Forman parte casi natural del paisaje de la ciudad como lo es también en muchas localidades entrerrianas y en otros puntos de la Argentina. En ciertas avenidas de acceso y egreso a Paraná se pueden ver las hileras de autos, camionetas e incluso camiones de gran porte, ocupando a lo largo y ancho las veredas. Vehículos que se exponen a los interesados en negocios informales de compra y venta de usados. En su gran mayoría –aunque no indefectiblemente–, en una modalidad y tipo de actividad que está vinculada a ciertos clanes familiares con ramificaciones filiales y vínculos económicos que se extienden incluso en otras provincias.
Esta problemática, muchas veces no tiene dimensión contable. Igualmente, hace unos años, el presidente de la Cámara del Comercio Automotor, Alberto Príncipe, hizo referencia a la gran cantidad de ventas de autos usados en un circuito paralelo, y que por ende no realiza tributos al fisco. En ese entonces, el dirigente empresarial sostuvo que el mercado marginal era del 40% en el país, tras lo cual planteaba la posibilidad de implementar medidas contra esta cuestión que afectaba al sector.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS del 26 de marzo de 1015)