Un periodismo de aguas adentro

Edición: 
845
Suplemento especial: Día del Periodista

Verónica Toller (*)

Recuerdo cuando Jesús Pavlo Tenorio, profesor de Opinión Pública en la Escuela de Periodismo “Carlos Septién García”, de México, nos decía riéndose: “Se viene el matriarcado en los medios”. Porque el número de mujeres estudiantes de la carrera iba, a principios de los ‘90, in crescendo (hoy, el fenómeno abarca otras ramas del universo profesional y se analiza en foros académicos y políticos; se habla de la “feminización de la matrícula universitaria” en nuestro continente. En Argentina, las egresadas son el 60 por ciento del total y obtienen mejores notas estadísticamente que el alumnado masculino. Pero no acceden ni por asomo a puestos de decisión o dirigenciales en la misma proporción).

Debatíamos entonces en clases si ese “matriarcado” significaría un plus, un toque distinto para los medios, o si, por el contrario, la mujer y el varón trabajan exactamente igual, se les exige exactamente igual y brindan lo mismo desde lo profesional. Hoy, tras mucho camino recorrido, creo que la respuesta es sí, significa algo distinto. Y no.

Mujeres y varones somos iguales en dignidad y en capacidad, pero distintos en la forma de hacer y de entender el mundo. Ambos tenemos igual responsabilidad frente a la verdad, idéntico compromiso con la formación, el respeto por el otro, la construcción del bien común. Pero…, si bien lo que sigue también nos cabe a ambos, a las mujeres nos apremia un poco más -por aquello de maternal y cuidadoras de la vida que tenemos-: nos importa dar testimonio de la esperanza, de la solidaridad, de la honestidad.

“Esas periodistas a las que se lee más hoy lo están consiguiendo porque hablan directamente de las cosas que interesan a la gente y lo saben hacer desde un estilo que es muy propio y que al varón no se le ocurre porque está en otra órbita distinta", decía en 1998 en una entrevista hecha por Teresa Sandoval la escritora española Victoria Camps, ex senadora socialista y catedrática de filosofía moral en la Universidad Autónoma de Barcelona. "La mujer tiene cosas distintas que aportar en cualquier profesión. (…) porque tiene una cultura distinta, es más pragmática, ha vivido siempre más cercana a las personas, tiene toda una serie de valores muy propios que las feministas definen como los ‘valores del cuidado’. (…) Su aportación a la vida profesional debería ser el ir no para imitar sólo lo masculino sino lo que valga, y aportar también lo propio para que el otro lo copie, no para que ella siga ocupándose y haciendo una serie de funciones que siempre ha hecho, sino para intentar que aquello se reconozca como un valor social, que obviamente lo es”.

Así, creo que todos, periodistas hombres y mujeres que compartimos la riqueza de este trabajo, podemos renovar hoy nuestro compromiso de denuncia y de anuncio. Denunciar el dolor, la usura, la mentira hecha de promesas de ocasión, compraventa de sueños acarreados por aires de campañas que, en cuanto estas pasan, se esfuman y dejan todavía más fuerte la sensación de que nadie vale nada, todos son instrumentos, escalones donde pisan los acostumbrados a subir a costa del resto.

Denuncia. Para distinguir entre verdad e ilusión. Entre líderes y mentirosos, entre los que conservan todavía la vocación de servicio en el alma (que los hay, sí) y los egoístas supremos consumados.

Pero el anuncio debe ir, a la par. Porque la vida es mucho más que corruptos y rastreros, inseguridad y violencia, rutas cortadas y pobreza que duele. La vida es, también, padres que se esfuerzan, matrimonios que luchan por educar a sus hijos, maestros, médicos, mucamas, investigadores científicos, productores, empleados, policías, gente que da y se da mucho más allá del salario (también los hay, sí).

Empresarios que practican la justicia social (existen, y no son una especie en extinción, por suerte).

Ya sé que no son las noticias del rating. ¿Saben cuáles son las noticias del rating? El día 2 de junio, que Susan Boyle ingresó a un neuropsiquiátrico (al tope de los accesos en los sitios digitales de Europa y América) o que “Nacha Guevara” dejó Gran Cuñado (entre las tres más leídas de lanación.com). ¿Gran Cuñado? ¡Estoy harta de Gran Cuñado! Qué, ¿uno no está “in” si no sabe lo que pasó anoche en tinellilandia y se queda “out” si no sabe quién está nominado para irse de la casa? ¡Por favor! Una vez, dos veces, hasta tres…, es gracioso, sí. Pero, ¿no podemos ocupar mejor nuestro tiempo?

