Claudio Cañete
Pocas son las propuestas a nivel provincial que, producidas desde ámbitos académicos de renombre, buscan articular el arte, el hombre y su ambiente. En tiempos tan urgentes en que Entre Ríos tiene puesta su preocupación en la tala indiscriminada de los montes nativos y la contaminación de sus acuíferos, ANALISIS presenta el proyecto de tesis de Marcela Pujol, con el que obtendrá seguramente su título en la Licenciatura en Artes Plásticas, que dicta la UNER. Ésta es una clara muestra del poder transformador que pueden tener distintos esfuerzos generados desde sectores estratégicos del contexto cultural educacional. En este caso, los alumnos de la Escuela Número 38 Mariano Necochea, de Cerrito, que desarrollan sus tareas en la Reserva Natural Educativa Montecito de Lovera.
Tramas eco-artísticas es el proyecto de Tesis que preparó la docente paranaense Marcela Pujol para obtener su título en la carrera de Licenciatura en Artes Plásticas, de la Facultad de Ciencias de la Educación, de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER). “Nació con el deseo de establecer vínculos entre hombre-arte-ambiente, resignificando al paisaje natural en nuevos espacios, donde los sentimientos, saberes, colores y formas se interrelacionen en cada encuentro educativo y experiencia artística vivenciada”, explicó Pujol en diálogo con ANALISIS. La presentación de la Tesis ya fue evaluada por el profesor tutor Arturo Firpo, pero aún tiene que defenderla ante el tribunal integrado por docentes de la UNER. Más allá de esto, las actividades ya se han concretado en espacios reales. Para ir construyendo el necesario sentido de lugar desde la ecología, el arte y la educación, la autora de esta propuesta se propuso dos ejes de acción: el primero, marcar una serie de encuentros creativos con alumnos de la Escuela Número 38 Mariano Necochea -de Jornada Completa-, de la ciudad de Cerrito; el segundo, la expresión plástica a través de la producción de obras.
“Los espacios naturales de la comunidad representan mundos significativos que invitan a aprender, creando con nuestros sentidos y manos. Abordando la expresividad se fortalece la valorización del cuidado del ambiente y la conciencia ambiental. De esta experiencia artística se encauza lo ecológico, buscando fortalecer la conexión entre el hombre con el lugar donde vive: su cultura, su historia, su vida cotidiana. La casa, la escuela, el barrio, la plaza, la Reserva Natural Educativa Montecito de Lovera, son auténticos manantiales de recursos para incentivar la realización de experiencias educativas”, puntualiza un tramo de la fundamentación del proyecto.
La experiencia y todos sus detalles
Durante el año 2008, docentes y alumnos de la Escuela Número 38 Mariano Necochea, de Cerrito, se sumaron a participar de esta propuesta interdisciplinaria ideada por Pujol. Y así los chicos y maestros, con la mochila lista, zapatillas, gorro y sin olvidar el agua para cuando fueran sorprendidos por el calor en el medio de la travesía, recorrieron la Reserva, la plaza y las veredas de su pueblo. Exploraron, percibieron y reconocieron su medio natural y cultural, sintiéndose parte de su realidad ambiental.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
