C. C.
A la hora de hablar de rock y todo el universo cultural que lo rodea, nunca viene mal apelar a algún material que aporte elementos y que éstos permitan a su vez un análisis más profundo sobre lo que esta música genera en quienes la viven y disfrutan. Bienvenido sea si se trata de algún trabajo que se pueda trasladar a la realidad del rock local, paranaense y entrerriano seguramente. Ya que la provincia cuenta con festivales importantes, sobre todo el interior, donde el rock es un fenómeno importante. Y por otro lado, porque las principales ciudades como Paraná, Concepción del Uruguay, Gualeguaychú y Concordia son parada de números nacionales de relevancia que salen de gira por el país.
Por eso, Sobre lo ritual en recitales de rock, del periodista Luciano Federico Mete, es un libro aconsejable para tomar contacto con experiencias no tan lejanas para mirar lo propio con otros ojos.
Si bien su investigación está centrada en dos recitales -el primero ocurrido el 15 de octubre de 2003 en el Centro Cultural Estación Provincial de la ciudad de La Plata y el segundo acontecido poco después, el Quilmes Rock del 17 de octubre de ese mismo año- cabe aclarar que estamos ante escritos no perecederos. Porque el marco teórico desplegado marca un camino página a página para tener en cuenta otras situaciones atravesadas por el rock. “Los rituales son un mecanismo eficaz para el estudio de una cultura. El ritual tiende a crear un momento colectivo, haciendo sucumbir lo individual y lo regional en lo colectivo y nacional. Los rituales sirven para promover la identidad social y construir su carácter. Es como si el dominio de lo ritual fuese una región privilegiada para penetrar en el corazón cultural de una sociedad, en su ideología dominante y en su sistema de valores”, escribe Mete, citando a otros autores.
Más adelante redondeando estos conceptos agrega: “El rock aparece, por ende, como un espacio comunicacional en torno al que se juegan procesos de reproducción, uso y representación, de sentidos cotidianos concretos. El recital organiza y representa un ‘nosotros’ plural, ligado a la razón y las pasiones, a espacios y sensaciones, a códigos en común para grupos y clases de actores diferenciados que se reconocen en ‘su’ recital de rock. El mismo implica entonces la puesta en escena del poder como actor social de los jóvenes que participan de él, con sus límites, jerarquías, deseos y fantasías. El recital nos ‘habla’ del rock como movimiento, sobre los jóvenes y los sentidos que los cruzan. Todo poder, aunque sea pequeño, para ejercerse cabalmente, debe ser capaz de representarse, y normalmente tal tipo de representación se realiza mediante rituales complejos y complejos de rituales”.
Como ya se consignó, lo recorrido por el autor viene bien para ver qué continuidades y rupturas teóricas se pueden apreciar en los recitales de las bandas entrerrianas, que tienen un gran número de seguidores y una importante participación en la web a través del blogspot o de páginas interactivas. Mediante el aporte de distintas ciencias (Comunicación, Antropología y Sociología), Mete indaga en las formas de construcción y comunicación de sentidos dentro de un recital de rock, a través del uso del espacio, la vestimenta y el consumo, las formas de comunicación, la gestualidad y el movimiento, y la definición de conceptos y conclusiones.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
