J. C. V.
Ricardo Gabriel Giménez tenía 29 años. Era el menor de tres hermanos, pero a diferencia de ellos, llevaba el apellido materno porque su padre había fallecido unos meses antes de su nacimiento. Desde hacía una década trabajaba como periodista del semanario El Actual, en la localidad bonaerense de Escobar, donde escribía notas sobre la mujer, y era militante de la Juventud Peronista ligada a la Tendencia Revolucionaria. El 7 de enero de 1976 fue secuestrado de la casa de una tía: “Negro, te venimos a buscar”, escuchó de una voz que sonaba amistosa, mientras un hombre le apoyaba una mano en el hombro. Era petisito, de barbita y chueco, y estaba acompañado por ocho individuos y otros tantos fusiles FAL. Nunca más volvieron a verlo con vida. Los sicarios violaron a su tía, amenazaron de muerte a su tío y robaron algunas cosas. Ricardo apareció muerto en la ruta 4, sin manos ni pies, y fue enterrado en una fosa común del cementerio de Campana.
El periodismo fue uno de los estamentos que más preocupó a la banda de miliares armados que usurpó el poder el 24 de marzo de 1976 y que apuntaba a silenciar no sólo a un campo de la cultura sino que, sobre todo, pretendía evitar de raíz todo tipo de cuestionamiento público. Los represores consideraban que el periodismo podía poner en riesgo sus aspiraciones de perpetuidad dando a conocer la barbarie que cometían los militares o publicando las denuncias de familiares de desaparecidos. Por eso, más de un centenar de trabajadores de prensa fue detenido y un total de 84 fueron desaparecidos o asesinados. Tilo Wenner y Horacio Poggio se encuentran desaparecidos y Ricardo Giménez fue asesinado en los meses previos al golpe. Los tres son entrerrianos.
Ricardo nació a fines de 1946, meses después de la muerte de su padre, el periodista entrerriano Juan Asunción Vergara, y con su madre viuda a los 19 años. En su familia dicen que por ese motivo fue inscripto en el Registro Civil con apellido materno. Cursó la escuela primaria en un internado dependiente de la Fundación Eva Perón en Ezeiza y el secundario en el Colegio Belgrano de Escobar. Su adolescencia transcurrió entre la panadería de sus abuelos, las novelas de aventura y las recorridas escolares a la imprenta del semanario El Actual.
El periodista oriundo de General Galarza Tilo Wenner dirigía el periódico que salió cada jueves en forma ininterrumpida desde el 4 de noviembre de 1964 hasta 1976, en el que los jóvenes aprendían a limpiar los plomos y arreglar las lanzaderas. Era un semanario de política e información, que ostentaba como lema una frase del caudillo riojano Facundo Quiroga: “Libre por principios y por propensión: mi estado natural es la libertad”. Su última aparición corresponde nada menos que al 24 de marzo, día en que sufrió un atentado por parte de las fuerzas represivas. Wenner fue detenido dos días después y así quedó descabezado el medio.
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