S.A.
No estaríamos diciendo nada nuevo si dijéramos que en Paraná hacen falta espacios e iniciativas para las bandas del rock en ascenso. Y que esas iniciativas, además, deberían incluir gastos operativos y una remuneración acorde al trabajo que significa armar una propuesta no sólo musical sino también estética. Estas ausencias intenta paliar de alguna manera el Rockearte. Dos jornadas intensas que nuclean gran parte de las disciplinas que giran en torno a la cultura under del rock. Esta iniciativa nace en 2018 de la mano de Ramiro Pérez Franco e Iván Henares, quienes reconocen que Rockearte es algo que hacen “por gusto”. “Lo iniciamos por una necesidad que teníamos como público más que por el accionar de gestor cultural.
Pero, principalmente, para conocer la problemática actual de la música en la ciudad”, afirman en diálogo con este medio. “El 14 de abril se cumplió un año desde que hicimos la primera edición y estamos muy contentos de poder replicarla de nuevo con un montón de artistas de Paraná y Santa Fe de distintas ramas del arte, hasta de la electrónica, porque va a haber stand y charlas. Estamos satisfechos con toda la convocatoria que se hizo de bandas; nos escribió gente hasta de Misiones. En la primera oportunidad no habíamos hecho convocatoria por una cuestión de que era una primera prueba. Así que esta es una experiencia nueva”, definen con entusiasmo Ramiro e Iván, organizadores del Rockearte Vol.2
Más que ruido
Llevar adelante una puesta en escena implica mucho esfuerzo y dedicación. En ese trabajo confluyen diferentes ramas del arte que hacen a la construcción de identidad de la banda y/o artista.“Empezamos a hacer un desglose muy burdo de lo que era el rock. Bueno, está la cuestión de la música propiamente dicha, que está en las propuestas musicales. Después pensamos en tatuajes y pusimos el stand; eso nos llevó a pensar en esa imagen típica del rockero desprolijo, algo que ya casi no existe; hay como una desprolijidad armada, una desprolijidad prolija. Entonces pensamos en la barbería. Así fuimos sumando propuestas y se generó un ambiente donde la gente se apropió del evento. A medida que iba avanzando notamos que no éramos los únicos que nos estábamos planteando la necesidad de tener lugares para tocar y eventos; y lo que había eran bastante tiránico en el tema entradas, por ejemplo. Intentamos cortar con el sistema de dar entradas y un porcentaje como forma de pago. Lamentablemente, como es un evento autogestivo no tenemos toda la plata para abonar los canones que creemos que sería lo justo. Entonces ofrecemos entradas a los artistas, pero quedándose ellos con el 100%”, cuenta Ramiro Pérez Franco a Revista ANÁLISIS.
(Más información en la edición gráfica número 1094 de la revista ANALISIS del miércoles 17 de abril de 2019)