Daiana Pérez Gomiero
(especial para ANALISIS)
Un estudio realizado por profesionales del Conicet y de la Universidad de Buenos Aires confirmó que el glifosato es altamente tóxico y provoca efectos devastadores en la salud. ANALISIS recogió datos y testimonios que certifican desde hace años lo que ahora se aclaró: que el uso de agroquímicos es un problema de salud y ya ni siquiera las autoridades lo niegan. Ernesto, Karina, Vanesa y Marcela tienen algo en común, algo que ellos jamás imaginaron. Los une el haber estado cerca o en contacto, en algún momento de sus vidas, con alguna plantación de soja transgénica fumigada con round-up.
“Cuando me acostaba y no podía respirar me di cuenta de que algo estaba pasando”. Ernesto, 27 años, productor.
“Cada vez que fumigaban, todos en el barrio nos sentíamos mal. A mis hijas, las tres asmáticas, les costaba un triunfo respirar”. Karina, 38 años, radióloga.
“Supuestamente el parto había sido normal y todo estaba bien, hasta que llegaron con Lucas y me di cuenta de que algo tenía en sus manos”. Vanesa, 26 años, mamá.
“Cuando me enteré de la enfermedad de mi hijo, lo primero que hice fue preguntar cómo curarlo… cuando me dijeron que no, que esto es para toda la vida”. Marcela, 34 años, docente.
Ernesto, Karina, Vanesa y Marcela tienen algo en común, algo que ellos jamás imaginaron. Los une el haber estado cerca o en contacto, en algún momento de sus vidas, con alguna plantación de soja transgénica fumigada con round-up.
En nuestro país, luego de la crisis de 2001 y la posterior devaluación, la soja se convirtió en un milagro. Prácticamente permitió salir de la crisis, de la crisis de la devaluación, no de la crisis general e histórica que vive la Argentina.
La superficie sembrada de soja ocupa más del 50 por ciento de la producción de granos y el 55 por ciento de la superficie agrícola sembrada. Es más, supera toda el área sembrada existente en el 1995. Y es importante tener en cuenta este año, porque es clave en el proceso. En ese año se introduce en nuestro país la soja transgénica: modificada genéticamente para hacerla más resistente a los herbicidas y a las plagas.
Lo particular de su introducción, a cargo de Felipe Solá, entonces secretario de Agricultura del gobierno de Carlos Saúl Menem, es que se autorizó sin ningún estudio que avalara dicha decisión. Es decir que no se tuvo en cuenta una cuestión fundamental: la sustentabilidad del modelo. Sustentabilidad económica, social y ambiental.
Para Ricardo Sito, estudiante avanzado de Agronomía, la cuestión es clara: “El sistema de producción con base en el uso de agroquímicos es un modelo no sustentable por diferentes motivos: socialmente, el uso de altas tecnologías ha hecho que la mano de obra sea mucho menor. Además de que es un sistema que requiere de altas inversiones para poder acceder a él, lo que restringe su uso sólo a una fracción de los productores existentes, en general de medianos a grandes o a los fideicomisos o pools de siembra. Aquellos productores que no pueden acceder a él, suelen optar por la renta de sus tierras. Si bien no las venden, se pierde parte de la cultura de trabajo histórica del hombre de campo. Económicamente el sistema requiere de una serie de rotaciones de cultivos que no son rentables, tanto como la soja. Esto genera el monocultivo. La mayoría de las veces son los pools de siembra los que no cumplen las rotaciones. Los productores suelen cumplir la rotación, esto hay que reconocerlo y poner énfasis en que al productor le gusta trabajar, le gusta esforzarse y muchas veces a pesar de trabajar a pérdida lo hace igual. Porque es lo que sabe hacer”.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
