Juan Cruz Varela
El jefe Departamental de Policía de Victoria podría ser procesado en los próximos días por el delito de “vejaciones en acto de servicio en concurso ideal con amenazas”, en perjuicio de cuatro chicos de entre 14 y 15 años. Por este hecho, Hugo Sixto Pasutti ya prestó declaración indagatoria y enfrentaría una pena de uno a cinco años de prisión. Sin embargo, no es la primera vez que su nombre aparece ligado a serias irregularidades, ya que también está en trámite una causa por estafas con autos mellizos, en la que está involucrado un estrecho ayudante del jefe policial, según pudo saber ANALISIS. A pesar de la gravedad de los actos que se le imputan, Pasutti sigue firme en su cargo y la cúpula de la fuerza no ha emitido ninguna comunicación sobre su situación ni ha iniciado un sumario para deslindar responsabilidades.
–Ese es el hombre que me pegó una cachetada, rompió una jaula y me amenazó con un arma -disparó el chico a su padre mientras marchaban por la Avenida Circunvalación en la vieja Estanciera.
El padre inmediatamente detuvo su marcha y comenzó a mirar fijamente al hombre como intentando reconocer sus facciones, pero se sobresaltó con los gritos e insultos que rebotaron desde enfrente.
El padre le dijo lo que le había contado su hijo y la respuesta fue una violenta reacción contra el chico al que acusaba de mentiroso mientras lo zamarreaba del brazo.
–¿Vos me conocés a mi? -inquirió el hombre.
–Ahora te reconozco -le contestó el padre-, te he visto varias veces en reuniones del partido y también por televisión. Vos sos el jefe Departamental de Policía, Hugo Pasutti.
Un mes antes, el 2 de junio, cuatro chicos de entre 13 y 14 años estaban cazando cardenales con jaulas en una calle de tierra, en el camino que conduce a Gualeguay, a pocos kilómetros del centro de Victoria. Contentos iban recogiendo las tramperas que habían dejado en la banquina un rato antes con los pájaros que habían caído en ellas. Ningún mal hacían. Tal vez alguna travesura típica de la edad. En eso apareció un automóvil Volkwagen Gol gris con vidrios polarizados sin chapa patente del que bajaron dos hombres que dijeron ser policías, aunque no se identificaron como tales, uno adulto y otro más joven. Mientras el agente les pedía los datos, el comisario trataba de hacerse de los elementos que llevaban. Tras algunos forcejeos, tres de los niños le dieron las jaulas, pero el cuarto no quiso hacerlo porque hacía unos días había perdido otra similar y su padre le había impuesto pena grave en caso de reincidir en la falta. Una cachetada en el rostro y el arma que el policía sacó de la cintura terminaron por convencerlo. Los pájaros fueron liberados; las jaulas terminaron destruidas, entre patadas y pisotones; y los chicos finalmente marcharon, en medio de un mar de lágrimas y una inconmensurable desazón.
Inmediatamente, los padres de los chicos radicaron una denuncia penal, en principio contra personas desconocidas, aunque luego se les puso nombre y apellido a los supuestos victimarios. El fiscal José Alejandro Calleja consideró que había elementos para requerir la instrucción e imputar el delito al jefe Departamental de Policía de Victoria, pero no a quien lo acompañaba. Hugo Sixto Pasutti fue imputado por el delito de “vejaciones en acto de servicio en concurso ideal con amenazas”; mientras que Hugo Adrián Anghilante fue desvinculado de la causa.
Desde entonces nada ha sido sencillo para las familias denunciantes. De hecho, Miguel Ángel Hereñú, el padre de tres de los chicos, decidió retirar la presentación que había realizado inicialmente; y Ceferino Espíndola, “guardador” del menor que recibió las cachetadas y la amenaza directa, también fue objeto de intimidaciones y ofrecimientos de dinero y electrodomésticos para retirar la denuncia, según pudo saber ANALISIS.
El domingo 7 de octubre, es decir dos días antes de la indagatoria del jefe Departamental, Ceferino Espíndola estaba con su esposa en su casa cuando vio llegar a Horacio Chato Flores, a quien conocía de la militancia, ya que Espíndola es empleado municipal y un reconocido partidario justicialista que en épocas de campaña alquila su camioneta para realizar pintadas o pegar afiches por la ciudad. Flores le preguntó si él o su hijo tenían algún problema con la Policía y le recomendó que se retractara de la denuncia que había presentado ya que en caso de no hacerlo podría tener problemas en su trabajo. Inclusive, Flores llegó ofrecerle que si necesitaba algo, ellos podían dárselo, sea una heladera, una bicicleta o plata para los abogados. Espíndola no contestó. Ese mismo día, por la noche, la visita se repitió, pero el tono fue otro. Directamente Flores lo amenazó diciéndole que podría perder su puesto en el municipio y le recordó lo difícil que sería conseguir trabajo en estos tiempos.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
