su eventual amistad con el dueño de una fuerte compañía que se menciona como futuro secretario de la Producción de Entre Ríos.

Pese a los ocho meses de veda para la exportación de sábalos impuesta mediante la Resolución 02/07 del Ministerio de Economía y Producción de la Nación y a que se estableció un tope máximo de extracción de 8.000 toneladas para toda la cuenca, en la primera mitad de este año se han sacado casi 6.000 toneladas de sábalo.

El dato no es ignorado por el gobierno de Jorge Busti, ya que tres de los cuatro frigoríficos que funcionan en Entre Ríos denunciaron el 11 de junio ante la Subsecretaría de Asuntos Agrarios y Naturales de la provincia, a cargo de Ricardo Amavet, a Epuyén SA por sus prácticas presuntamente irregulares en la exportación de pescado. Las firmas Lyon City, de Diamante, y las victorienses Curimba SA y Pescanor SRL solicitaron por escrito a Amavet que se investigue a Epuyén y a otras empresas de Santa Fe ligadas a ésta por haber infringido las normas establecidas para la industria, habiendo exportado unas 1.000 toneladas de más de sábalo, fundamentalmente a Colombia y Brasil.

El escrito expresaba textualmente que “varias empresas del rubro de exportación de pescado han procedido a exportar sábalo, en el período 01/01/07 al 21/05/07, en cantidades superiores al stock corroborado por la Dirección de Recursos Naturales al inicio de la veda y prohibición de exportación que rige desde el 01/01/07”.

La denuncia conjunta a la que accedió en exclusiva ANALISIS señala también que, de ser corroborada la información brindada por la Aduana Argentina, “ello configuraría, al menos una gravosa sino delictuosa trasgresión a las normas impuestas por la provincia conjuntamente con Santa Fe en coordinación con la Nación, a la vez de resultar una felonía a la lealtad comercial, a partir del aprovechamiento de una situación que parte del directo y eventual doloso incumplimiento de normas imperativas que la provincia y la Nación debían estar comprometidas a controlar su cumplimiento”.

Sin embargo, lejos de ser sancionados, los dos empresarios acusados, Oscar Poletti -de Epuyén- y Elbio Coelho -de la firma Pez-Pez, de Santa Fe, se transformaron la semana pasada en los interlocutores oficiales en la negociación que Ricardo Amavet inició ante la Subsecretaria de Pesca de la Nación para obtener un mayor cupo para la exportación de pescado.

Incumplimiento y depredación

“Esto es una locura -le dijo a ANALISIS el titular de uno de los frigoríficos denunciantes-. Resulta que las empresas que violan la ley ahora son premiadas por el gobierno y se convierten de buenas a primeras en los representantes del sector, participando de una petición que a lo único que apunta es a favorecer sus intereses económicos y a seguir depredando el recurso”.

En ese sentido, se explicó que el miércoles 19, Amavet junto al intendente de Victoria, César Gracilazo, Poletti y Coelho se reunieron con el subsecretario de Pesca de la Nación, Gerardo Nieto, para solicitarle la ampliación del límite de las exportaciones en unas 2.000 toneladas. El pedido formulado por las autoridades entrerrianas y los empresarios responde a que estos frigoríficos ya agotaron su stock de sábalos en el mercado internacional y sin embargo, como el mismo Poletti lo afirmó en distintos medios periodísticos, tienen sus cámaras “abarrotadas de pescado”.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)