Por Nahuel Maciel
En la obra, Zaffaroni presenta un amplio recorrido de los debates históricos que se han dado sobre lo humano y su entorno, en tanto problemas filosóficos, éticos y jurídicos. Analiza el origen de las reflexiones sobre la naturaleza desde las discusiones y formas de procesar los derechos de los animales. Para el jurista, la incorporación de la naturaleza al Derecho Constitucional, en carácter de sujeto de derecho, abre un nuevo capítulo en la historia del derecho y de la política regional.
Zaffaroni recibió a ANÁLISIS para dialogar sobre este aspecto que implica el desafío ya no sólo de reconocer a la naturaleza como sujeto de derecho, sino también -como lo enseña el Papa Francisco- a mantener un diálogo con ella. “Cuando San Francisco hablaba con el hermano lobo nos estaba diciendo y enseñando algo. Pero nosotros somos fruto de una civilización que si hoy apareciera San Francisco dialogando con el hermano lobo, le volamos la cabeza al hermano lobo de un escopetazo y a San Francisco lo llevamos para hacer un número circense; y si eso no da resultado lo encerramos para aplicarle electroshock”, ilustra este jurista de prestigio internacional. Y en ese contexto sostiene que este cambio de paradigma debería colaborar para no percibir a la naturaleza solamente con el parámetro mercantilista.
—Está claro que las personas tienen derechos. ¿Podría explicar por qué la naturaleza también es sujeto de derecho?
—Hablar hoy de los derechos de las personas humanas pareciera una obviedad e incluso que siempre fue así. Sin embargo, lo primero que quiero señalar es que no es una obviedad y no siempre fue así. Pensemos que la esclavitud en Brasil se derogó en 1888 a través de la llamada Ley Áurea y mediante un decreto de la hija del emperador Pedro II de Brasil, la princesa imperial Isabel I de Bragança (1846-1921). En 1888 ya habían nacido mis abuelos, para tomar una dimensión del tiempo. Y unos años antes, nada menos que la Suprema Corte de los Estados Unidos de América había declarado que un ser humano es una cosa, con lo cual precipitó la Guerra Civil. De manera más reciente, tomemos dimensión que hasta hace pocas décadas una mujer en Argentina no era dueña de administrar sus bienes y hace 60 años ni siquiera ejercía derechos cívicos como el de votar. Valgan estos ejemplos al azar para tomar conciencia de que esto que percibimos como natural respecto a los derechos de las personas humanas, fue algo que se fue dando en el curso de la historia. Siempre me llamó la atención una discusión entre los penalistas que me hacía ruido.
(Más información en la edición 1034 de la revista ANÁLISIS)
