Claudia Martínez
(Especial para ANÁLISIS)

“No,no y no”. Así respondía cada vez que le preguntaba si podía hacer una nota sobre su trabajo. Pero la insistencia, el mate y una torta de chocolate lo aflojó.

Jano, o Alejandro Colcerniani, dice que nació en Santa Fe porque Jano, su hijo, nació en Santa Fe. Que nació en Paraná porque su hija nació en Paraná y que nació en Montreal, “porque fui feliz en Montreal”, comienza describiendo.

“Nací en Katmandú que es una ciudad que adoro. Mirá si me gustará que dos cumpleaños de mi vida los pasé en esa ciudad”, detalla mientras el mate acelera la charla y el fotógrafo de ANÁLISIS hace su trabajo.

“Fue nada más que cumplir años, la primera vez a los 26, el eje de mi viaje a Katmandú, que no es la India sino que es Nepal. Pero todo vino porque había leído un libro, me llamó la atención lo que había leído en el libro y quise ir a conocer eso”, dijo inquieto.
—¿Qué libro era?
—Era “Flash”, que en el año ´88, cuando lo leí, se lo pasé a 30 amigos míos. El libro todavía existe y en realidad ahora se lo presté a mi hija que ya lo está por terminar. Yo se lo prestaba a mis amigos y ponía la fecha y el nombre de a quién se lo daba. Era de un francés que viajó por el mundo y en realidad viajó a Katmandú porque era la capital de la droga, ojo. Él viajaba así también. Quería ir a allá porque cerca de Katmandú había una ciudad que se llamaba KhalíKolá. Él contaba que caminaba por la montaña y llegaba a esa ciudad donde eran todos parientes. Por la forma que lo describía quería ir a ese lugar. Por supuesto que llegué, pero lo hice de una forma tan efímera, tan sonsa que no importaba. En realidad quedaba en la otra punta de donde es Nepal.

Jano en realidad nació en Capital Federal y en los 55 años que pasaron desde que nació, corrió mucha agua debajo del puente o, mejor dicho, hizo tantos kilómetros en su vida que ya cuenta las veces que estuvo en Nueva York, en la India o donde sea. Su vida es un viaje.

El 1 de febrero cumple años,“el día más lindo del año”, según él. Hace 32 años que es fotógrafo de Casa de Gobierno, ocupación a la que entró con Sergio Montiel en 1985 “gracias al súper papá Manuel Arrías, porque amen de lo bueno que fue conmigo, yo conozco a muchos chicos a los que les dio la oportunidad del primer trabajo, que es el más difícil. Aparte siempre creó cosas, tiene un corazón re grande. Aunque no lo vea nunca, siempre reconozco que él me llevó a esta forma de vida que tengo, si no estaría en Europa.

—¿Todavía no encontraste tu lugar en el mundo?
—Cuando era chico creía muy tontamente que pensaba que Katmandú o Nueva York (adonde fui 45 veces) eran mi lugar en el mundo. A mí me gusta. Me pongo en una esquina y veo la gente, no es que vaya a conocer, porque no voy a conocer nada. En el año ´89 vivía en Montreal, me encantaba vivir ahí, es casi perfecta; Canadá es un país casi perfecto, porque cuida a la gente, se trabaja bien, no hay quilombo, la policía es buena. Si te agarran robando, te dicen: “¿por qué robas? Te damos todo, ¿querés tu casa?, ¿querés comer?”. Tengo un montón de anécdotas que demuestran eso, que te cuidan. Yo ganaba muy bien ahí y en un época tenía tantas de ir a Nueva York, que por día me salía vivir ahí 55 dólares y yo ganaba 45, pero quería vivir ahí. Tenía dos trabajos: repartía volantes como hombre-sándwichy limpiaba en un local de comidas rápidas. Nada más. Pero cada vez que vuelvo a mi casa y atravieso la puerta, me doy cuenta que mi lugar en el mundo es ése: la puerta de mi casa.

Durante seis meses trabajó como camarógrafo en el viejo Canal 9. Desde entonces no paró. Meses después entró a Prensa de Gobierno.

(Más información en la edición gráfica número 1063 de la revista ANALISIS del jueves 27 de julio de 2017)