Daniel Tirso Fiorotto
(especial para ANALISIS)
La planta industrial más grande de la región podría quedar bajo la conducción de Coninagro o de Sergio Taselli, pero también podría ser operada por una tercera firma o volver a manos del Banco Nación. La gestión provincial no precisó su proyecto, si lo tiene, y el Presidente Néstor Kirchner decidió venderla al mejor postor. En tanto, los cooperativistas lugareños no pierden las esperanzas de que el poder político reconozca sus culpas en la debacle de Santa Elena y termine con el proceso de desgaste a que está sometiendo a los desocupados y que los empuja a la disolución, como ocurrió antes en San José con los trabajadores de Vizental.
El 5 de junio cumplirá tres años la Cooperativa de Trabajadores del Frigorífico Santa Elena. Su proyecto: empezar con un grupo de obreros a faenar 350 animales por semana y recuperar en tres años las faenas habituales, con 600 cabezas diarias y una variedad de comidas preparadas.
Necesitan para ello menos de la mitad de los 18 millones de pesos que de un sopetón se aumentaron las cámaras legislativas en sus presupuestos.
Integrada por ex obreros y empleados de la planta, la cooperativa hizo esfuerzos descomunales para encontrar una salida con capital y mano de obra local, y se impuso a los embates del poder político y a la voracidad de fuerzas menores que, a veces, buscan apoyar y lucrar a la vez con las debilidades.
Pero si todo hace prever que en poco tiempo habrá definiciones, lo preocupante es que ni el gobierno nacional ni el provincial volvieron a hablar de la cooperativa de obreros como una alternativa viable. Los obreros no se inclinaron, el poder político los marcó.
El ex Presidente Carlos Menem impulsó la privatización del Frigorífico Santa Elena en su primer mandato y eligió a Rodolfo Constantini, que lo clausuró a los 18 meses de funcionamiento y se quedó con la cuota más cara de exportaciones, la Hilton, a la par que se endeudaba con el pueblo a razón de 40 millones de dólares que luego se convirtieron con punitivos en 100 millones de dólares. Bajó las persianas, paga Dios, y si te he visto no me acuerdo.
Los santaeleneses sin frigorífico, sin cuota Hilton, sin exportadora Safra, optaron por la libertad de hambrearse, rogar planes sociales, prostituirse, o escapar de la ciudad porque mejor les iba hacinados en algún barrio de Paraná. En tanto, peleaban por las prometidas reactivaciones de corto y mediano plazo que se fueron postergando una y otra vez, como un horizonte que nunca se alcanza, como una zanahoria, hasta mayo de 2005.
Pasado el olvidable período De la Rúa, el ex presidente Eduardo Duhalde volvió a privatizar la planta a medias en su primer y único mandato, y eligió no ya a Constantini sino a Sergio Taselli.
Claro, pasaron tres años y el candado de la planta sigue allí.
El Presidente Néstor Kirchner acaba de comprometerse a completar esa reprivatización en su primer mandato. Anunció la semana última que en dos semanas venderá la planta al mejor postor, ¿a quién elegirá?
El Presidente aclaró que el remate se dará con una condición de retroventa: si en 90 días no se pone en funcionamiento la planta frigorífica, el inmueble vendido volvería al Banco de la Nación. Especialistas consultados por ANALISIS se preguntaron quién sino Taselli, que ya tiene un pie puesto en el frigorífico con el control de la maquinaria, puede hacer la mejor oferta, y se preguntan por qué el gobierno provincial no continuó la estrategia, prometida, de declarar de utilidad pública las maquinarias. Pero las mismas fuentes dudan que Taselli quiera y pueda arrancar con las faenas en tres meses.
Como sea, el rumbo que elija la Nación deberá ser acompañado por el Concejo Deliberante de Santa Elena, la Legislatura provincial y el Poder Ejecutivo provincial, dice en forma escueta la información oficial.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
