M. C.
El ex jugador y técnico de fútbol Juan Comas dialogó con ANALISIS de diversos temas vinculados con su actividad dentro del más popular de los deportes. El momento que vive Patronato y la actualidad que rodea a la Liga Paranaense de Fútbol fueron analizados por este hombre de fútbol, que además es subdirector de Deportes de la Municipalidad de Paraná. En esta nota, Comas habló de un incidente en el que se vio involucrado con el Club San Agustín y por el que la dirigencia que encabeza el presidente Hugo Grassi lo declaró “persona no grata”.
Se lo notaba con ganas de hablar al hombre. Con tono pausado y pensando bien las cosas que quería dejar plasmadas, este reconocido deportista que se convirtió en el primer paranaense en vestir la camiseta de la Selección Argentina Juvenil en el Mundial de Australia en 1981 y que acredita un importante paso por el fútbol europeo, analizó diferentes cuestiones relacionadas al deporte que ama y lo vio triunfar en las canchas del fútbol argentino y del Viejo Continente. En charla con este semanario, El Moncho dio rienda suelta a su natural verborragia para analizar la campaña de Edgardo Cervilla como entrenador de Patronato, el bajo nivel del balompié de nuestra ciudad y su gestión en la Dirección de Deportes.
-¿Te molestó lo que dijo Edgardo Cervilla acerca de que algunos jugadores de Patronato no merecen vestir la casaca del club?
-Él le pegó a Pablo Ríos, que es mi protegido. Con 22 años Ríos tiene unas enormes condiciones, lo que pasa es que todavía hay que trabajarlo; también criticó al Colo Blanco y no sabe cómo vive. En ese sentido habló de la camiseta de Patronato; él no tiene que hablar de la camiseta porque nunca se la puso. Puede dirigir a los jugadores de la institución pero no sabe lo que pesa. Yo puedo hablar del club porque fui el único jugador de la institución que jugó desde la sexta división, hice todas las inferiores y fui categoría por categoría hasta llegar a la Primera. Estando en Patronato, fui el único jugador de Paraná en vestir la camiseta de la Selección Argentina en el Mundial de Australia en 1981 representando a mi club.
-¿Por qué creés que este señor salió a hablar en esos términos después de la eliminación del equipo?
-A lo mejor lo envolvió el nerviosismo de no poder clasificar y en ese momento uno tiene las pulsaciones a mil. Pero después de un partido uno tiene que pensar en lo que va a declarar porque puede meter la pata; en el sentido de que se logró el objetivo de evitar la Promoción y no hizo mejor campaña que (Luis) Murúa (N. de la R.: ex entrenador de Patronato); hizo un punto más que Murúa. Porque si vemos las posiciones el que disputó esa instancia, Atlético Uruguay, tiene 34 puntos y Cervilla quedó con 35 unidades. Tampoco puede hablar de los jugadores de Paraná, porque uno de los goleadores del Argentino C, Daniel Manavella, es albañil; otro de los jugadores destacados de nuestra ciudad, Diego Flematti, es cadete. La mayoría de los jugadores que conozco y he dirigido realizan un enorme esfuerzo y mantienen vivo a nuestro fútbol. Por eso los clubes que les pagan a los jugadores salen campeones: así resultó campeón Belgrano, lo mismo que Palermo, y estos últimos vendían tortas fritas y empanadas y la plata recaudada iba para ellos.
-¿Los actuales jugadores de Patronato están en condiciones de vestir la camiseta?
-Los jugadores del plantel tienen el derecho de vestir la camiseta de ese club. Lo dije hace 10 años, y no me escucharon, que había que cambiar la mentalidad del jugador de Paraná y profesionalizarlo, pero si vos no tenés la ayuda de los directivos se hace muy difícil. Lo dije cuando estuve en Patronato y espero tener una nueva oportunidad.
-¿Por qué te fuiste tan mal del club?
-Con el ex presidente Osvaldo Tarzia tuvimos un acercamiento por cuestiones políticas. Volvimos a dialogar, no hay ningún problema, y algún día nos sentaremos a hablar de fútbol. Yo le pedía agua mineral para los chicos en la pretemporada, le pedía un café con leche, queso y un poco de jamón por el desgaste que significaban los entrenamientos. Nunca me lo cumplieron. Por ejemplo, cuando pegaba fuerte el calor, los chicos comían guiso... es imposible. Y cuando se realizan incorporaciones, por más nombre que tenga, como el caso del Huevo Toresani, cuando no me rindió para el equipo y no se merecía estar jugando de titular, yo lo sacaba, por más que se llamara Toresani.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
