-La continuidad positiva. “La unidad del justicialismo es garantía de triunfo en la provincia”. La afirmación corrió como idea fija en círculos amplios del peronismo y fue el principio rector que tuvieron presente tanto Jorge Busti como Sergio Urribarri en el momento duro de la confección de la lista para diputados nacionales. Días antes, con ese punto de equilibrio acuestas la dirigencia dio asistencia perfecta al congreso reunido en Villaguay el 25 de abril. Bajo el mandato del órgano máximo del partido el Consejo Provincial definió la lista que hoy recorre la provincia. El ordenamiento del conjunto del justicialismo tras la lista que encabeza Raúl Barrandeguy y que secunda Cristina Cremer fue ponderable. De ahí en más arrancó la campaña. Apenas sonaron los primeros actos fue visible que el justicialismo tomaba vuelo. Entonces, el parecer de la dirigencia y el dato alentador de las primeras encuestas fueron confirmando que se estaba en buen camino. Como se suele decir, el punto de unidad alcanzado daba muestras de eficacia. Este marco se mostró rebosante en momentos de visitar Paraná la Presidenta de la República, Cristina Fernández de Kirchner. En el escenario montado en el Parque Industrial, el gobernador se movía con la soltura de un anfitrión satisfecho de lo que está haciendo.
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-La campaña de Busti. Pero si bien el escenario del Parque Industrial presentaba todas estas venturas, la mano de Urribarri en la construcción de la campaña electoral estaba lejos de colmar las expectativas de protagonismo por parte del ex gobernador Jorge Busti. Cabe suponer que como buen viejo zorro en cuestiones de luchas internas, vio que esto de asentar la campaña en las realizaciones del gobierno y el fuerte reconocimiento al apoyo de la Nación a esos emprendimientos terminaría por licuar su presencia en todo el tramo electoral. La resultante de toda esa armadura iba a ser claramente favorable a las aspiraciones de Urribarri. Como no es hombre de amilanarse al primer amague, no bien bajó las escalinatas del palco ya le caminaba en la cabeza la decisión de disputar con todo su peso la conducción de la campaña. Entonces aparecieron diferentes actos donde se hacía notable su figura por sobre los candidatos. Así las cosas, los discursos de Busti quedaron enmarcados en su confrontación con la Gobernación de Sergio Montiel, recordando el fracaso del gobierno de la Alianza con el Presidente Fernando de la Rúa.
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-Travesuras peligrosas. Este nuevo mapa de campaña que comienza a dibujarse bajo el protagonismo excluyente de Busti presenta facetas que rompen con las reglas de juego fijadas en el momento de conformar la lista de diputados. Cabe suponer que en circunstancias quedaba claro que si bien la defensa del proyecto nacional kirchnerista no formaba parte de las consignas fundamentales, los ejes de la campaña electoral del Frente Justicialista Entrerriano, no debía confrontar con ese encuadramiento. El propio Busti fijaba con mucha claridad los términos del acuerdo tanto en su primer discurso cuando presentó la lista en el local del Consejo Provincial del Justicialismo en Paraná, como en varios reportajes brindados a medios locales y nacionales. Por eso, por poco claro que hubiera quedado ese acuerdo lo que nadie podía suponer era que Busti iba a utilizar la campaña electoral por los diputados nacionales para abrir la interna contra Kirchner en la disputa por la presidencia del justicialismo. Este desborde tan evidente deja mal parado al gobernador Urribarri y a una franja amplia militante que se mueve dentro y fuera del Partido Justicialista.
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-AGMER Rojo y Negro. Es atinado recordar que la agrupación Rojo y Negro que lidera César Baudino se terminó imponiendo en forma clara a la Lista Integración que en esos momentos llevó como candidato a secretario general a Mario Bernasconi, de Concepción del Uruguay. Fue un proceso electoral largo que vale retener en detalles. El primer tramo se llevó adelante al comienzo de noviembre del 2008. Como consecuencia de recursos que denunciaban fraude por parte de la lista que se iba imponiendo, la Rojo y Negro, se llevó adelante un proceso de conteo voto a voto por parte de la Junta Electoral presidida por Beatriz Montaldo. Como resultado de ese conteo y en función de irregularidades observadas en distintas urnas, se hizo un nuevo llamado a elecciones en siete departamentos. En ese proceso eleccionario complementario de noviembre, la Rojo y Negro se impuso con mayor contundencia.
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-Un corralito. Durante el gobierno de Jorge Busti, pero ya con la presencia como ministro de Gobierno del contador Adán Bahl, comenzó el descuento de los días no trabajados. De todas maneras, cuando se levantaban las medidas de lucha “los salarios caídos” entraban en la negociación. Con el gobierno de Sergio Urribarri las cosas cambiaron. El ministro Bahl no aceptó que los salarios descontados por los días de paro fueran devueltos. Se sucedieron acciones judiciales por parte del gremio pero la Justicia en diferentes instancias dejó firme la posición del ministro. A partir de ahí las bases docentes empezaron a poner las barbas en remojo y a retacear el cumplimiento de las medidas de lucha determinadas por el gremio. Es claro, en los tiempos en que al frente de AGMER estaba Elizar las cosas eran muy sencillas para la Agrupación Rojo y Negro. Se incitaba al gremio a adoptar posturas de paros progresivos y se hacía responsable a la conducción provincial por la falta de contundencia. A tal punto funcionó con eficacia esta postura que los Rojo y Negro lograron quebrar a la agrupación Celeste. El desprestigio para la conducción fue tan fuerte que Elizar no figuró en ninguna lista. Pero para un observador que tomara distancia de esta puja, los índices de ausentismo se venían cayendo.
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