Antonio Tardelli
En Número Cero, la última novela del célebre Umberto Eco, se recrea un diálogo que se desarrolla en una redacción. Se trata de una discusión típica de periodistas.El tema: qué demonios es una noticia.
¿Las noticias están ahí? ¿Se trata tan sólo de ir a buscarlas? ¿O hay alguien que las construye?
Reflexiona uno de esos reporteros italianos escapados de la imaginación de Eco: “Hay una infinidad de noticias que dar en este mundo, pero ¿por qué se debe decir que ha habido un accidente en Bérgamo e ignorar que ha habido otro en Messina. No son las noticias las que hacen el diario sino el diario el que hace las noticias”, finaliza.
¿Por qué algo es noticia y otro algo no lo es?¿Es cierto, bien cierto e inexorablemente cierto que son los diarios los que hacen las noticias y no las noticias las que hacen los diarios?
Es una polémica inagotable. Es posible que no haya para el debate saldo alguno que lo clausure.Ninguna verdad absoluta podrá alumbrar la discusión.
Es que, en principio, hay noticias que en sí mismas, de modo indubitable, son noticia.Y hay noticias que son noticia porque los diarios (o los medios masivos, en general) las construyen o le conceden esa dignidad.Y hay noticias que son noticia, también, porque quienes las consumen depositan en determinado suceso algo que lo torna “noticiable”.
Es –como felizmente define el título de un libro escrito por el periodista Miguel Wiñazki– “la noticia deseada”.
(Más información en la edición gráfica número 1039 de ANALISIS del jueves 12 de mayo de 2016)
