Silvio Méndez
Como parte de la larga y persistente lucha de los organismos de derechos humanos en Argentina, hace unos años se creó en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el Instituto Espacio para la Memoria. La misión y función de esta entidad se funda en el mismo articulado de la ley que la creó en 2002: “El resguardo y transmisión de la memoria e historia de los hechos ocurridos durante el Terrorismo de Estado, de los años 70 e inicios de los 80 hasta la recuperación del Estado de Derecho, así como los antecedentes, etapas posteriores y consecuencias, con el objeto de promover la profundización del sistema democrático, la consolidación de los derechos humanos y la prevalencia los valores de la vida, la libertad y la dignidad humana”.
El trabajo concreto para llevar adelante estos propósitos se ha materializado en diversas campañas de difusión, construcción de archivos, intervención pública y recuperación de los lugares donde funcionaron centros clandestinos de detención.
Sobre este último tipo de actividades puede tenerse presente también la polémica que se concitó en torno a la entrega por parte del Estado del predio de la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma). Este lugar emblemático del secuestro y la tortura en los años de plomo, fue abierto nuevamente por los organismos en octubre de 2007 ya como un Espacio para la Memoria.
Precisamente, uno de los ejes de trabajo del Instituto –y que posee un área específica- es el que se aboca a recuperar los que fueron centros clandestinos de detención.
El señalamiento e incorporación a la actual trama urbana de estos sitios no se presenta como una mera reivindicación en sí misma. Su visibilización o recuperación significa un reconocimiento en la construcción de la memoria colectiva e incluso como un posible aporte a las causas abiertas contra los genocidas.
Área Paraná
En la ciudad y en la provincia poco o nada se conoce o se registra públicamente de los lugares que sirvieron de campo de operación de la última dictadura militar. Indagaciones periodísticas, documentación, testimonios y relatos poco a poco han aportado datos para establecer un mapa del circuito clandestino.
Pasos importantes se han dado con el trabajo de las organizaciones de derechos humanos, así como las declaraciones a la Justicia de los sobrevivientes.
Ciertamente, tras la reapertura de las causas contra los represores en Entre Ríos, merced a la declaración de nulidad de las leyes de impunidad impulsadas por Raúl Alfonsín, y la inconstitucionalidad de los indultos presidenciales firmados por Carlos Menem, también se han abierto caminos para conocer una trama invisibilizada de recorridos, puntos y edificios usados. Una infraestructura edilicia sin la cual no hubiese sido posible mantener las víctimas ocultas.
Entre los sitios demostrados están, claro está, las dependencias pertenecientes a las fuerzas de seguridad, unidades militares y policiales. Pero hubo espacios de encierro, traslado y torturas en ámbitos que han mutado, tanto alejados del casco urbano como céntricos. Entre estos últimos casos es notable el ejemplo del que existió en el Museo Provincial de Bellas Artes Pedro E. Martínez, que se encuentra en calle Buenos Aires 355, frente a Plaza Alvear de Paraná. En donde ahora es una galería de arte, funcionó un Departamento de Investigaciones de la Policía provincial, hasta que por 1980 la vieja casona fue cedida para su actual utilización.
En los 70, el paso por el frente de la vereda estaba cerrado con vallas y cadenas. Se encontraba apostada una guardia permanente con dos uniformados con cascos en lo alto de la escalinata de entrada. El ingreso de los detenidos generalmente se realizaba por esa puerta principal. Luego de pasar por las oficinas, eran alojados en distintas habitaciones posteriores ubicadas alrededor del enorme patio; incluso el sótano también era ocupado para tal fin. En la faz “administrativa”, la sede se ocupaba para organizar el “enlace” entre los grupos de tareas provinciales y nacionales que coordinaban el II Cuerpo de Ejército, con asiento en la ciudad de Rosario, y desde el cual se ordenaba la ejecución de los allanamientos y “enfrentamientos”.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