Talk shows, chismeríos en zapping, banalización… Los comunicadores de hoy tienen “una tarea, una vocación profética: clamar contra los falsos dioses e ídolos de nuestro tiempo –decía Juan Pablo II–: el materialismo, el hedonismo, el consumismo, el nacionalismo extremo, la manipulación de la vida, los intentos solapados a veces, abiertos otros, de imponer el aborto… Por encima de todo, el comunicador tiene el deber y privilegio de proclamar la verdad”.

En este nuevo 7 de junio quiero volver a ponerle las fichas al periodismo social que no se deja seducir por el sensacionalismo; periodismo donde no solo las mujeres sino también los hombres se preocupen y ocupen por contar la vida de la gente y sus necesidades y no se mareen con los fuegos fatuos de las grandes reuniones o las exclusivas de políticos que hoy se apuñalan con estiletes verbales y mañana se dan la mano (y ambas cosas forman parte de acuerdos inconfesables e inconfesados).

Un periodismo que ayude a comprender (enterarse no es lo mismo que entender). Un periodismo que hable más de lo cotidiano, de la solidaridad. El martes pasado estuve en la Universidad Austral con José Levy (CNN, corresponsal de guerra en Medio Oriente). Resumió así uno de sus primeros objetivos profesionales: “Levantar el sentimiento de solidaridad en otros” mediante su trabajo. “Siempre busco el denominador común que permita encontrarnos”, recalcó.

Creo que no se puede ser periodista en serio sin libertad interior. Esa clase de libertad que nos salva de la autocensura y nos endurece contra los censuradores; que nos levanta la frente ante los empellones del poder que se molesta con las críticas y nos libera a la vez de quienes pretenden atarnos la conciencia y la palabra con bolsillos llenos.

La responsabilidad del periodista corre paralela con su amor por la gente. Si hacemos nuestro trabajo para nosotros mismos con afanes de distinguirnos y con ansias de poder (el cuarto poder, ¡vaya que lo es…!), si pensamos en nuestro rédito en vez de pensar en el otro…, habremos arruinado nuestra oportunidad de ser en el hacer, de labrar una huella de hermandad en donde nos toca.

“Para ser periodista hay que ser buena persona ante todo”, dice Ryszard Kapuscinski. Periodistas con Internet en un ojo y lo que pasa alrededor en el otro. En las manos un puente, en la tinta o el micrófono la palabra de los acallados y los ignorados, los enfermos, los más pobres, los débiles. Y en la conciencia, Dios.

(*) Periodista del diario El Día de Gualeguaychú y corresponsal de Clarín.

Deportes

CVE

Mariano Werner le pidió a Hugo Mazzacane por el retorno del Turismo Carretera al Club de Volantes Entrerrianos.

Flotta

Flotta repasó la primera semifinal de la Copa de la Liga Profesional de Fútbol.

Sionista

Sionista visitará a Unión, en Crespo, en un partido que pondrá cara a cara a dos equipos que necesitan ganar.

Werner

Mariano Werner analizó su victoria en Toay y destacó que tuvo un "poco de suerte".

Pitu

Arnaldo González mostró su frutración tras el empate frente a Talleres de Remedios de Escalada.

Malvinas sacó ventaja en el encuentro de ida de las semifinales.

San Benito ganó sus dos primeros partidos y lidera la Liga Femenina.

El "Pingüino" venció a Oro Verde en el clásico y marcha segundo en la tabla.

Defensores de Pronunciamiento ganó por 3-1 jugando como local.

Opinión

Por Eduardo Aliverti (*)
Por Selva Almada (*)
Por José Federico Mastaglia (*)  

(Foto ilustrativa: Cedoc)

Por Ladislao Uzin Olleros (*)  

Zdero, Macri, Sadir, Frigerio, Valdés, Torres, Poggi y Pullaro, gobernadores de Juntos por el Cambio.

La Red de Intendentes ya mantuvo encuentros en Buenos Aires y Córdoba.