Mientras se espera por primera vez la indagatoria de un militar acusado de violaciones a los derechos humanos, en la provincia un compañero de armas de Juan Carlos Ricardo Trimarco reconoció que Raquel Negro fue trasladada desde Rosario a dar a luz y que tuvo a mellizos en el Hospital Militar de Paraná. ANALISIS tuvo acceso a la declaración completa que dio Eduardo Rodolfo Costanzo, como testigo en la causa. El militar, que está procesado en la ciudad santafesina por el secuestro y asesinato de 15 dirigentes montoneros en la Quinta de Funes -incluida la mujer-, contó detalles escalofriantes y puso nombre y apellido a cada uno de los represores en la cadena de mando, y admitió que después de parir Negro fue devuelta a Rosario “en el baúl de un Peugeot 504 muerta, atada de pies y manos, de costado, acurrucada y totalmente desnuda” y luego tirada al mar en uno de los vuelos de la muerte.
J. C. V.
El hombre llegó temprano. Eduardo Tucu Costanzo bajó de celular que lo traía desde Rosario cuando todavía faltaban unos minutos para las 7. Como el camión era más alto que el portón de entrada al estacionamiento de los Tribunales Federales, tuvo que bajar en la vereda del frente del edificio. Vestía un impecable traje oscuro y llevaba las manos esposadas adelante. Miró a ambos lados y caminó rápido con la cabeza gacha unos pocos metros hasta la entrada principal. Saludó a los policías que estaban la puerta y entró. Nadie lo esperaba a esa hora, pero tenía una larga mañana por delante. Había sido citado a prestar declaración testimonial a las 8.30 en la causa en la que se investiga el robo de bebés nacidos en el Hospital Militar de Paraná durante el cautiverio de sus madres en la última dictadura.
Durante más de tres horas, Costanzo ratificó ante la jueza federal subrogante Myriam Galizzi, el fiscal federal Mario Silva y los abogados querellantes Marina Barbagelata y Gamal Taleb lo que había declarado en Rosario, donde se tramita la causa contra el represor Pascual Guerrieri y otros, por la cual se encuentra detenido con prisión domiciliaria, por el asesinato de 15 militantes montoneros detenidos ilegalmente en la Quinta de Funes. Además, aportó nombres y nuevos elementos en la investigación sobre el destino de Raquel Negro -pareja de Tulio Valenzuela, que habría participado del operativo que terminó con la muerte del general Jorge Esteban Cáceres Monié, en 1975-, una mujer que en 1978 fue trasladada al Hospital Militar de Paraná adonde dio a luz a mellizos. El represor ratificó que el varón falleció y la nena que habría sido dejada en un convento de Rosario, tal como había declarado en Rosario ante el juez federal Germán Sutter Schneider. La joven, que hoy tendría 29 años, continúa desaparecida.
Costanzo, de 72 años, es un ex agente de Inteligencia del Ejército y actualmente está detenido con arresto domiciliario, pero procesado. El represor ha reconocido que estuvo en Rosario desde julio de 1977 hasta fines de noviembre de 1978 y de allí viajó a Tucumán, por eso el apodo de Tucu o Tucumano con el que se lo conoce. “Estuve cinco años sin volver a pisar la ciudad, pero por un problema particular, regresando recién en octubre de 1983”, comentó. Dijo que se ha enterado de cómo sucedieron los hechos por sus compañeros y que además veía todo lo que estaba ante sus ojos. De hecho, se jacta de ser “muy observador”.
La Quinta de Funes fue el mayor centro clandestino de detención de la zona de Rosario. La Calamita y La Intermedia eran otras casas de tortura cercanas. Este último es una estancia propiedad de otro represor, Juan Daniel Amelong, ubicada en el kilómetro 24 de la autopista Rosario-Santa Fe, que fue establecida después que Tulio Valenzuela se escapara en México, adonde había sido trasladado como parte de un plan perpetrado por el propio jefe del Segundo Cuerpo de Ejército, Leopoldo Fortunato Galtieri para que delatara a los jefes montoneros exiliados en aquel país. Aunque estaba amenazado y con su familia como rehén, Valenzuela denunció la maniobra a través de una conferencia de prensa en la que también dio detalles sobre el funcionamiento y la localización de la Quinta de Funes. A mediados de 1978 fueron asesinados los militantes montoneros Eduardo José Toniolli, Jorge Novillo, Stella Hildbrand de Del Rosso, Carlos Laluf, Marta Maria Benasi, Ana María Gurmendi, Fernando Dussex, María Adela Reyna Lloveras, Teresa Soria de Sklate, Marta María Forestello y Carmen Liliana Nahs de Bruzzone; y los entrerrianos Miguel Ángel Tosetti, Oscar Daniel Capella y Pedro Retamar. Sus cuerpos fueron luego arrojados en los denominados vuelos de la muerte. En un escalofriante testimonio, Costanzo revela que los detenidos fueron fusilados a balazos y que por recomendaciones de los mismos pilotos, taparon los agujeros de las balas con telas y envolvieron los cadáveres con frazadas para no dejar manchas de sangre en el avión, puesto que la Fuerza Aérea había recibido reprimendas por parte de técnicos franceses que en un service realizado a los aviones Hércules encontraron rastros de sangre en las alas. En ese grupo también estaba Raquel Negro, que había sido trasladada desde la Quinta de Funes a Paraná para dar a luz, puesto que “era el único hospital militar de la zona” y fue luego asesinada y devuelta a Rosario para ser lanzada al mar con los otros militantes.
Por este hecho, mañana viernes deberá presentarse por primera vez a prestar declaración indagatoria el ex interventor militar en la provincia, Juan Carlos Ricardo Trimarco, que fue ex comandante de la Segunda Brigada de Caballería Blindada con asiento en Paraná desde enero de 1977 hasta diciembre de 1979 y comandante del Segundo Cuerpo de Ejército con sede en Rosario y jurisdicción en Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa desde diciembre de 1980, cuando reemplazó a Luciano Adolfo Jáuregui, que antes había sido segundo de Leopoldo Fortunato Galtieri.
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