Hugo Remedi
Este sábado, en Concepción del Uruguay, 45 convencionales constituyentes jurarán la nueva Carta Magna y cesarán en sus cargos. Con ello, encontrará epílogo una idea que por casi un cuarto de siglo dividió a buena parte de los entrerrianos y a la dirigencia política toda y comenzará a transitarse un nuevo tiempo en la provincia y también para quienes concretaron la reforma y el conjunto de asesores. La mayoría de ellos –sorpresivamente si se quiere– vuelve al llano, según pudo determinar ANALISIS. Sin embargo, los dirigentes de activa militancia política ya están preparando sus huestes para mudar el campo de batalla de cara a las próximas elecciones partidarias y las nacionales de 2009. ¿Busti 2011 ya? ¿Vuelve Alasino? ¿Rogel presidente de la UCR o gerente de empresa? ¿Allende apoya candidaturas de Motta sin pelearse con Busti? ¿Villaverde con su “ni” se toma vacaciones partidarias? ¿Pesuto deja Viva Entre Ríos y se arrima al bustismo? ¿Carlín se suma a la grey de los pasivos? ¿Muere Recrear y se fortalece la Coalición Cívica? Todo puede ser. Hasta incluso que, Urribarri deje el Partenón y vuelva a tiempo a Entre Ríos para participar del acto de jura y de ese modo evita un tremendo mamarracho político.
La historia institucional dirá que la reforma de la Constitución en Entre Ríos insumió los primeros nueve meses del año 2008. La historia política deberá corregirla y decir que en realidad la reforma que tendrá su ocaso este sábado duró 24 años.
En efecto, casi un cuarto de siglo llevó como inversión política llevar adelante la reforma de la Constitución Provincial de 1933 desde que la polémica idea de institucionalizar la iniciativa bajó a la opinión pública, desde el entonces gobernador radical Sergio Montiel, allá por 1984, y colapsó en manos de la oposición.
Fueron pasando los distintos gobiernos provinciales y el juego fue repitiéndose: nunca era el momento ideal; así, el oficialismo proponía y la oposición se negaba. Jorge Busti dos veces, Mario Moine y Sergio Montiel, también dos veces, quisieron pero no pudieron. El tema de la reelección fue siempre la horqueta donde quedaron ahorcadas las intenciones reformistas.
Mientras tanto, en 1994, el entonces Presidente Carlos Menem, de la mano del acuerdo con Raúl Alfonsín, reformaba la Constitución Nacional.
En su última gestión de gobierno, Busti atropelló nuevamente con la idea y, pese a que no contaba con los votos propios, logró infiltrarse en las posiciones enemigas absolutamente devaluadas y entonces sí armar un bloque con amigos y adversarios que le permitió llevar adelante la iniciativa.
Este sábado, tras la jura de la nueva Constitución en Concepción del Uruguay, los 45 convencionales cesarán en sus cargos y podrán decir “misión cumplida”, aunque serán el tiempo y la puesta en marcha del nuevo texto legal que regirá la vida de los entrerrianos los que fortalecerán o no la idea de que todo este esfuerzo que insumió 24 años de dura lucha entre entrerrianos fue o no en vano.
En Entre Ríos, la reforma parió mal, tuvo una gestación complicada, una elaboración medianamente madura y un final que hasta hoy amenaza con tormentas.
Las internas peronistas, y fundamentalmente la pelea entre Jorge Busti y Sergio Urribarri, le han puesto a la jura de la Constitución un suspenso inesperado y que tiene que ver con que si en el acto de jura estará presente la Presidenta de la Nación o gente del kirchnerismo de la primera línea y, fundamentalmente, si estará el gobernador de la provincia.
Uno supone que las internas partidarias permiten especulaciones de este tipo, pero no al extremo de que el mandatario provincial, que se fue a Grecia a ver jugar al fútbol a su hijo, no vaya a estar en el acto. Uno debería entender, en realidad, que Sergio Urribarri –que a decir verdad nunca ha dicho taxativamente que no concurrirá– estará entreteniendo a la muchachada ansiosa que no puede terminar de cerrar “el protocolo”. Pero que, al final, seguramente estará subsanando aquella disparatada posibilidad de no asistir al acto institucional –tal vez más importante desde 1983 a la fecha– que, de concretarse, pasaría a convertirse en el mayor mamarracho político de los últimos años.
Los convencionales se van entusiasmados con lo que les dejan a los entrerrianos. Aseguran que se hizo lo mejor que había para hacer aunque reconocen excepciones a la regla, fundamentalmente donde operó la mayoría automática del oficialismo peronista. Ahora se viene un nuevo tiempo desde lo político: el de la actividad partidaria, radicales en estado de resucitación gracias a lo que desnudó la crisis del campo; y peronistas que en plena crisis se aprestan a enfrentar internas de cara a las elecciones de 2009, que no van a generar mucho interés social, por cierto, ya que solo se renuevan cuatro diputados nacionales, pero que sí servirán para ver por donde anda electoralmente el peronismo, fundamentalmente.
Del resto de los componentes que formaron el lote de convencionales reformistas, la Coalición Cívica-Partido Socialista, anda por allí sin haberse instalado aún con identidad para contener al conjunto del electorado que, encuestas mediante, hoy dice que votan al rubro “otro partido”.
Viva Entre Ríos, que nuclea a peronistas no oficialistas, parece camino a quedarse diluida en la circunstancia electoral, ya con pases a cuestas de algunos de sus integrantes; y, finalmente, Recrear no es más que una ilusión electoral, al menos en Entre Ríos.
El futuro de los 45 convencionales entrerrianos tiene casi un punto en común: la mayoría de ellos vuelve al llano, es decir, a sus actividades particulares cuando mucho se especulaba –como habitualmente sucede con los legisladores que terminan sus mandatos– iban a buscar conchabo en las distintas vertientes del Estado. Los políticos siguen en política, la mayoría vuelve a sus actividades privadas, ya sea empresariales, estudios profesionales, docencia, etcétera, de acuerdo al testeo que pudo hacerse.
Para algunos la Convención Constituyente será un buen recuerdo, una medalla o el broche de oro a una carrera profesional; para otros, los políticos de activa militancia, la vida sigue.
Y en ese devenir, será atrapante saber qué se viene de cara al futuro para dirigentes políticos, como por ejemplo Jorge Busti, Luis Agustín Brasesco, Santiago Reggiardo, Augusto Alasino, Fabián Rogel, José Allende, Juan Carlos Cresto, Héctor Motta, Hermo Pesuto, Rubén Villaverde etcétera. Y hasta allí llegó el trabajo de ANALISIS.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
