Hugo Remedi

La mayoría de los argentinos que han votado hasta el momento no quiere cambios. Así luce luego de un recorrido de 10 elecciones que ya se han llevado a cabo durante el 2011 en distintas provincias del país y que tiene como destino final el próximo 23 de octubre.

Al cruce de este viaje imaginario hacia la renovación de la Presidencia en la Argentina, surgió en su momento la convocatoria a internas abiertas, simultáneas y obligatorias.

Nacieron con un fin prefijado por el kirchnerismo en su momento para limpiar la membrana interna del justicialismo y están terminando su obra con un verdadero mamarracho de difícil resolución para la mayoría y el común de la gente.
La preocupación generalizada que surge del ánimo popular es qué pena hay en caso de no ir a votar, más que en saber qué es lo que tiene que definir el 14 próximo de cara a las urnas.

El domingo sólo es obligatorio elegir candidatos a Presidente y a diputados nacionales en Entre Ríos (y a senadores nacionales en otros puntos del país). Pero además, la gente se encontrará en el cuarto oscuro con una oferta electoral ampliada y que tiene que ver específicamente con candidaturas provinciales y comunales.

Esto de mezclar lo nacional con lo provincial agravó sobremanera la confusión entre la gente. Y, naturalmente, nadie del oficialismo, sea nacional o provincial, se preocupó demasiado por ofrecer propuestas de esclarecimiento. Por el contrario, el objetivo es mantener a la gente enajenada y sobre ese esquema alentar un disciplinamiento electoral que permita mostrarse de manera inmediata posterior al comicio como un sostenido apoyo social.

Para profundizar la llamarada, el proceso terminará siendo tan patético que, por ejemplo, quienes no participen de las internas por tener candidatos únicos podrán llegar en la ocasión a generar estropicios en internas en las que nada tienen que ver.

Ahora, si uno se parase hoy sobre una panorámica de la Argentina electoral de estos días, no hallaría demasiadas diferencias con lo que sucedía en el año 2007.

Euforia oficialista

De las elecciones que ya se han llevado a cabo, sólo en Catamarca perdió el oficialismo local. Luego, tanto en Salta como en La Rioja, Neuquén, Misiones, Tierra del Fuego y Capital Federal, sus respectivos mandatarios fueron reelegidos y en algún caso con una importante cosecha de votos, como pasó en Misiones. En Chubut, Santa Fe y Córdoba no hubo reelección, pero los ganadores emergieron como una expresión indisolublemente sucesoria de los actuales gobernadores de esas provincias.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)