El barrio tuvo su impacto nacional. El 1° de diciembre de 2010, la entonces Presidenta de la Nación, Cristina Fernández, inauguraba en Colonia Avellaneda un nuevo barrio con unas 600 viviendas. Era la primera etapa de un plan habitacional que llegó a 1200 casas en total. Esto significó un fuerte cambio en la pequeña localidad, ubicada a pocos kilómetros de la capital entrerriana, una de las tres localidades que conforman el área del Gran Paraná. A partir de entonces, unas cinco mil personas pasaron a formar parte de la vida cotidiana de Colonia Avellaneda. De esta manera, quedó la parte vieja y la parte nueva de la ciudad dividida por la calle Teniente Giménez.
Pero no todo escolor de rosas. Con el afluente de cuatro mil personas, la ciudad se vio obligada a garantizar el bienestar de los nuevos vecinos y para esto brindar servicios públicos acordes a los derechos humanos. Estas garantías mínimas no han sido respondidas por el Estado a la hora de brindar el servicio de agua potable.
La parte vieja de la ciudad de Colonia Avellaneda recibe el servicio bajo la gestión de la Cooperativa de Agua Potable y Servicios de dicha localidad. Los vecinos de este sector de la ciudad aseguran que el agua está apta para el consumo, aunque reconocen que "es muy salada". Es cierto, el agua potable que brinda la cooperativa tiene altos niveles de salitre, debido a la cuenca de la cual se la extrae.
Son aproximadamente unos 1700 hogares los que reciben el servicio por parte de la cooperativa. Y era justamente este ente, democrático y ciudadano, el que se iba a encargar de brindarlo también a las 1200 viviendas nuevas. Esto fue parte de un compromiso que la cooperativa firmó con el Instituto Autárquico Provincial de la Vivienda (IAPV).
En el acuerdo entre el organismo y la cooperativa se dispuso que, mientras dure la construcción de las viviendas, la entidad iba a garantizar el servicio de agua necesario para llevar adelante las obras. Una vez finalizado el proyecto y habitadas las viviendas, la cooperativa local extendería sus servicios hacia los nuevos 1200 hogares.
En el marco de ese convenio, la cooperativa facilitó las correspondientes habilitaciones fácticas para que pudiera darse el proyecto habitacional. Sin embargo, apareció un personaje que rompió el acuerdo sellado entre el IAPV y la cooperativa, y cambió el panorama: Hugo Righelato. El ex titular de la Dirección de Obras Sanitarias de Entre Ríos y actual condenado por delitos de corrupción decidió de manera imprevista e inconsulta romper el convenio y entregarle el servicio de agua potable de las nuevas casas al Municipio de Colonia Avellaneda.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS del 21 de septiembre de 2017)
