Silvio Méndez
Registros históricos datan como el primer zoológico urbano al de Viena, Austria, inaugurado en 1752. Desde entonces, en las grandes ciudades modernas fue tendencia contar con este tipo de espacios, siguiendo la antigua costumbre de coleccionar animales que por milenios cultivaron grandes reyes y emperadores.
Pero esta moda de exhibir animales como objetos de las conquistas que se arraigó en la era victoriana inglesa desde el siglo XVIII en adelante entró en declive a fines del siglo XX. Así, estos dispositivos de exposición fueron mutando hacia otros, de estudio y conservación de las especies en peligro. Casi en paralelo la misma suerte corrieron los circos que tenían a las variedades exóticas como uno de sus principales atractivos.
Paraná, sin ir más lejos, no cuenta con un zoo como tradicionalmente se los conoce, aunque sí desde hace 26 años tiene un lugar bajo la denominación de centro de recuperación de ejemplares silvestres que los exhibe como tal, encerrados, con un funcionamiento que ha quedado en la mira de las entidades dedicadas a la protección animal. Se trata de la granja conocida por su mentor, Avelino Fontana, que funciona en un predio de aproximadamente 2 hectáreas en calle Francia al 2.700.
El emprendimiento tiene como principal objetivo la protección de especies para reintegrarlas a su hábitat. Y desde febrero de 1992 recibe animales salvajes que por distintas circunstancias fueron donados por sus propietarios que los poseían como mascotas.
Si bien se reconoce que durante años cumplió un rol social en relación a la vida silvestre, hoy en día con una perspectiva caduca y el cuestionamiento del modo en que se encuentran los especímenes, distintos grupos de proteccionistas piden que se cierre como lugar de acopio y exposición. Las solicitudes elevadas a las autoridades provinciales se han fundado en base al cambio cultural que hoy apunta a que se reconviertan los lugares con animales encerrados a otros para su estudio y tránsito hacia hábitat naturales.
Desde la Agrupación Mi Pata tu Mano, Conciencia Animal, Sinzoo, y la Asociación de funcionarios y abogados por los derechos de los animales (Afada), se han presentado notas para que se intervenga en el Centro de Avelino Fontana.
Desde Gobierno dicen que es un proceso complejo y delicado, aunque prima la idea de que se reubiquen algunas especies y otras puedan quedar, pero en un espacio ya reconvertido.
Al margen
En una de las últimas notas presentadas en mayo pasado al director de Minería, Medio Ambiente y Recursos Naturales provincial, Claudio Ledesma, se lo alertaba sobre “las malas condiciones de cautiverio que viven cientos de los animales allí alojados”. Alegan que “no es un espacio adecuado para que establecimientos escolares y público en general paguen una entrada para observar la penosa realidad cotidiana de los animales encerrados; no es un lugar educativo, ni de diversión y de esparcimiento”, sostienen desde Mi Pata Tu Mano, que junto con Afada, Conciencia Animal y Sinzoo, solicitan la intervención. Idénticos planteos al mismo funcionario se remontan al año 2016.
(Más información en la edición gráfica número 1088 de la revista ANALISIS del jueves 25 de octubre de 2018)
