Hugo Remedi
“Para mediados de diciembre vamos a saber hacia dónde se traslada la Casa de Gobierno”, ironizó un legislador opositor, advirtiendo sobre el escaso riesgo de maniobra que puede llegar a tener Gustavo Bordet (FPV) si es elegido gobernador de la provincia en las próximas elecciones del 25 de octubre.
El chaleco del actual intendente de Concordia está siendo confeccionado a la medida del sastre Sergio Urribarri y algunas señales que fueron tomando color en estas últimas horas así lo ameritan.
Bordet tiene el aval de Urribarri, lo que no es poco; pero el salvoconducto para enfrentar con cierta expectativa de triunfo las elecciones de octubre próximo no será una chuchería a la hora de conformar la escudería que lo ayudará a gobernar durante los próximos cuatro años.
Nada dejó librado al azar el gobernador que se va en diciembre.
Por estas horas, se sucedieron dos hechos salientes que se suman al escenario que ya cinceló el actual mandatario provincial antes de las PASO como para seguir manteniendo el dominante poder político de la provincia. Primero fue la exposición pública que asumió el actual fiscal de Estado de la provincia, Julio Rodríguez Signes (quien escapó de su meticulosa discreción para defender con escaso poder de convicción la creación de la nueva sociedad estatal de Salud). Y aprovechó para advertir que continuará en el cargo después de diciembre, con lo que ello implica: ser amigo personal del gobernador y socios en inquietudes de distinto tipo.
El otro hecho, aunque todavía en parrilla, es que Urribarri hizo activar en la Cámara de Diputados de la provincia el proyecto de ley para definir el alcance institucional de la figura del jefe de Gabinete de Ministros, lo que en buen romance implica -a futuro- tener a mano un gobernador paralelo. Y para ello, basta con ojear solamente las atribuciones excesivas y extraordinarias que le da el proyecto de ley en cuestión al futuro sucesor del cargo que hoy ocupa Hugo Ballay. Prerrogativas mucho menores claro que las que tiene el secretario de Coordinación de Gabinete (tal su nombre hasta el momento) en la actualidad, obviamente.
Si Bordet es el próximo gobernador, de hecho, asumirá totalmente condicionado por la herencia en todo sentido, a favor y en contra. Todos los cargos que se ponen en juego en octubre desde el Frente para la Victoria tienen el sello absoluto del urribarrismo. Nada quedó librado al azar: no vaya a ser que la historia se vuelva a repetir.
(Más información en la edición gráfica número 1028 de la revista ANALISIS del 10 de septiembre de 2015)
