Silvio Méndez

Horas decisivas se están viviendo por estos días en Gualeguaychú luego de la masiva movilización sobre el Puente Internacional General San Martín en la que se solicitó la erradicación de la pastera Botnia-UPM. Los propios militantes de la Asamblea Ambiental reconocieron que fueron desbordados en la organización, en la capacidad de transporte y atención a la gente que concurrió, superando las expectativas propias y extrañas. Según distintos sondeos asistieron entre 80.000 y 120.000 personas el domingo al enlace vial que une la localidad entrerriana con la vecina Fray Bentos en Uruguay.

La cantidad de manifestantes fue una cifra impensada, sobre todo para esferas oficiales, donde se esperaba el desenvolvimiento de la convocatoria para evaluar las iniciativas a seguir tras el polémico fallo del Tribunal Internacional de La Haya, que admitió la violación del Tratado del Río Uruguay pero no reconoció pruebas suficientes para determinar que la fábrica finlandesa contamina. La sentencia no dejó nada conformes a los vecinos que, tras la desazón, revivieron con el apoyo de la gente que concurrió a la marcha, redefiniendo posiciones y un escenario cambiante.

En la proclama leída el domingo, los asambleístas reafirmaron la “exigencia es el inmediato desmantelamiento de Botnia-UPM, porque no se puede monitorear ni controlar el funcionamiento de un emprendimiento ilegal; el fallo, lejos de solucionar el conflicto lo agrava; es inhumano y perverso que después de luchar tanto tiempo nos condenen a convivir con la contaminación de Botnia–UPM”, apuntaron. Precisamente de esta letra de los reclamos, el gobierno entrerriano vislumbró una de las propuestas para intentar destrabar el conflicto, y en una reunión con las autoridades nacionales el martes avanzaron en afinar la estrategia para el monitoreo de la fábrica.

En este sentido, el senador Pedro Guastavino, quien participó junto al gobernador Sergio Urribarri de una reunión con el jefe de Gabinete de Ministros, Aníbal Fernández, indicó que “Argentina no pudo tomar muestras directas de los efluentes de Botnia, lo más cerca que se pudo llegar fue a 237 metros de la pastera. El fallo de La Haya no dice que la papelera no contamina, lo que dice es que no hay suficientes pruebas y manda a ambos países a extremar la vigilancia ambiental”. Es por esto que el ex vicegobernador considera que “se supone que a partir del fallo, los dos países coordinarán en forma conjunta este control, y ahí sí vamos a poder tomar las pruebas donde se deben tomar”, subrayó.

Ésta sería uno de los caminos en que se avanzaría en la negociación con Uruguay, para lo cual la provincia puso su pronta disposición. De todos modos, esta posibilidad ya fue rechazada por la Asamblea en la misma declaración que realizó en la marcha. Dirigiéndose a la Presidenta Cristina Kirchner, se expresó: “La responsabilizamos de las consecuencias de su negociación con el Estado uruguayo, es inadmisible su planteo y el de Mujica de borrón y cuenta nueva; le exigimos que no acepte el monitoreo conjunto de la planta, resignando el camino que eligió nuestro pueblo: lograr el desmantelamiento de Botnia–UPM. Será usted la responsable de lo que sucede de aquí en adelante”, advirtieron.

La desconfianza sobre la posibilidad de los análisis conjuntos no es poca. Es que justamente uno de los argumentos por los cuales en La Haya se no habría podido tomar posición respecto a la denuncia de contaminación fue cierta parcialidad en los datos aportados para el juicio. “El Tribunal Internacional sólo consideró las pruebas de contaminación presentadas por el gobierno de Uruguay provenientes de la Dinama, órgano ambiental perteneciente al Estado uruguayo; como también las proporcionadas por Ecometrix, consultora contratada por el Banco Mundial, organismo internacional que financió la construcción de Botnia-UPM; ambos informes confeccionados con datos proporcionados por la misma empresa”, indicaron desde la Asamblea.

La frontera

Del otro lado del río, la presión para comenzar a entablar entendimiento viene de la mano del levantamiento del corte que los asambleístas mantienen a la altura de Arroyo Verde. Dentro de la controversia, la administración oriental expresó que el “bloqueo” es “prioritario” para un entendimiento. Este planteo es rechazado de plano por los vecinos que, anticipándose y contestándole al Presidente José Mujica, declararon en la manifestación: “La hermandad de los pueblos no se forja desde el servilismo a las multinacionales. La hermandad de los pueblos se forja desde el respeto a sus voluntades, la valoración a su cultura y la atención a sus necesidades. No se hermana a los pueblos aislando y encapsulando sus reclamos, tergiversando que Botnia–UPM es el origen del conflicto.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)