J. R.

El ex gobernador Jorge Busti ya está participando sin disimulos en la construcción de un espacio peronista de alcance nacional que le dispute el poder en 2011 al matrimonio Kirchner. Lo hace desde la provincia en la que gobierna su ex delfín, hoy convertido en un firme aliado de la Casa Rosada, y eso anticipa días de internas en Entre Ríos. Las legislativas del año próximo podrían desatar la contienda entre dos dirigentes entrerrianos que fueron parte del mismo proceso: Urribarri y Busti, quien se muestra junto a Eduardo Duhalde, y comparte espacio con Juan Schiaretti y Carlos Reutemann. En ese marco, dentro del PJ algunos creen que la del ex mandatario es una movida de mucha más envergadura que la que se espera para disputar la Gobernación entrerriana en 2011. ¿Piensa dar el salto a la política nacional? ¿Cómo juega el poder del campo en este proceso? Sobre eso habla esta nota de ANALISIS.

El clima estaba muy tenso y el vicepresidente de la Nación ayudaba con su tono casi quebradizo y nervioso sin disimulo. Cuando Julio Cobos reveló que su “voto no es positivo” seguramente un reducido grupito de expertos de la estrategia habrá pensado que allí se estaba definiendo mucho más que el asunto de las retenciones móviles al agro.

Sólo Cobos sabrá si pensó, en el momento en que votaba, que con su posición redefinía todo cuanto existía de escenario político hasta el momento. Sepultó nombres que estaban en la cresta de la opinión pública y desempolvó otros que vieron en esa votación la bandera de largada por una extensa carretera que conduce hasta 2011.

En el justicialismo se le abrió una puerta a quienes, hasta ese momento, no hallaban un atajo por donde escapar a la sólida hegemonía kirchnerista. Cuando el temblor pasó, las miradas se posaron sobre el ex Presidente de la Nación y principal impulsor del éxito inicial del kirchnerismo a nivel nacional, Eduardo Duhalde.

La figura del dirigente bonaerense cerró en alza esa jornada y él mismo se encargó de hacerse ver. No tardó en convocar a dirigentes de su partido a realizar actividades organizadas por el Movimiento Productivo Argentino, espacio liderado por él mismo, cuya fachada camufla cada vez menos el armado político del justicialismo que enfrentará a Néstor Kirchner y su esposa, la Presidenta Cristina Fernández.

Y en medio de esa empresa, el ex mandatario y ex gobernador bonaerense se encontró con nombres de caudillos regionales que ya habían jugado sus fichas del mismo lado. Carlos Reutemann, Juan Schiaretti, José Manuel de la Sota, Felipe Solá, Mario Das Neves y el entrerriano Jorge Busti. Para sentarse a esa mesa, el presidente de la Cámara de Diputados provincial sacó número a tiempo y una credencial que está haciendo valer: los tres votos que aportó en la Cámara de Diputados en contra de las retenciones kirchneristas.

La negativa de su esposa Cristina Cremer, de Gustavo Zavallo y de María de los Ángeles Petit en la Cámara Baja no alcanzó para el triunfo antikirchnerista, pero la espera a la definición en la Cámara de Senadores no hizo más que acumular expectativa y darle más sabor de triunfo a la derrota del oficialismo.

Busti no pudo sumar a la causa en la Cámara Alta, porque los nombres que impulsó para que ocupen sus bancas le soltaron la mano y se perdieron por los caminos del kirchnerismo. Pedro Guillermo Guastavino, desde luego, pero también la ex bustista Blanca Osuna votaron para el peronismo oficialista y le dieron la espalda al peronismo díscolo.

El firmamento nacional

La derivación de la derrota K es la tierra abonada para la conformación de su rival interno. A mitad de semana, Busti dio una charla en el marco del espacio conducido por Duhalde –el ya mencionado Movimiento Productivo Argentino– donde admitió que “en el peronismo hay mucho debate subterráneo”. La construcción política hoy sale cada vez más claramente a superficie.

Esa participación le otorgó al ex mandatario entrerriano una exhibición pública a nivel nacional que no tenía desde hacía varios años. Quizás desde nunca, a no ser por algún protagonismo que ganó como senador nacional o como gobernador de la provincia donde un grupo de asambleístas dio una batalla sin cuartel contra las fábricas de pasta de celulosa en Uruguay.

Lo cierto es que hoy Busti es parte activa de la mesa anti K que piensa en 2011. No necesitaba quien fue tres veces gobernador –observan algunos analistas– semejante jugada para dar los pasos iniciales que lo puedan depositar en la Casa Gris por cuarta vez y eso lleva a una pregunta de respuesta impensable por el momento: ¿Piensa Busti en dar un salto a la política nacional?

La posición que mantuvo en el conflicto por las retenciones es –junto con la adhesión a Antonio Cafiero en 1989– su jugada más riesgosa, pero con la diferencia que esta vez no tuvo sabor a derrota.

También hay que decir que son los pasos iniciales de una carrera, cuyo primer gran examen podría presentarse al momento de formar una opción electoral justicialista de cara a las legislativas del año próximo. Es un hecho que Busti espera señalar a los candidatos y, en la lógica del poder, el gobernador Sergio Urribarri haría lo propio. Es en ese punto donde puede estar desatándose la interna real y no declamada.

Por estas horas, los distintos medios hablaron de lo que ANALISIS anticipó hace un par de semanas: que el ex candidato a vicegobernador por el peronismo disidente, Enrique Tomás Cresto, sería quien encabece la lista de candidatos a legisladores nacionales que impulsaría el bustismo.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)