A favor de una crispación que se justifique

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Oficialistas irritados y opositores inofensivos

Antonio Tardelli

Algunos de los más reaccionarios opositores se presentan hoy como una reencarnación de los hippies de los sesenta. Nada de violencia. Nada de rispideces. Su discurso abomina de los procedimientos oficiales. Critican el método de la confrontación pero en realidad fortalecen la idea de que, al postular otros mecanismos, lo que en realidad hacen es consagrar una apenas disimulada alianza con los atacados. Si el gobierno se declara en conflicto con un grupo mediático, con una corporación o con quien sea, el juego político arroja a la oposición, oportunista, a los brazos del agredido. Entiéndase: mientras no se sea absolutamente claro, mientras no se puntualice de modo explícito que la censura del procedimiento es eso, una crítica a la forma y no una impugnación a la dirección, los políticos que reniegan del conflicto pueden perfectamente ser acusados de connivencia con intereses particulares. El gobierno, que de a ratos es listo, explota bien ese flanco.

Por estas horas, por ejemplo, se ha explicado que el afán del kirchnerismo por avanzar en la legislación que consagra el matrimonio homosexual es un nuevo intento de seducir a sectores inscriptos en el universo progresista. Funcional a esa estratagema es la elección del enemigo: la Iglesia. Aunque acompañada por exponentes de otros cultos, la jerarquía católica reúne varios de los ingredientes del enemigo ideal. Sus argumentos, francamente retardatarios, le entregan en bandeja al oficialismo la posibilidad de construir su imagen más deseada, la que más le agrada, la que más le conviene. La imagen del gobierno, la que supo forjar, tiene poco que ver con sí mismo. O, mejor dicho, tiene poco que ver con su verdadera naturaleza. Pero, a los efectos de cosechar simpatías, el gobierno cuenta con una gran ventaja: sus enemigos. A falta de mayores elementos, de políticas que verdaderamente justifiquen su encuadramiento progresista, los antikirchneristas menos presentables le hacen el trabajo. A su pesar, son comedidos.

Para el gobierno es un negocio redondo. Construye su perfil con facilidad, desde la comodidad que le permiten los combates que sólo un entusiasmo desmedido puede tildar de apoteóticos. Lo eclesiástico y lo militar, sin ser totalmente insignificante, carecen hoy del peso social que supieron acumular en otros momentos. Lo religioso y lo castrense pueden conservar alguna influencia en términos culturales, sobre todo en los segmentos afines a cierto pensamiento autoritario, pero su capacidad de gravitación real es prácticamente nula. Son enemigos endebles, o por lo menos no tan peligrosos como para suponer que el gobierno se ha sumergido en una gesta titánica. Nada de eso. Pero sus modestos combates –que merecen sí ser apoyados y hasta elogiados– le generan un rédito desproporcionado en términos de imagen. Con sus publicitadas luchas el gobierno gana, en el plano del marketing, mucho más de lo que jamás podría perder.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

Deportes

Malvinas sacó ventaja en el encuentro de ida de las semifinales.

San Benito ganó sus dos primeros partidos y lidera la Liga Femenina.

El "Pingüino" venció a Oro Verde en el clásico y marcha segundo en la tabla.

Defensores de Pronunciamiento ganó por 3-1 jugando como local.

El "Fortín" celebró la clasificación a la final en los vestuarios.

Werner se quedó con la victoria y ahora lidera el campeonato.

Ochoa se quedó con la cuarta final de la temporada en el TC Pista.

En el duelo por la fase regular acabaron empatados 0-0.

Opinión

Por Selva Almada (*)
Por José Federico Mastaglia (*)  

(Foto ilustrativa: Cedoc)

Cultura

Un espacio de salud mental pensado para adolescentes y jóvenes.

El beneficio es en el marco de plan federal FortalecER Teatro.

La actividad se realizará el próximo lunes en la FCEDU.