Daiana Lucrecia Pérez Gomiero (Especial para ANALISIS)
Este cambio de paradigma no puede ser analizado por fuera del sistema escolar, y menos por fuera de los niños, generaciones futuras que deberán enfrentar las consecuencias de haber habitado el planeta a raíz de una relación ficticia entre la naturaleza y el hombre. Una relación que no sólo presenta signos de agotamiento, sino además síntomas de cambio que presagian ese colapso. Cambios que deberán ser articulados justamente en los sistemas escolares, en esta búsqueda constante de transformar las bases de una relación muerta entre el hombre y el ambiente. Un ambiente que además tendrá que ser estudiado no como un medio que rodea al ser humano, sino como parte de él. Sólo así un cambio cultural podrá apoyar a una educación ambiental que pretende dar vida a otro vínculo entre el hombre y la naturaleza.
La historia de la educación ambiental data de varios años, pero se puede localizar la década de los años 70 como los inicios de un análisis a nivel naturaleza, diferente del que se venía pensando en los organismos internacionales. Tal vez la Declaración de la Conferencia Intergubernamental de Tbilisi sobre educación ambiental (URSS, 1977) haya sido el momento clave en que los conceptos y categorías comenzaron a transformarse. “Allí se propuso una educación ambiental que no debe tratarse como disciplina aislada, sino como dimensión integrada al currículum escolar en su conjunto, para facilitar una percepción integrada del medio y una acción más racional y capaz de responder a necesidades sociales específicas”.[1]
Otra de las claves fundamentales para comprender la educación ambiental hoy, nos remonta a la década de los años 80. Allí también se produce un cambio de conceptualización imprescindible para sentar los cimientos de esta nueva relación hombre-naturaleza. En esos años la educación ambiental comenzó a relacionarse con una categoría indispensable: desarrollo sostenible. El concepto se concreta en los trabajos de la Comisión Brundtland (Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo, 1983), constituida a instancias de las Naciones Unidas.
Así fue como comenzaron a forjarse los fundamentos de la educación ambiental, principios que podemos observar en la provincia de Entre Ríos a partir de la creación del Programa de Educación Ambiental en el año 2007.
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