Cornisas: la otra ciudad que no miramos

Edición: 
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La capital entrerriana vista desde un enfoque particular

Claudio Cañete

Paraná es tan bella en sus detalles ocultos como en sus paisajes explícitos de plazas, calles y el Parque Urquiza. Por eso su historia, la sucesión de estilos arquitectónicos, las cronologías de conceptos estéticos y las simbologías se encuentran también narradas en las cornisas de sus construcciones, un lugar hacia donde, generalmente, se mira poco. En este ensayo fotográfico de ANALISIS se indaga -con mirada sorprendida y sin academicismos, como la de un transeúnte común- en estas partes superiores de las construcciones del microcentro, que con el paso del tiempo se cargan cada vez más de misterios. Algunas más hermosas y ornamentadas que otras, pero igualmente poco a poco se convierten en un testimonio distinto para leer la evolución urbana de la capital de Entre Ríos.

Como se sabe, Paraná es una ciudad que no tiene fundación como otras, el caso de Buenos Aires, Santa Fe o Córdoba. No tuvo un acta fundacional redactada por los conquistadores españoles. Pero la historia muchas veces requiere puntos de partida para el ordenamiento de datos y un mejor entendimiento de los procesos mismos que produce el hombre. En este sentido, entonces sí, se puede decir que la ciudad de Paraná tiene un origen. Un punto de partida para su identidad.

Paraná conmemora los años de su existencia recordando la fecha del 23 de octubre de 1730 –y su correlativo del 25 del mismo mes–, cuando el Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires resolvió erigir la Parroquia del Pago de la otra Banda del Paraná. Decreto de mucha importancia y posterior repercusión para el pueblo entrerriano, ya que ello significó el comienzo de la organización del territorio. Por eso se considera esa fecha del 23 como “fundación” de Paraná. Una ciudad formada sin previos planeamientos –sin la marcación de cuadras como hicieron los españoles con las otras ciudades con fundación formal–, nacida por simple asentamiento de pobladores. Surge así con caracteres propios la nueva entidad social. A su Parroquia le correspondió ejercer funciones tanto en el orden religioso como en lo administrativo y político. Para proveer el nuevo Curato de la Bajada, fue designado el 15 de marzo de 1731 el presbítero Francisco Arias Montiel. Ya en ejercicio de su misión, solicitó del Cabildo Eclesiástico ayuda a favor de su Parroquia, que carecía de todo, y que se dispusiera el traslado a Paraná de los ornamentos de la Capilla del Pueblito de San José del Rincón (Santa Fe). El traslado se hizo efectivo tras ser atendida la petición de Arias Montiel, que tuvo la honra, entonces, de recibir la venerada imagen de la Virgen del Rosario, posteriormente elegida por sufragio popular como Patrona de Paraná.

Efectuada la erección de la Parroquia, se creó en 1733 el cargo de un Alcalde de la Hermandad para el pueblo de la Bajada y territorio entrerriano, con atribuciones semejantes a las señaladas a los jefes de policía. Fue don Santiago Hereñú el primer alcalde de la Bajada. En tanto, el Cabildo de Santa Fe señaló la demarcación de la zona de chacras correspondiente al nuevo poblado. La daban los arroyos Paracao, Saucecito y Las Tunas. Y aunque no se establecieron sus autoridades comunales por considerarlo innecesario, quedó delimitado el ejido de la pequeña población.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

Deportes

Ochoa se quedó con la cuarta final de la temporada en el TC Pista.

El "Tricolor" intentará sacar ventaja en su duelo como visitante.

La Liga Paranaense de Fútbol contará con nutrida actividad a partir de las 13.

Opinión

Por José Federico Mastaglia (*)  

(Foto ilustrativa: Cedoc)

Cultura

Un espacio de salud mental pensado para adolescentes y jóvenes.

El beneficio es en el marco de plan federal FortalecER Teatro.

La actividad se realizará el próximo lunes en la FCEDU.