A medida que la mancha amarilla se iba expandiendo por la alfombra de nuestro vapuleado suelo patrio, y que también terminó infectando de derrota electoral al oficialismo provincial, el peronismo ingresaba en la fase terminal del desconcierto.
Con la realización de las PASO se jugó el primer set de una competencia electoral que tendrá su capítulo final en menos de 2 meses. Y sin demasiados complejos y esfuerzos, Cambiemos gana 1 a 0.
De repetirse el resultado de las recientes PASO, en el escalón electoral del próximo 22 de octubre, el partido del Presidente Macri se estaría quedando con 3 de los 5 casilleros que se pondrán en juego para ubicar a los diputados que Entre Ríos enviaráal Congreso nacional desde diciembre próximo.
Así, ofrecida la circunstancia como posible, por Cambiemos accederán al Congreso Nacional, Atilio Benedetti, Alicia Fregonese de Marcuard y Jorge Lacoste, mientras que por Somos Entre Ríos, se sumarán Juan Bahillo y MaydaCresto, quedando entonces en la gatera, Gustavo Zavallo.
En aquel diciembre del año 2003, cuando el entonces gobernador Sergio Montiel entregaba el bastón de mando a su sucesor Jorge Busti (por tercera vez elegido primer mandatario provincial) se empezó a acuñar una máxima en términos políticos, que se fue cincelando con años de comprobación, en el sentido de que la “impronta” confrontativa del caudillo radical terminaría demoliendo generaciones de dirigentes radicales, que jamás consiguieron luego poner de pie al centenario partido. Lejos estuvieron a manos de la credibilidad de la gente.
El radicalismo iba casi rumbo a convertirse en un partido vecinal. Significativamente, la elección de medio camino del 28 de junio de 2009 le permitió juntar un poco de oxígeno para poder respirar entre huecos y fracasos hasta la elección de 2015. Fue aquél el momento en el que sorpresivamente, el mismo ganador de las PASO recientes, Atilio Benedetti, le ganó al tándem Urribarri – Busti, en un resultado ajustado y conocido recién sobre el filo de la medianoche porque todavía no habían terminado de llegar los votos de Concordia. Resultado finalmente transparentado, minutos antes de que la sociedad entre ambos dirigentes estallara en mil pedazos.
Desde el preciso instante en que tanto Urribarri como Busti enfrentaran las cámaras para reconocer la derrota electoral del oficialismo, estalló la contienda que hasta nuestros días continúa.
Luego, vino la “década ganada”, y todo lo que arrasó a su paso. También hubo fiesta y descontrol. Se ganaron los comicios en 2011, reelección de Urribarri, volvió el festejo en 2013 y se desparramó el triunfalismo en la elección de 2015, cuando el actual gobernador Gustavo Bordet tuvo que hacer un gran esfuerzo para sortear la mancha amarilla que entonces amanecía en nuestra provincia de modo incipiente.
(Más información en la edición gráfica número 1065 de la revista ANALISIS del jueves 24 de agosto de 2017)
