Silvio Méndez

Uno de los profesionales convocados para dirigir tareas de construcción del mandapeatón observó detenidamente el plano de la obra encargada. Miró de nuevo las medidas y los trazos bosquejados en la Dirección de Diseño Urbano Arquitectónico municipal e hizo un cálculo en la cabeza que no le terminaba de cerrar.

En la mesa de trabajo, en el segundo piso del edificio que la comuna posee en las Cinco Esquinas, funcionarios y representantes de la empresa privada que llevaría adelante las faenas ultimaban detalles para la realización de lo que aspiraba ser una de las obras emblemáticas de la ciudad con motivo de la conmemoración del Bicentenario.

El cálculo, hecho por el arquitecto una y otra vez, no le cerraba, a pesar de ya contar con alguna experiencia de trabajo en licitaciones públicas. Es por eso que casi tímidamente preguntó: “¿El ancho de calzada entonces va a quedar de 6 metros? Porque con ese ancho no pasan dos autos”. Con sorpresa, el subsecretario de Planificación municipal, Eduardo Loréfice, que encabezada la reunión, lo miro extrañado. Luego, repasó en el papel el detalle en el que no había prestado demasiada atención, justamente en el croquis donde se dibujaba la senda por donde pasarían los automóviles una vez hecho el mandapeatón diseñado para realizarse frente a la Catedral.

El bosquejo preveía sobre el ancho de calzada de 20 metros que ahí posee calle Monte Caseros, dos callejuelas elevadas al nivel del cordón de la vereda, tal como es la idea de la famosa construcción. Una, de 6 metros de ancho que iría serpenteando por el centro, y otra de 3 metros de amplitud, recostada sobre el actual cordón de la Plaza 1º de Mayo, por donde en un primer momento se planteó un carril donde pudiera funcionar una parada de taxis.

“¿Quién hizo este dibujo?”, preguntó Loréfice en voz alta, pero nadie respondió. “Bueno, si es así, habrá que modificarlo”, sentenció el funcionario, a lo que presta, una secretaria tomó la carpeta con el plano y la retiró para su reelaboración.

La historia sin fin

Con una marca improvisación; así nació una obra que al concretarse, podrá recordarse como emblemática de la gestión municipal.

En rigor, el mandapeatón forma parte de un paquete de infraestructura pública pensado para festejar el Bicentenario de la Patria. Es uno de los contados proyectos que obtuvo la financiación de Nación. De un total de 25 propuestas elevadas para la remodelación de distintos sectores de la ciudad, fueron los escogidos la elevación al nivel de la vereda del tramo de calle Monte Caseros que va entre 25 de Mayo y Urquiza –el mandapeatón–, junto con la ampliación de la Peatonal –entre La Paz y Colón– y los arreglos de Plaza Alvear y Plaza 1º de Mayo. El presupuesto total pautado entonces fue de 3,5 millones de pesos.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)