Álvaro Moreyra

Villa Fiorito es para muchos la cuna del fútbol, por más que este deporte haya aparecido mucho tiempo antes. Allí nació un tal Diego Armando Maradona, uno de los mejores futbolistas de la historia, si no el mejor, y desde sus orígenes en Los Cebollitas de Argentinos Juniors comenzó a mostrar y demostrar lo que fue años más tarde: el rey en lo suyo. En el medio hubo y hay muchos desarreglos vinculados con su vida personal, pero para este artículo son harina de otro costal.

Maradona es una de las personas más conocidas del planeta. No son pocos los que se atreven a asegurar que es incluso más conocido que el Papa, algo incomprobable pero que no extrañaría si fuera cierto.

Maradona tiene de todo, desde muñecos, hasta calcomanías o tatuajes suyos en fanáticos de todo el mundo. Tiene una calle, canciones, poemas y cuentos, pero había algo que no tenía, al menos hasta hace algunos años.

¿De qué se trata? De un club que lleve su nombre. Al menos por estos lares no hay datos que certifiquen la existencia de una institución bajo la denominación de Diego Maradona.
Eso sucedió hasta abril de 2013, cuando un grupo de futboleros decidió ponerle al club Asociación Social y Deportiva Diego Maradona.

Uno de los mentores del nacimiento de la entidad mariagrandense fue el periodista Aldo Leonardussi, conocido en el ambiente futbolístico de Paraná Campaña por relatar innumerables partidos desde que decidió volcarse al periodismo deportivo. Pasó por muchas radios y siguió las campañas de varios equipos, no solamente en el fútbol chacarero, sino que también lo hizo en competiciones nacionales.

(Más información en la edición gráfica número 1096 de la revista ANALISIS del jueves 16 de mayo de 2019)