Camila Fernández
Detrás del contaminado arroyo Las Tunas aparecen las primeras casas de San Benito, un municipio de primera categoría cuya población ha aumentado de forma abrupta desde la década de los 90. Las incertidumbres acerca de este hecho evidente han generado diferentes versiones que explican el fenómeno, pues se buscan certezas, pistas para entender por qué crece una ciudad cuyas actividades principales son las administrativas, algunas comerciales, las “changas” y los más de ocho puestos de flores que se encuentran en las inmediaciones y frente al cementerio Parque de La Paz; cuando tampoco brinda todos los servicios básicos.
Según el Censo Nacional de Población, Vivienda y Hogares realizado por el Instituto de Estadísticas y Censo (INDEC), la población de San Benito en 1991 era de 2.788 habitantes y ascendió a 6.771 en el 2001. Casi 10 años después y esperando el próximo censo nacional de 2011, se estima entre 15.000 y 18.000 la cantidad de personas que hoy viven en la localidad. Si estos números son acertados, se estaría hablando de un crecimiento anual fuera de lo normal, siendo las migraciones internas una de las razones que explican el fenómeno. Desde la década de los 90 a San Benito no han dejado de llegar familias desde el interior entrerriano (muchas de Santa Elena), la provincia de Buenos Aires y desde Paraná.
El secreto de las mudanzas y la cuantiosa cantidad de casas nuevas está en parte en el precio de los terrenos. En San Benito un terreno de 15 x 30 o 15 x 50 metros puede salir desde 11.000 hasta 50.000 pesos. Pero hay quienes no tienen la posibilidad de comprar o construir y por lo tanto viven en la espera de la entrega de una casa de los planes de viviendas del gobierno. Así es como la construcción de barrios comenzó a ser un proyecto tentador ya que, además de darle una respuesta a la demanda de vivienda, el crecimiento demográfico engrosa los padrones electorales.
Pero hay otras versiones acerca del crecimiento poblacional. Todo comenzó en aquellos días del ex intendente justicialista Dionisio Acosta, quien gobernó durante dos períodos consecutivos (1995-2003) que los sanbenitenses recuerdan en detalle. No es casualidad la denominación de “Villa Acosta” que los vecinos le asignaron a un sector del barrio San Pedro. Al ex intendente se lo acusa de haber edificado viviendas económicas en terrenos fiscales, que luego habría entregado a familias provenientes de los barrios más carenciados de Paraná como Maccarone, El Morro y Paraná XVI. Un plan que no habría previsto la generación de puestos de trabajo para los recién llegados ni su inclusión social, provocando situaciones conflictivas en San Benito y la movilización de algunos de sus pobladores.
Hoy muchos son los sanbenitenses que no dudan de que esta práctica de traslados continúe llevándose a cabo por parte del actual intendente, Rubén Ángel Vásquez, quien asegura que en la ciudad se conocen todos y que nada de eso sucede. Mientras tanto, la localidad está creciendo a paso agigantado pero sin experimentar un desarrollo social y económico acorde al aumento poblacional, presentándose como una aglomeración urbana dispersa con numerosas viviendas particulares en construcción y asentamientos irregulares en los barrios periféricos de la localidad.
(Más información en la edición gráfica de ANÁLISIS de esta semana)
