Juan Cruz Varela
Una plaza es considerado un lugar de recreación, no sólo para los niños, que pueden esparcirse en las hamacas, toboganes, calesitas y demás juegos, sino para los grandes, que encuentran allí un espacio verde en el cual pasar un buen rato fuera de casa, al aire libre. Y cuando el espacio es diseñado, edificado y construido por el esfuerzo, energía y tiempo de los vecinos, el disfrute es doble. Así lo consideraban en Colonia Avellaneda, una comuna ubicada en las afuera de la ciudad de Paraná, a unos 15 kilómetros del centro, hasta que días atrás se encontraron con la sorpresa de que su espacio estaba en vías de ser retirado vaya uno a saber con qué pretexto.
Apenas alcanzó a cumplir un año la Plaza de los Pájaros de Colonia Avellaneda. La historia comenzó a gestarse el año pasado cuando un grupo de personas nucleadas en la Comisión Vecinal Las Acacias, una Organización No Gubernamental con personería jurídica, decidió instalar una plaza recreativa en un terreno baldío. El mismo debía ser desmalezado y alisado por lo que la comisión vecinal se encargó de gestionar las maquinarias y fueron los propios vecinos quienes se ocuparon de que todo quede en condiciones. “Fueron 60 días sin bajar los brazos, al cabo de los cuales conseguimos limpiar el barrio, instalamos 21 farolas, un reflector, 30 árboles y la Municipalidad de Paraná nos cedió los juegos”, relató Joe Erbetta, el presidente de la comisión vecinal, a ANALISIS.
Finalmente, el 20 de junio de 2004 se inauguró la plaza con un gran acto al que asistió el presidente de la Junta de Fomento, Edgardo Daniel Dellizzotti, la banda de música y payasos que divirtieron a una gran cantidad de chicos vestidos con atuendos gauchescos, que comieron facturas y tomaron chocolate, antes de comenzar a disfrutar de los nuevos juegos.
Paralelamente, la comisión vecinal y la Asociación Paranaense de Síndrome de Down (Aspasid) gestionaron otro terreno de similares características a unos pocos metros en el que se instalaría una plaza educativa, para lo cual se abrió un expediente en la administración provincial por el cual está a punto de concederse el predio. Lo extraño es que no se trata de terrenos fiscales y el Estado ni siquiera tiene las escrituras de los mismos.
“En este tiempo, con el aporte de los vecinos, se ha logrado mantener las luminarias, nosotros realizamos todos los trabajos de desmalezado y limpieza de los terrenos baldíos y así se ha bajado enormemente la cantidad de robos en la zona. También se solicitó que el destacamento policial se transforme en comisaría, con lo cual se incrementarían los recursos y el personal. Además, los vecinos hemos pedido la extensión de las redes de gas natural y de las líneas de colectivo. Todo esto se ha logrado con el aporte de los vecinos y sin pedirle un peso al municipio”, agregó Erbetta.
Sin embargo, la situación cambió rotundamente en un año. Colonia Avellaneda fue elevada a la categoría de municipio de segunda categoría y Dellizzotti fue designado delegado ministerial a partir del 2 de febrero de 2005, con un plazo de 180 días para realizar un nuevo llamado a elecciones -aún no se concretó la convocatoria-, dejó de pertenecer a la Unión Cívica Radical, partido por el que fue electo en octubre de 2003, y hasta se lo ha visto en actos realizados por los candidatos del oficialismo de cara a las internas para elegir diputados nacionales. Y el 21 de julio, habría ordenado la remoción de los juegos. Obreros de la comuna retiraron de la plaza un tobogán, un juego con tres hamacas, dos tachos para montar y siete bancos de hormigón, que se encuentran “depositados”, a la intemperie y sin ningún tipo de custodia, detrás de la sede municipal. Otros juegos quedaron en la plaza.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
