Por Luis María Serroels
(especial para ANALISIS)
El gobernador Sergio Urribarri aceptó una entrevista con ANALISIS, por primera vez en lo que va de su gestión. El mandatario reivindicó el rol del gobierno nacional en la puja con el campo; dijo que sigue “atendiendo a todos los productores” y que se lograron “cosas importantes con todos los sectores”. Afirmó que Entre Ríos “ganó varios mercados” en el mundo y anticipó que recientemente presentó un proyecto al gobierno central para que, con recursos de Ansés, “se pueda conformar un fideicomiso productivo que para Entre Ríos sería muy importante” y lograr que la provincia “se pueda transformar en un complejo agroalimentario y agroindustrial”. Reveló que pueden producirse “cambios en el gabinete”, que hay una “relación de respeto” con el presidente del STJ, Daniel Carubia; que las cosas con Jorge Busti se encuentran bien porque “siempre suma” y que el PJ llegará “más unido que nunca” a las próximas elecciones. Sin asignarle demasiada importancia, dijo que algunos diputados provinciales del PJ -con los que mantiene cierto conflicto- se molestan por su forma de ser y relacionarse con la gente. “Yo no lo hago con el fin de joderlos o ignorarlos: es mi forma de ser”, acotó.
-Cuando asumió su función usted sabía que gobernar una provincia era someterse a los avatares de crisis recurrentes. ¿A este escenario actual lo calculaba en aquel momento?
-No lo imaginaba para nada. En marzo, cuando gané las elecciones, y también en diciembre, cuando asumí, los indicadores eran otros: paz social, economía normal y creciente. El país venía creciendo a un promedio de 8,5 por año…
-La tendencia era ganar un terreno firme y de ahí seguir adelante, pero no retroceder.
-Exactamente, no retrocediendo. Lo que todos veíamos era que se venían momentos quizás ideales para transformaciones importantes en el país. Porque si algo hizo el gobierno nacional hasta diciembre de 2007 fue sacar al país del abismo en el que estaba. Y todos nos imaginamos que ésta sería la gestión de las transformaciones más importantes de nuestra generación. En alguna medida se está dando, pero no imaginábamos tantos conflictos.
-Hacía falta un contrapiso que podría ser el saneamiento financiero, poner en marcha el aparato productivo…
-Pero ya habíamos recuperado, por ejemplo, la independencia en las decisiones económicas al librarnos del FMI, que históricamente ha presionado a los países miembros a someterse a las economías neoliberales del mundo. Se había reestructurado muy bien el resto de la deuda externa con una reducción importante, había aumentado la producción, el consumo, las exportaciones, 3 millones de puestos de trabajo, se redujo la indigencia, plena vigencia de los derechos humanos, una Corte Suprema a la altura de las circunstancias. Todos los elementos como para que dijéramos: “Ahora sí viene la transformación”. Y eso era en gran medida lo que estaban esperando los argentinos: buscar -y lo estamos haciendo, con conflictos y problemas- la igualdad de oportunidades en este país.
-Y como correlato, una de las partes sustanciales en ese mensaje inicial era la convocatoria a todos los sectores porque, como decía el general Juan Domingo Perón: “Lo arreglamos entre todos o no lo arregla nadie”. ¿Qué produjo el sesgo para que usted se alineara tan completamente con el gobierno nacional?
-Percibo hasta hoy, y soy muy sincero aunque me haya costado alguna incomprensión transitoria, que la gestión de Néstor Kirchner y la continuidad de Cristina Fernández -aún con errores, defectos y algunas formas que no nos gusten- trabajan claramente en busca de la igualdad de oportunidades, el esfuerzo común, el poner un poquito cada uno. El tema fue por el campo. Y sobre el campo, me acuerdo que siendo diputado provincial a fines de los 90 y principios de 2000, en nuestro pueblo hacían cola los gringos en los bancos porque más del 55 por ciento de los campos estaban hipotecados en Entre Ríos. El valor del campo lejos estaba de llegar a las acreencias que ellos tenían, había casi un 40 por ciento de morosidad en los bancos.
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